María Blasco: «En animales ya se puede retrasar el envejecimiento; pronto habrá tratamientos»

Preguntada por Nuria Ramírez de Castro, redactora jefe de la sección de Sociedad de ABC, sobre cómo debería cuidarse cada persona para prevenir el envejecimiento, Blasco ha explicado que el resumen es «cuidarnos más». «Hay varias cosas que están claras: comer menos de lo que a veces nos gustaría, no tener hábitos tóxicos como puede ser el tabaco, hacer ejercicio físico y controlar el estrés», ha pautado. Y es el que envejecimiento «no es una enfermedad» sino la causa de estas, y comienza «desde que somos un embrión». Desde ese momento «si algo empieza a ir mal determinará cómo vamos a envejecer y qué enfermedades vamos a tener», ha dicho ante el público presente en el CaixaForum de Madrid.

Sobre el límite biológico del ser humano, la directora del CNIO ha explicado que el objetivo «es poder vivir sanos más tiempo» pero no en condiciones «malas de salud», tal y como ocurre ahora. «Envejecemos igual que lo hacían los primeros humanos», ha incidido Blasco, quien prevé que para el año 2050 la incidencia de enfermedades como el cáncer o el alzhéimer se dupliquen porque la esperanza de vida cada vez es mayor sin frenar el envejecimiento. De ahí la importancia de vivir más años pero con mejores condiciones. «Estamos llegando a nuestro límite biológico, que son unos 120 años, pero desarrollando muchas patologías», ha descrito. En investigaciones con gusanos o ratones, por ejemplo, ya se ha podido retrasar el envejecimiento, y estos han terminado «viviendo más» porque son más jóvenes durante más tiempo«, ha explicado. Estos estudios podrán aplicarse en un futuro en nuevos tratamientos y enfermedades.

En el campo del envejecimiento, por ejemplo, se caminará hacia una medicina predictiva . Serán las tecnologías epigenéticas , tales como la medición de los telómeros –región de secuencias repetitivas de ADN en el extremo de un cromosoma–, en los que es experta, las que podrán detallar cómo es realmente el envejecimiento de cada organismo. Sin embargo, para el cáncer no existen marcadores aún que predigan el riesgo de sufrir uno en el futuro. «Hay tecnologías basadas en el ADN que pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir enfermedades, y tendría sentido incorporarlas al Sistema Nacional de Salud para saber cómo evoluciona la 'acumulación de errores' en nuestro organismo y el daño que estos suponen para el ADN, porque es el origen de las enfermedades y podría ayudar a las personas que están en riesgo», ha desgranado.

En cuanto al cáncer, María Blasco ha explicado que aunque para la comunidad científica se ve como una enfermedad compleja, este «no asusta» sino que brinda «oportunidades para probar tratamientos, combinar fármacos y buscar nuevas estrategias» con las que afrontarlo. Así, ha destacado que si en los pasados cinco años se produjo una explosión de la inmunoterapia para hacerle frente, quizá en el próximo lustro ocurra lo mismo con el análisis computacional del cáncer , que permita comprender «toda la complejidad de un tumor» con el desarrollo de la inteligencia artificial laborado «a la medida de cada paciente», porque no existen «dos tumores iguales».

Por otra parte, si en la pandemia del coronavirus fue clave el desarrollo de tecnologías de ARNm , que permitió que cada organismo produjera proteínas para prevenir la enfermedad (en este caso del Covid-19), el futuro de este campo, según proyecta Blasco, es que se utilice para el tratamiento, prevención y cura de otras enfermedades, como las relacionadas con el envejecimiento y las terapias génicas. «Los plazos dependerán de la inversión. Pero en menos de aun año se pasó de no tener nada a atacar al coronavirus con este tipo de vacunas y fármacos», ha predicho.

Sobre la fuga de investigadores , Blasco ha defendido la importancia de que los científicos «salgan» de su país y que tejan su propia «red de contactos». En su caso, tras trabajar en el Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa» dirigido por Margarita Salas, su paso de cuatro años por el en el Cold Spring Harbor Laboratory de New York le permitió conocer a otros investigadores de su ámbito. «Eso te permite ser una persona conocida en tu campo y competir», aconseja a los científicos.