«Cuanto más aumente la temperatura, mayor será la intensidad de los huracanes»

Ahora, lidera el movimiento «Misión 2020», convencida de que ese año debe marcar el punto de inflexión para poder salvar al planeta . De esto hablará hoy a los diputados españoles en su comparecencia en la Comisión de Cambio Climático del Congreso.

-Usted ha acuñado una frase que es algo así como «Terco optimista climático» («stubborne climate optimist»), con la que se han hecho hasta camisetas. ¿Es usted optimista en este momento?

-Soy optimista porque veo que estamos descarbonizando la economía global. Los costes de las tecnologías han bajado dramáticamente. En la generación de electricidad, el coste de la energía solar ha caído un 90% en los últimos 10 años y un 80% el de la energía eólica, por tanto, ya pueden competir con los combustibles fósiles. En este momento el 23,7% de toda la electricidad es generada con renovables y creo que vamos a llegar al 30% para 2020 , que es más de lo que se había estimado. Cada año la Agencia Internacional de la Energía tiene que corregir al alza sus proyecciones. Y en cuanto al transporte, el petróleo y el diésel también están empezando a ser desplazados. Hay países, como Gran Bretaña, que han dicho que prohibirán la venta de vehículos de combustibles fósiles a partir de 2040 y tenemos muchos fabricantes que están diciendo que en los próximos 10 o 15 años ya no producirán más vehículos que no sean limpios.

-Viendo estos avances, ¿cree que la decisión de Trump de sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París puede dejarles anclados en el pasado?

-Sí, me preocupa que EE.UU. paralice la inversión en el desarrollo de las tecnologías avanzadas y se quede atrás, porque estamos en un momento en que cada año de avance es importantísimo. Y si el país llegara a quedarse cuatro años paralizado dejarían de tener competitividad internacional. Mientras, China está construyendo nueve megaplantas de producción de baterías de litio, porque saben que esa es la tecnología del futuro y quieren ser los líderes.

-La salida de EE.UU. del tratado climático no será efectiva hasta noviembre de 2020. Por tanto, seguirán participando en las cumbres del clima, la próxima dentro de un mes en Bonn. ¿Cree que podrían intentar boicotear las negociaciones?

-El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Según sus cláusulas, cualquier país puede abandonarlo, pero tiene que esperar a que pasen tres años desde su entrada en vigor. Políticamente Trump puede decir lo que quiera , pero legalmente no puede comunicar su intención de salir hasta el 5 de noviembre de 2019 , y después esperar un año más para que sea efectivo. Siguen siendo parte del Acuerdo de París hasta el 6 de noviembre de 2020. Las próximas elecciones norteamericanas son el 3 de noviembre de 2020. ¿Qué va a pasar ahí? Nadie sabe, pero este calendario tiene su gracia, hay un cierto humor universal en estas fechas.

-¿Y cuál cree que será su estrategia en la próxima cita en Bonn?

-Tienen varias opciones. Una es no presentarse. O pueden optar por presentarse y tener una actitud constructiva, que es la que han tenido durante muchísimos años, sobre todo teniendo en cuenta que la transición energética es imparable, sea cual sea el presidente. También podrían tener una actitud no constructiva , están en su derecho, pero no sé qué ganarían con eso. Lo veremos. Lo que sí sabemos es que en junio pasado hubo negociaciones previas y participaron constructivamente en las discusiones.

-Nicaragua acaba de anunciar que se sumará al Acuerdo de París....

Sí, Trump se queda solo en un club donde solo está Siria . Nada más que añadir.

-Hace unos días, la primera ministra británica, Theresa May, dijo que esta decisión de Trump amenaza la seguridad global tanto como las pruebas nucleares de Corea del Norte. ¿Qué opina?

-Me parece que eso es potenciar demasiado el efecto que puede tener EE.UU. Sería una amenaza directa a la seguridad mundial si los países en su conjunto decidieran no hacerle frente al cambio climático. Ahí sí tendríamos una amenaza real. Pero el hecho de que EE.UU. demore su contribución durante cuatro años —porque yo no lo interpreto como que están en contra — no creo que sea una amenaza. Ningún país por grande que sea su economía tiene la capacidad ni de haber causado individualmente el cambio climático ni de poderlo solucionar. Esa es la diferencia con una guerra nuclear.

-Pero las economías sí pueden liderar. ¿Quiénes están ahora liderando la lucha climática?

