¿Qué es mejor: aprobar la ESO con un 4 o impedirlo para reforzar la cultura del esfuerzo?

Desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) consideran que no se debería negar un título por dos suspensos porque ello conduciría al «desahucio educativo». A juicio de Pazos, el título de la ESO que existe al final de una enseñanza que es básica y obligatoria es la verdadera «anomalía» con relación a los países de nuestro entorno. «En el resto de Europa existe una certificación, en la que se pone de manifiesto aquello en lo que el alumno es competente para que le sirva de orientación. De esta forma, nadie se quede sin seguir con los estudios». Pazos defiende que la nota no debería figurar y por ello critica a la Lomce, que así lo establecía. «La nota es relativa. ¿Es mejor médico el que sacó un 10 que el que aprobó con un 5?. Ambos ejercen; es muy relativo».

«Nos oponemos a que se contemple en una norma la posibilidad de que un alumno pueda objetar dos asignaturas». Así de contundente se muestran desde el Sindicato de Profesores ANPE que considera que permitirlo provocaría un «déficit en el esfuerzo, que es consustancial al aprendizaje, y además, perjudicaría la calidad de la enseñanza pública», asegura Fernández Guisado. «Son alumnos de 16 años con responsabilidad, que tienen que saber que para aprobar hay que esforzarse».

Carles López está al frente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE). A su juicio, el debate del 5 es totalmente estéril. «Hemos hecho cálculos contando con el asesoramiento de matemáticos y la posibilidad de sacar un título de ESO con una media inferior a 5 es prácticamente imposible. Hay que aprobar 46 asignaturas de un total de 48, por lo tanto, no hay opción de suspender», explica López. Opina que «no se debe limitar a un alumno porque no le vaya bien en una materia o dos. Y muchos menos si son dos de casi 50», explica. El objetivo, señala, es asegurarse de que el alumno cuente con las competencias basicas».

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) fue el único miembro que apoyó la postura de ANPE, que consideró una «circunstancia anómala» la obtención del título de Graduado de la ESO por parte de alumnos que saquen un 4. Gutiérrez recuerda que esta situación no es nueva en España. «El problema existe desde 1990 y vuelve a ver la luz una cuestión que es totalmente irracional y escandalosa».

Permitir aprobar con un 4, asegura Gutiérrez, conduce a «una falta de esfuerzo generalizado que hace que muchos chavales vayan poco a poco bajando el listón. Por lo tanto, al llegar a etapas más difíciles se quedan sin herramientas para asumir los nuevos retos. Además de no tener una base sólida, el otro problema, va más allá del alumnado: el ser humano da valor a aquello que le cuesta conseguir. Por lo tanto, lo que viene regalado no se aprecia y en eso se van a terminar convirtiendo los estudios con situaciones como estas», concluye el presidente de CSIF.

Jesús Nuñez, presidente de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE), sigue la misma línea que ANPE y CSIF. Para esta asociación, «otorgar el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) sin superar todas las asignaturas supone una rebaja de la cultura de la exigencia y del esfuerzo que debe implantarse en en el sistema educativo español, y que, especialmente, debe promoverse como valor de superación y rigor en los alumnos».