La mejora de los diagnósticos dispara por diez los casos diarios de coronavirus en China

Con la mayoría en esta provincia y en su capital, Wuhan, en total son ya unos 60.000 los casos confirmados hasta ahora y 1.368 muertos en China , más uno en Hong Kong y otro en Filipinas. Descontando esos fallecidos y los alrededor de 6.000 pacientes que se han curado, ahora mismo hay en todo el país más de 52.500 casos confirmados, de los que 8.204 están graves. Además, las autoridades sanitarias han detectado otros 16.000 casos sospechosos que están analizando.

Este dramático salto de las cifras oficiales se debe a un cambio en la forma de hacer los diagnósticos, que hasta ahora se basaban en pruebas de ácido nucléico . Pero la lentitud de este método, que puede tardar uno o dos días, y la falta de kits de pruebas, reconocida por las autoridades, han llevado a incluir en los nuevos diagnósticos los escáneres pulmonares que detecten la neumonía provocada por el coronavirus.

Debido a tales carencias, han fallecido por neumonía muchos pacientes a los que no se les habían hecho las pruebas del coronavorius, por lo que no figuran en los datos oficiales. « A partir de hoy, incluiremos el número de los casos diagnosticados clínicamente dentro del número de casos confirmados para que los pacientes puedan recibir tratamiento», anunció la Comisión Nacional de Salud, según informa el periódico «South China Morning Post».

Esta mejora de los diagnósticos ha disparado las cifras oficiales y ofrece una perspectiva más real de la epidemia, que todavía parece lejos de alcanzar su pico en el epicentro de Hubei. De hecho, la mayoría de los nuevos casos confirmados (13.436) proceden de su capital, Wuhan , donde se sospecha que se originó el coronavirus en el mercado de animales de Huanan. El principal temor es que, a medida que mejoren los métodos de detección y se amplíen a otras ciudades y zonas rurales de Hubei, suban aún más las cifras de contagiados y víctimas mortales.

Este cambio también coincide con la purga que el Gobierno central está llevando a cabo entre las autoridades provinciales de Hubei por no controlar la epidemia e incluso intentar ocultarla, lo que ha desatado la indignación social por todo el país. Según informa la agencia Xinhua, el secretario del Partido Comunista en Hubei, Jiang Chaoling, ha sido sustituido por el alcalde de Shanghái, Ying Yong, fiel aliado del presidente Xi Jinping. También ha rodado la cabeza del secretario del Partido en Wuhan, Ma Guoqing, reemplazado por un alto cargo de la provincia de Shandong, Wang Zhonglin.

Esta semana también han caído el director de la Comisión de Salud de Hubei, Liu Yingzi, y su comisario político, Zhang Jin. Además, por «dejación de funciones» ha sido destituido el subdirector de la Cruz Roja, Zhang Qin, que es gestionada por las autoridades chinas y se ha visto envuelta en un escándalo por no distribuir la ayuda humanitaria recibida. De igual modo, u na comisión especial de investigación está interrogando a los responsables municipales de Wuhan, como el teniente de alcalde Chen Xiexing y los jefes de distrito Lin Wenshu y Yu Song, para que respondan por los fallos en la contención de la epidemia. Dicha comisión ha sido establecida por el Comité Central del Partido Comunista, la cúpula del régimen, y al mando está el viceprimer ministro Sun Chunlan. En ella participa también uno de los protegidos del presidente Xi: Chen Yixin, quien dirige la Comisión de Asuntos Legales y ha sido llamado a poner orden en el caos de Hubei.

Junto a los ya purgados, los medios oficiales hablan de cientos de destituciones, investigaciones y avisos a cuadros del Partido y funcionarios de la Administración por no atajar la epidemia, tanto en Hubei como en otras provincias.

Para calmar la rabia que ha estallado por la muerte del doctor Li Wenliang, el oftalmólogo que avisó de los primeros casos a finales de diciembre y fue silenciado por la Policía, el caso está siendo investigado por un equipo de la todopoderosa comisión anticorrupción. Pero, al mismo tiempo, el régimen sigue censurando la información en las redes sociales y deteniendo a los activistas que, como Chen Qiushi y Fang Bin, documentan la situación en los desbordados hospitales de Wuhan.