-China, lo lleva haciendo en los últimos cinco años, porque les interesa, porque saben que eso es bueno para su economía. En este momento son los mayores inversores en energía solar y eólica; los mayores productores de ambas tecnologías; están produciendo un vehículo eléctrico que cuesta 8.000 dólares y ya están considerando cuándo prohibir la venta de vehículos basados en combustibles fósiles. India, por su parte, ha establecido una moratoria de 10 años al carbón para permitir que las renovables entren en el mercado. Es muy interesante que las dos grandes economías entre los países en desarrollo estén tomando este liderazgo. Y ninguno lo hace por amor al planeta, sino por su propio interés económico . Esa es la fuerza motriz más poderosa. El hecho de que coincidan lo que es bueno para el planeta con lo que es bueno para la economía es una gran noticia, porque si tuviéramos que escoger entre las dos opciones ya sabemos cuál sería la elegida.

-La Organización Meteorológica Mundial ha vinculado por primera vez la intensidad de los últimos huracanes en el Caribe con el calentamiento global. ¿No es paradójico que Trump prometa donar un millón de dólares de su fortuna personal a los afectados por el huracán Harvey después de haber cancelado las partidas de EE.UU. a los fondos climáticos?

-(Sonríe) Es que estos días están pasando muchas cosas que uno no entiende , que no tienen mucha lógica, ni razón de ser ni coherencia. No puedo decir más, solo que es importante que seamos conscientes de que a más temperatura la intensidad de muchos fenómenos adversos, como los huracanes, va a aumentar.

-Si saliéramos ahora de aquí y se encontrara a Trump, ¿qué le diría?

-¿Qué le vas a decir a tus nietos ? Solo eso.

-¿Cree que su generación podrá dejar un mundo mejor al que encontró?

-Sí. No sólo tenemos la responsabilidad sino la oportunidad de dejar un mundo mejor, que no fue lo que pasó en la generación previa. El planeta que yo heredé de mis padres es un planeta disminuido por el cambio climático. Mi generación es la primera que entendió la ciencia, lo que estaba pasando y que, precisamente por eso, tiene la responsabilidad de dar la vuelta a esta situación . Esto no significa que podamos solucionar ya el cambio climático, porque el efecto de los gases que están en la atmósfera durará los próximos cien años, pero sí podemos cambiar la dirección de la economía global. Y lo vamos a hacer, estoy absolutamente convencida.

-Ahora usted lidera el movimiento Misión 2020 para que ese año marque el punto de inflexión climática. ¿Es esta la ventana de oportunidad que tenemos?

-Así es. Llevamos tres años con una estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la energía, no así en el del uso del suelo, mientras que la economía global ha seguido creciendo por lo menos al 3,5%. Emisiones y crecimiento económico se han desacoplado. Tenemos que aprovechar esta estabilización para hacer un punto de inflexión en 2020 y empezar a bajarlas. Y ese descenso es el que nos va a llevar a una economía con emisiones netas cero en 2050.

-Estuvo en la carrera para suceder a Ban Ki-moon. ¿Por qué quería ser secretaria general de la ONU?

-La negociación que construimos hacia el Acuerdo de París estuvo basada en una apertura de los países hacia la colaboración. Fue una negociación que giró de la confrontación, en donde estábamos situados, hacia la colaboración. Me parece que de esa experiencia de París se pueden derivar muchas lecciones aprendidas y que pueden ser aplicadas para muchos otros temas que lleva Naciones Unidas.

-Algunos han querido ver en ese cambio de actitud de la negociación de París el hecho de que el proceso estuviera liderado por una mujer, o sea, por usted. ¿Qué opina?

-(Risas) Como nunca he sido hombre no sé cómo contestar a esa pregunta.

-¿Y se sintió decepcionada por no salir elegida para estar al frente de la ONU?

-En primer lugar, me parece triste que no se haya aprovechado la oportunidad de elegir a una de las seis mujeres que había y que Naciones Unidas como institución no haya tenido nunca un liderazgo femenino. Y creo que no fue por ausencia de fuertes candidatas . Dicho esto, me parece que Antonio Guterres es el mejor de los candidatos masculinos , por estar empapado de los problemas de las sociedades y comunidades vulnerables en el mundo.

-¿Siguen faltando mujeres en los lugares donde se toman las grandes decisiones?

-Definitivamente sí. Si uno ve cuántas mujeres son CEO de compañías, son muy pocas. Solo el 1 o 2% de los CEO de las cien compañías más grandes del mundo son mujeres; en los consejos de dirección hay pocas también, lo mismo ocurre en los organismos internacionales. Todavía estamos atrasadísimos en eso , pero hay que entender que vamos con un retraso de miles de años. Tengo la esperanza de que mi generación sea la última que vea una diferencia tan marcada entre hombres y mujeres.