¿Malos olores?

«La cavidad oral es la primera candidata causante de los malos olores. Un examen minucioso puede revelar sarro. Éste, como tal o ya calcificado en forma de placa dental, se sitúa preferentemente en la unión gingivodental de incisivos, caninos, premolares y molares», nos comenta el veterinario Javier Álvarez de la Villa. Cuando el veterinario lo muestra a un propietario, éste queda frecuentemente sorprendido entre preocupado, y cómo no, algo asqueado también es natural. El sarro no es agradable, es evidente, pero peor aún ,puede predisponer a patologías sistémicas que afecten a corazón, riñón, ojos, etcétera. Créanlo, no es exagerado.

Las bacterias van penetrando poco a poco hasta alcanzar el interior del alveolo dental. Allí tendrían vía libre hacia el lecho vascular y por vía hemática podrían dispersarse por todo el organismo. Así, en el corazón, las mismas bacterias encuentran en las membranosas y delicadas válvulas , un hogar de excepción. Se quedarán, proliferarán y serán responsables de un número elevado de los conocidos Soplos cardíacos. Esto está refrendado por las estadísticas. Los números son para asustar. En caniches , un estudio responsabilizó al origen bucal, un 90 % de endocardiosis ( problemas valvulares cardíacos). «A nivel renal, las mismas bacterias tienen un campo de actuación ideal. Lo malo es que riñones sólo hay dos . Son muy delicados y no se regeneran . Podrían aparecer diferentes tipos y grados de procesos renales crónicos», asegura el veterinario del Centro Veterinario Víctor de la Serna de Madrid. Muchos terminan finalmente en la temida insuficiencia de este preciado órgano.

En los ojos, las bacterias de la boca se suelen situar en la capa interna más vascularizada. Se produce Uveitis, es decir, el ojo se inflama por dentro. El tratamiento ha de ser enérgico, la salud visual está fuertemente amenazada. ¿Increíble , no? «Todo lo que hemos podido decir de un olor. Menos mal que era molesto, nos alertó y acudimos al centro veterinario. Luego lo solucionamos con una esmerada limpieza mediante ultrasonidos bajo una moderada sedación», comenta el doctor Álvarez de la Villa . Es evidente, y los lectores lo estarán pensando, que se debería siempre prevenir. Aprender a limpiar la boca a los cachorros para que sean colaboradores en la edad adulta, ofrecerles alimento que les obliguen a masticar, y últimamente está muy en boga favorecer el contenido enzimático de la saliva con la ayuda de apetitosas pastas.

El olor puede venir de la piel. El pliegue labial del Cocker Spaniel y razas parecidas , será un claro ejemplo. En la profundidad de dicho pliegue se acumula la saliva, fermenta y produciendo un olor entre putrido y dulzón. Puede ser difícil y una prueba de amor, soportar el acercamiento de nuestra querida mascota. Pero además, con el tiempo, la dermatitis aumenta, pudiendo originar dolor y molestias intensas. Es incluso frecuente que nuestro perro llegue a cambiar de carácter.

Muchos patrones de agresividad inter familiar derivan del dolor crónico. Vemos con este ejemplo también que, a parte de molesto para nosotros, puede ser muy negativo para la salud de nuestra querida mascota. Para seguir con la piel, el olor a rancio es también frecuente, como a «mantequilla pasada». Un examen minucioso puede revelar dermatitis seborreica que en ocasiones es muy evidente en forma de «lluvia de caspa» que decorará nuestro hogar , pero en otras de manera casi imperceptible pero sí evidente bajo el examen de un dermatoscopio. La caspa, el pavor de la inmaculada solapa de muchas personas, es en perros un problema no menor. Huele mal, sobre todo cuando se mojan, como a «bacon pasado». «Pero lo peor es que detrás de la dermatitis seborreica, pueden esconderse causas como los ácaros de Cheyletiella, el hipotiroidismo, las enfermedades sistémicas y las carencias nutricionales”, nos confirma Javier Álvarez de la Villa. Así que un olor puede ser más o menos molesto, pero casi siempre nos estará avisando de algo más o menos grave para nuestra mascota. Les parecerá increíble y exagerado, pero en ocasiones el olor es tan fuerte y evidente, que desde la sale de espera ya sabe el veterinario el motivo de la visita.

El mal olor puede ser así debido a otitis muy intensas. Las secreciones se han ido acumulando en el oído externo. El proceso inflamatorio evoluciona a peor, produciendo exudados purulentos y sanguinolentos con putrefacción derivada de una carga de germenes patógenos insoportable. Los perros y los gatos sufren con estos procesos como nosotros con un fuerte dolor de muelas. Además las otitis pueden profundizar hacia oído medio originando enfermedad sistemica , sordera y alteración del equilibrio. Demos gracias de nuevo al olor que nos ha avisado. La medicina Veterinaria actuará eficazmente, no sólo para eliminar el olor. Primeramente para que nuestra mascota deje de sufrir , mediante analgésicos apropiados ; en segundo término, para eliminar la intensa infección, y finalmente, se adoctrinará al propietario acerca de las preceptivas pautas terapéuticas.

Otro olor muy importante, es el olor metabólico. Nuestro perro o gato huele diferente y lo hemos captado. Algo ha cambiado y nos preocupa. Así, el olor urémico , es decir, que el aliento huele como a orina nos podría avisar que algo no va bien. Un análisis inmediato informa con frecuencia de una disfunción renal más o menos grave. En ocasiones se podrá instaurar el tratamiento para evitar que la enfermedad progrese fatalmente. En otras ocasiones por desgracia, será demasiado tarde.

Otro olor dulzón en el aliento puede indicar diabetes y cetoacidosis díabética. Aquí también puede ser el olor un aliado, un signo de aviso para poder instaurar un tratamiento eficaz. La lista de olores continúa, y otros ejemplos son las disfunciones hepáticas con olores amoniacales, las disfunciones gastrointestinales con dispepsias, etcétera, que se reflejan en lenguas pastosas y alientos más o menos cargados y otros.

Terminamos hablando someramente de los molestos meteorismos. Son más frecuentes en cachorros y en algunas razas. El olor sulfuroso puede ser tan impertinente en nuestra mascota que nos llegue a preocupar, e incluso, a sonrojar. Normalmente indican un proceso de mala digestión. Las proteínas no se digieren ni absorben por completo en el intestino delgado. Podrían pasar al intestino grueso produciendo allí fermentaciones anormales y flatulencias indecorosas, molestas y anormales. Se pueden evitar. En ocasiones su veterinario cambiará la dieta, en otras los hábitos alimentarios y otras veces, favorecerá mediante probióticos específicos para la salud digestiva de su perro o gato.

Por último y según hemos podido ver el olor nos avisa. Hay que agradecerle su papel de aliado, de señal preventiva de posibles estados patológicos. Es curioso que este sentido, el olfativo, tan desarrollado en el perro, sea elemento de utilidad humana científica de primer orden en la lucha contra la enfermedad. Actualmente son los perros importantes aliados en la detección del cáncer, diabetes, epilepsias y otros estados patológicos. Es decir , los perros educados en esta función descubren, antes que las propias máquinas diagnósticas, los estados de enfermedad humanos. Gracias a ellos muchas personas podrán salvar su salud. Vemos que el olor no sólo es molesto, es además un aliado a tener muy en cuenta. Si algo ha cambiado, acuda a su Centro Veterinario , sin complejos. Como ya hemos visto, puede ser importante, nadie podrá achacarle de exagerado. Como siempre les decimos, es mejor prevenir que lamentar.