¿Es tan mala la idea de bombardear la lava para salvar las edificaciones en La Palma?
Esta técnica ya se ha utilizado en dos ocasiones anteriormente en el Monte Etna aunque los resultados fueron considerados «insuficientes»
L. Bautista/S.S.
En las últimas horas han causado polémica las palabras del presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, que ha sugerido «bombardear» la lava desde aviones militares para modificar el trayecto de las coladas lávicas y minimizar así el daño a edificaciones, cultivos e ... infraestructuras. Durante una tertulia en el magazine radiofónico 'El espejo canario' el político ha justificado que «un avión o drones que vuelen y puedan dejar caer una pequeña bomba explosiva» con «tecnología muy fiable y a una altura razonable», podría «orientar la lava en una dirección» .
La idea de utilizar bombas para frenar el avance de la lava no es nueva. En Sicilia, durante las erupciones del Etna de 1983 y 1991-1993 , se utilizó esta técnica cuando la lava amenazó algunos centros habitados situados en las laderas del volcán. Los explosivos no se lanzaron desde aviones militares sino que fueron colocados desde tierra de forma precisa para modificar la morfología del terreno y desviar la lava, después de una atenta planificación, según informa Lorenzo Pasqualini, geólogo de Meteored (tiempo.com).
Sin embargo, el entorno del Etna es muy distinto al de Cumbre Vieja; los pueblos italianos están situados a una distancia bastante mayor de las bocas eruptivas. También es importante la diferencia de desnivel en ambos casos: en el Etna hay mucho recorrido, tanto en longitud como en altura, antes de que la lava alcance los centros habitados.
El bombardeo al Etna
Estos explosivos se utilizaron por primera vez en el volcán siciliano el 14 de mayo de 1983, cuando la lava amenazaba dos centros habitados, y se considera la primera intervención de este tipo en Europa.
Programada por vulcanólogos italianos apoyados por expertos en explosivos originarios de Suecia, esta acción encontró muchas críticas, tanto por parte de otros vulcanólogos como de ambientalistas. Incluso sus resultados fueron considerados «insuficientes» por una parte importante de expertos, aunque también existe debate sobre este tema. Con esta explosión se obligó la lava a fluir en un canal preparado previamente por el Ejército.
Diez años más tarde, en la erupción del 1991-1993 volvieron a utilizarse los explosivos . Inicialmente se intentó modificar la colada lávica –que amenazaba el pueblo de Zafferana– construyendo diques y lanzando bloques de hormigón desde los helicópteros. Al final, en el mes de mayo de 1992, los explosivos volvieron a ser utilizados (en total fueron 7.000 kilos) para forzar a la lava a entrar en un nuevo canal previamente preparado.
Tanto en este último caso como en el de 1983, el debate sobre el uso de explosivos para desviar las coladas lávicas y su eficacia ha sido muy intenso en Italia.
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