Una noche para dar abrigo a más de 1.300 personas sin hogar

Una vez al año, y solo durante nueve horas, un voluntariado exprés recauda dinero para arropar a quienes duermen por las calles

Un voluntario reparte kits de abrigo a dos personas sin hogar que duermen en un cajero GUILLERMO NAVARRO

«¡Camión, camión!», se escucha en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo de Madrid. De repente, a medida que el vehículo estaciona en el patio del centro escolar, cientos de personas comienzan a hacer una cadena humana en la que algunas se encargan de ... sacar las cajas de su interior, otras de pasarlas y otras de abrirlas y colocar su contenido en el lugar adecuado. Todas contienen ropa de abrigo para dar a los sintecho que viven por las calles de toda España, comprada gracias a un voluntariado exprés que dura solo nueve horas.

Varios voluntarios descargan las cajas que contienen el material de abrigo G. NAVARRO

La iniciativa partió de Miguel Navarro-Rubio, un joven madrileño que, hace nueve años, mientras una ola de frío azotaba a España , se planteó cómo iban a sobrevivir durante esos días todas las personas sin hogar que deambulan por las calles de la capital. Decidió mandar un mensaje a sus amigos y conocidos más cercanos pidiéndoles donaciones para, en el mismo día, ir a comprar ropa de abrigo y repartirla luego entre los sintecho que encontrara por Madrid. Ese día participaron alrededor de 40 personas y logró recaudar 2.033 euros. El pasado viernes, cuando tuvo lugar la novena edición de esta iniciativa, se reunieron 143.025 euros de 2.160 donantes , que sirvieron para abrigar a más de 1.300 personas sin hogar en 33 ciudades de España.

Crowdfunding solidario

Para conseguir este objetivo es imprescindible contar con los medios necesarios. No solo por la organización, en la que también contribuye en gran medida la Fundación Bokatas , sino también para recaudar el dinero, que en este caso se donó a través de iHelp , una plataforma de crowdfunding solidario que permite aportar donaciones a esta causa solo desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde de ese mismo día , manteniendo así el concepto de voluntariado exprés. Con el dinero recaudado y el material comprado, los voluntarios preparan y reparten por las ciudades los kits de abrigo, en una mochila que contiene un saco de dormir, un forro polar, dos pares de calcetines, una camiseta térmica, unas mallas, una braga para el cuello, un gorro, unos guantes y una esterilla que, en muchos casos, sirve para aliviar los dolores de espalda que los cartones provocan en quienes duermen sobre ellos .

Una joven prepara kits de abrigo para posteriormente ser repartidos G. NAVARRO

«Esto es una maravilla. No tenemos palabras para agradecéroslo. Hoy dormiremos como nunca», celebran Tomás y David, dos personas sin hogar que llevan alrededor de año y medio durmiendo cada noche en el cajero de una sucursal bancaria de Madrid, cuando se les entrega el kit. El primero, de aproximadamente 65 años, lleva casi nueve viviendo en la calle, tras perder su trabajo y agotar las ayudas que le permitían sobrevivir. El segundo, algo más joven, se quedó sin hogar junto a sus padres hace poco menos de dos años, y vive en la calle para que, con la subvención que reciben en el núcleo familiar, sus progenitores, ya ancianos, puedan residir en un albergue a pocos kilómetros de la capital.

«La calle es peligrosa»

«Esto es muy duro, te encuentras a todo tipo de gente, muchos de ellos con problemas de drogas o alcohol. Nosotros, dentro de lo que cabe, estamos bien, pero vivir en la calle es peligroso, nunca sabes qué te puede pasar», comentan. Esta situación se la plantean también J. y F., dos sintecho de origen rumano que llevan viviendo siete años bajo unas lonas colocadas entre arbustos y que, el próximo 7 de diciembre, tendrán que desalojar, tras una orden policial. Conscientes de lo arriesgado que puede ser dormir a la intemperie , creen que la mejor solución será volver a su país y, en unos años, si es posible, regresar a España.

El objetivo, además de ayudar a que el invierno sea menos duro para aquellos que más lo sufren, es concienciar sobre la realidad existente en España–40.000 personas que viven en la calle, según las estimaciones de Cáritas – y acabar con los prejuicios de la sociedad sobre los sintecho: «Al contrario de lo que normalmente se piensa, las personas que viven en la calle suelen ser encantadores, no son ni agresivos ni problemáticos, son muy cariñosos y les encanta sentirse queridos », remarca Ana Franco, una de las voluntarias.

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