El mayordomo del Papa será procesado en otoño acusado de robo con agravante

En unas breves declaraciones a la agencia ANSA, el abogado de «Paoletto» rechazó «absolutamente» que el mayordomo del Papa sea un chivo expiatorio. El letrado, que es un viejo amigo del mayordomo, lleva días insistiendo que su defendido actuó solo, sin ningún cómplice dentro del Vaticano.

La hipótesis de que el mayordomo haya organizado la filtración de más de un centenar de documentos confidenciales sin ningún cómplice o persona que le haya dado apoyo moral resulta difícil de creer, pero el abogado insiste en que su defendido «actuó solo y pensando en hacer un bien al Papa, por eso le ha pedido perdón en una carta personal».

La comisión investigadora presidida por el cardenal Julián Herranz interrogó a treinta personas a todos los niveles del Vaticano y presentó sus conclusiones al Papa, pero éstas se mantienen de momento en la reserva más absoluta.

Por ese motivo hay gran interés por la sentencia del juez instructor Piero Antonio Bonet, ya que será el primer documento oficial sobre un caso rodeado de intoxicaciones y de fantasías espectaculares de varios medios italianos, desmentidas casi diariamente por el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Es muy probable que el juez autorice también la publicación de la acusación formal presentada por el fiscal del Vaticano, Nicola Picardi, lo cual marcaría el comienzo de la transparencia en un caso caracterizado hasta ahora por el secreto más absoluto.

Paolo Gabriele, el único imputado hasta ahora en el caso «Vatileaks» fue detenido en su casa el pasado 25 de mayo y sometido a sesenta días de prisión preventiva. Al cabo de ese periodo, el juez Piero Antonio Bonet le concedió el arresto domiciliario a la espera de la sentencia de la fase de instrucción que concluirá en los próximos días con la sentencia formal de envío a juicio.

Según las previsiones realizadas por miembros del Tribunal poco antes del verano, el hipotético proceso daría comienzo en el mes de octubre y podría durar varios meses. El Papa puede dictar medidas de gracia en cualquier momento, pero en medios judiciales se espera que no lo haga antes de que concluya el proceso.