México, la tierra asolada por el coronavirus, será «conejillo de indias» para la vacuna

En la lista de la Universidad John Hopkins actualizada, el país mesoamericano contabiliza más de 591.000 infectados (octavo país del ránking) y 63.800 muertos por complicaciones derivadas del Covid-19, lo que le coloca como el tercero con más fallecidos del mundo, tras Estados Unidos y Brasil en volumen de defunciones.México es una tierra asolada por la pandemia y es por ello, con el objetivo de lograr un acceso rápido a la vacuna, que el Gobierno ha convencido a varios laboratorios para que experimenten sus fármacos sobre sus ciudadanos.

Al ofrecerse como «conejillo de indias», México conseguiría acceso preferencial para los tratamientos que hayan completado todas sus fases de desarrollo de manera exitosa. «Podemos tener las vacunas entre 6 y 12 meses más pronto que otros países al dejar que la fase III se desarrolle aquí», dicen a ABC fuentes de la Secretaría (Ministerio) de Exteriores mexicano.

Las cinco posibles medicinas que se ensayarán en México son las de estos laboratorios: Cansino Biologics (China), Walvax Biotechnology (China), Janssen Pharmaceuticals (EE.UU.), Sanofi y GSK (Francia, Reino Unido) y Sputnik 5 (Rusia). Desde la Secretaría de Exteriores nacional, explican que la intención es participar en todos los «esfuerzos multilaterales» para que la vacuna esté disponible cuanto antes y llegue a ser un «bien de acceso público». «Los primeros ensayos comenzarán este mes de septiembre y los últimos a finales de año», calcula este departamento del Gobierno mexicano.

De todas estas vacunas, la patente de Cansino recibió a mediados de agosto la aprobación del Gobierno chino y ya está siendo probada por el Ejército del país asiático. Cansino y Walvax han mostrado interés en producir sus fármacos en México para, desde ahí, distribuirlos por toda Latinoamérica, incluido Brasil, que sigue siendo el país de la zona más devastado, según dijo el secretario de Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, en rueda de prensa.

Janssen Pharmaceuticals es una filial del gigante estadounidense Johnson&Johnson, mientras que para la de GSK y Sanofi se está utilizando como base una tecnología que ya funciona en una vacuna para la gripe. Con respecto a la rusa, Sputnik 5, el presidente Vladímir Putin anunció el pasado 11 de agosto su certificación como la primera vacuna mundial contra el nuevo coronavirus.

Por otro lado, está la que desarrollan el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford (Reino Unido). Si es finalmente aprobada, este medicamento será producido en México y Argentina pero sus pruebas de fase III se realizarán en EE.UU, Reino Unido, Sudáfrica y Brasil. Se espera que los ensayos de esta vacuna, desarrollada con financiación de la Fundación Carlos Slim , el ciudadano latinoamericano más rico del mundo, se completarán entre noviembre y diciembre de este año. En caso de tener éxito, inicialmente se producirán 150 millones de unidades que serían exclusivas para todos los países latinoamericanos, a excepción de Brasil. Se estima que la farmacéutica Liomont envasaría 685.000 dosis diarias desde su planta en México.

«México fue el primer país que planteó en el G-20 el acceso universal a las vacunas», dijo Ebrard para expresar la voluntad del país mesoamericano por conseguir el mayor número de acuerdos que permitan lograr cuanto antes la producción de un antídoto para el Covid-19.

Por su parte, Eduardo Rosales Herrera, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, una de las más prestigiosas de América Latina, subraya que «México será territorio de prueba y de fabricación para la vacuna, esa será la aportación que podría llegar a realizar el país». «El objetivo del Gobierno –añade– es conseguir cuanto antes la vacuna para poder aplicarla a la población». Rosales Herrera califica de «fracaso y descoordinación» los infructuosos esfuerzos realizados por el gabinete del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para tratar de frenar el avance de la enfermedad.

De hecho, a López Obrador se le achacan un rosario de comentarios muy desafortunados en este tiempo de pandemia sobre el Covid-19. A inicios de marzo, cuando el nuevo coronavirus ya era global y Europa empezaba a encerrarse, el mandatario dijo que la enfermedad le vino a su país «como anillo al dedo» para que se viera el profundo cambio que había traído su gobierno, iniciado en diciembre de 2018. Más adelante, a finales de mayo, dijo que México había «domado» la pandemia, a pesar de que los casos no paraban de aumentar. De hecho, a finales de ese mes, el país registraba ya 85.000 contagios y 9.400 fallecidos. Esta misma semana ha acusado a España de manejar mal la pandemia, pero hoy, en México, la expansión del virus parece imparable. A menos que una solución inoculada y práctica lo detenga.