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Salir con lo puesto cuando llega la lava: «Papá, no olvides los papeles importantes»

Los vecinos se afanan en sacar sus últimas pertenencias antes de que la lava arrase esta pedanía de La Palma

Cuántos volcanes activos hay en el mundo

Sigue en directo las últimas noticias sobre la erupción

Personal de Emergencias y Bomberos ayudan a las personas de La Laguna a la evacuación FOTOS: IGNACIO GIL | Vídeo: ABC Multimedia
Helena Cortés

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Con el rugido constante del volcán como recuerdo de la amenaza, el olor a azufre y la ceniza cubriéndolo todo, los vecinos de Todoque se afanaban el martes en sacar de sus casas lo poco que podían cargar en un par de furgonetas. Eran, por ahora, los últimos de los casi 6.000 desalojados que ha dejado la erupción de La Palma. Sabían que en unas horas, la lengua de material volcánico que avanzaba hacia el mar convertiría su pueblo de 1.200 habitantes en historia.

Hasta que la lava comenzó a devorar Todoque, solo se podía entrar a este pueblo escoltado por los servicios de emergencias. A dos kilómetros de la zona cero, en La Laguna, donde la ceniza suspendida en el ambiente empezaba ya a advertir al visitante de que entraba en territorio del volcán, bomberos y Protección Civil trataban de organizar las entradas escalonadas de las furgonetas en las que los vecinos cargaban los recuerdos de toda una vida.

Aún resistía, en el centro del pueblo, la Iglesia. Al menos habían podido rescatar todo lo que había en su interior, aunque haría falta un milagro para que se mantuviese en pie. En las calles aledañas, todo era desolación y un ir y venir de vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Protección Civil y de particulares. Pequeños negocios, el bar, la asociación de vecinos de la zona… todo estaba vacío. Un grupo de jóvenes, al borde de las lágrimas, cargaba en el coche ropa y muebles. Los reporteros también se emocionaban. Tras cinco minutos de trajín, los bomberos pidieron que se despejara la zona corriendo. Y los sollozos, en medio de la carrera, se convirtieron en lágrimas vivas. De rabia, de impotencia. No pudieron sacar nada más .

Muebles en los coches de los vecinos de Todoque, que han tenido que ser evacuados Ignacio Gil

Otros tuvieron más suerte y pudieron cerrar la puerta de su domicilio con llave, tras recoger los documentos, ropa, recuerdos, televisores, colchones, electrodomésticos.... « Que no se te olviden los papeles importantes, papá », pedía uno de los que andaban en plena evacuación. «Quiero dar un abrazo enorme a todos esos vecinos y conocidos que se han quedado ya sin casa. Somos casi hermanos ya, aunque antes nos veíamos de vez en cuando, ahora el volcán nos ha unido y somos todos una piña y nos ayudamos», contaba entre orgulloso y emocionado su progenitor.

Un proceso de duelo

Mientras continuaban las labores de desalojo, dos adolescentes miraban con curiosidad a los periodistas que contemplaban la escena, al tiempo que sus padres cargaban sus recuerdos . El mayor llevaba una pequeña televisión, pero en cuanto se deshizo de ella dio un abrazo a su hermana pequeña. «Todo va a ir bien», le susurró bajito, resistiéndose a darle un abrazo aún más fuerte que el de su hermano mayor. «Sí», respondió sonriente.

« Esto es un proceso de duelo . Nosotros ayudamos a la gente que tiene que dejar sus casas a que sepan a qué fase se están enfrentando: ira, negación... Viven sentimientos encontrados , dejan atrás toda una vida irrecuperable. A diferencia de lo que ocurre con un incendio, aquí lo pierdes todo, casas y todo. Nosotros les acompañamos y lidiamos con la crisis de ansiedad», señala Carmen Linares , psicóloga de emergencias y decana del Colegio de Psicología de Tenerife. «Nuestra labor no está contemplada en los planes de emergencias, pero lo hacemos porque creemos que la población nos necesita», añade.

Lo mismo le ocurría a María Noelia García Leal , alcaldesa de Los Llanos de Aridane, que paseaba de un lado a otro colgada al teléfono. Prefería no responder a la prensa, estaba volcada con los vecinos. «Espero que lo entiendas», se disculpó.

En Tacande

A pesar de que la orden de evacuación de Tacande se dio el lunes por la noche, después de que se abriera una nueva boca del volcán, Protección Civil permitió el martes que algunas personas se acercaran para ver el reguero de destrucción que iba dejando el río de lava. Una jubilada canaria, Mar, contemplaba la escena catastrófica desde el mirador privilegiado que descubrió por casualidad: la azotea de una casa evacuada. «Yo tenía seis años en la erupción del Teneguía, lo vi en la televisión en blanco y negro, y fue espectacular. Siento que la gente haya perdido casi todo, pero los que vivimos en Canarias sabemos que esto es un volcán, que puede suceder. Mi familia me dice que estoy loca, pero si crucé el oceano Atlántico para ir a Guatemala a ver el volcán Pacaya, ¿cómo no voy a venir a ver esto, que son dos horas en barco?».

Una mujer llora tras ser evacuada de su casa de Todoque Ignacio Gil

Mar recuerda que durante «la erupción del Teneguía no había los adelantos que tenemos ahora , pero fue una pasada», dice, sin ocultar la fascinación que siente por «las cosas de la naturaleza, porque contra esto no puedes luchar».

Los Reyes visitan la isla

A los cientos de personas que han perdido sus viviendas, sepultadas bajo la lava, el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres , les aseguró el martes que tratará de «buscar fórmulas» y atender esa «absoluta necesidad». Torres también anunció que Sus Majestades los Reyes visitarán mañana La Palma para acompañar a los afectados por el volcán y destacó que todos los presidentes autonómicos «sin excepción» habían trasladado su apoyo y solidaridad a la sociedad palmera. «Toda España y toda la comunidad internacional está en estos momentos con la isla de La Palma», afirmó.

Anoche se seguía muy pendiente del momento en el que la lava, que ha ido destruyendo todo lo que encontraba a su paso, viviendas y zonas dedicadas a la agricultura, se encontrara con el mar. Como consecuencia de la menor inclinación del terreno, entre otras causas, la lengua avanzaba hacia la costa a una velocidad mucho más reducida que en los momentos inmediatamente posteriores al inicio de la erupción, al pasar de 700 a 200 metros por hora. Tal como explicó el presidente canario, el encuentro sería «un momento crítico». De hecho, recordó que durante la erupción del volcán Teneguía, ocurrida hace 50 años, la única víctima mortal que se registró fue como consecuencia de los gases que se originaron cuando la lava incandescente entró en contacto con el agua del mar.

Mientras la noche caía, la lava seguía avanzando hacia el mar y cientos de palmeros afrontaban una de las noches más dolorosas de sus vidas tras despedirse de sus casas.

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