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Jóvenes en retirada: la vuelta a casa de mamá y papá

Tenían trabajo, ilusión y proyectos de futuro. Se independizaron. La crisis les obliga ahora a regresar con sus padres

Jóvenes en retirada: la vuelta a casa de mamá y papá BELÉN DÍAZ

josefina giancaterino stegmann

Dicen los optimistas que a veces es mejor retroceder para poder coger impulso. Otros, escépticos, consideran que fracasan al bajar un peldaño. En Estados Unidos, no solo las crisis se ven como oportunidades sino que los proyectos que se tuercen se conciben como una prueba necesaria para «triunfar». Pero claro, su crisis no es de la magnitud de la que se vive en España , que obliga a muchos jóvenes que se abren al mundo a echar la mirada atrás, o mejor dicho, al hogar familiar, para empezar de cero. Según un estudio sobre emancipación de jóvenes españoles de la Fundación «la Caixa», la crisis influye en el retraso en la salida del hogar familiar . Pero los afectados no son solo los que aún no han «cortado el cordón umbilical», sino también aquellos que se han ido y tienen que regresar.

Las experiencias de vuelta al nido no son traumáticas, el reencuentro con los padres permite una «segunda oportunidad» para reestablecer los lazos. Lo que pesa es la letanía que supone enviar curriculum sin éxito o realizar trabajos sin esperanza de estabilidada. Aun así, los jóvenes, lejos de encasillarse en injustas etiquetas como la del «ni-ni», dan un paso al frente. Como las aves migratorias, aunque al final tengan que regresar al nido, levantan el vuelo y emprenden el viaje.

Para lo que haga falta

«No paro de moverme», cuenta Miguel Delgado Pantoja , madrileño de 30 años, licenciado en periodismo en la Universidad Complutense de Madrid que ha vuelto a vivir con sus padres a Moratalaz. Miguel tiene un interminable curriculum y mucho entusiasmo. Se dedica a editar vídeos . Con ayuda de sus padres ha adquirido un ordenador Mac para poder trabajar.

«Nosotros lo ayudamos en lo que haga falta», comenta Sergio, su padre, de 59 años, prejubilado luego del ERE que hizo Radio Nacional en 2007. Sergio le ha transmitido a su hijo el amor por la profesión así como el padre de Sergio, Teodoro Delgado, lo hizo con su hijo. Teodoro fue fundador del periódico «7 Flechas» , dirigido a los españoles de toda Europa. Miguel es la tercera generación de los Delgado que se dedica al periodismo.

Hizo un Máster en Realización que pagó con ayuda de sus padres. «He trabajado en muchos lugares pero nunca gané lo suficiente para independizarme definitivamente».

«Me fui como mileurista»

Se fue por primera vez en 2008 «cuando era mileurista», aclara. «Me salió trabajo en Castilla-La Mancha y me fui para allá, pero cuando se acabó el contrato, tuve que volver». Para Miguel, la vuelta no fue problemática, «una vez que te independizas y vuelves, la relación con los padres mejora». Finalmente, optó por darle un giro a su vida: «Decidí hacerme “free-lance” y trabajar desde casa ». Miguel no está desmotivado: «Acabo de abrir una página web con mis trabajos», comenta. Su futuro no está en España. «Nos tenemos que ir todos fuera », afirma. Partirá a Chile en los próximos meses. «Mis padres me apoyan», asegura. «Me gustaría que trabajara en España, pero si “Miki” puede crecer fuera, adelante», afirma su padre.

«Nos tenemos que ir todos fuera», afirma Miguel

Para Teresa (prefiere no dar su nombre real), madrileña de 30 años, la vuelta a casa no ha sido traumática aunque quiere independizarse. «Mis padres están jubilados, tienen una edad en la que no deben cuidar de mí sino que yo debo cuidar de ellos». «Hablo tres idiomas, trabajo desde los 18 años , no he sido una vaga», aclara, convencida de que no es responsable de la su situación. ¿Hay responsables? «Yo no le echo la culpa ni a este gobierno ni al anterior, lo que hay es una forma de pensar equivocada».

Estudió Bellas Artes en la Universodad Complutense . Su oportunidad surgió en 2008 cuando se fue a Brasil a trabajar como escenógrafa. Al regresar a España, la llamaron de una productora de televisión. «Fui ayudante de arte y colaboré en programas como Fama, Gran Hermano, etc.», cuenta riendo mientras los enumera. «En la productora se inventaron un contrato según el cual me podían echar cuando quisieran». Pese a ello pudo salir de casa y se mudó al centro de Madrid. Brasil volvió a aparecer en sus planes: «Olía que las cosas se pondrían peor», lamenta. «Preparé los papeles y por el endurecimiento de la política de inmigración brasileña me denegaron la visa». Teresa está en casa desde abril de este año. «Mi madre me apoya pero también siente tristeza», cuenta. ¿El futuro? «O cambiar de profesión o marcharme». Su próximo paso será Londres.«Con 20 años irse a probar suerte puede ser divertido, pero yo no tengo fuerzas para empezar de cero con 30».

Juan confía en un futuro mejor y, sobre todo, en sí mismo

Juan García Soria, barcelonés de 26 años, es más categórico: «la vuelta a casa ha sido una decisión impuesta, es un pequeño paso hacia atrás».Estudió Biología Sanitaria en la Universidad de Barcelona. Al acabar, se apuntó en un máster en Biotecnología de la Salud y se fue de casa rumbo a Madrid. A través de éste consiguió trabajo en una farmacéutica: «Hicieron un ERE que impidió mi continuidad», lamenta. Los planes de Juan cambiaron de rumbo: «O me quedaba en Madrid o volvía a Barcelona alargando la estancia en casa de mis padres hasta que saliese algo fijo. Elegí la segunda opción». Juan dice que esta es una mala época para buscar trabajo pero él está siempre alerta. Confía en un futuro mejor y sobre todo, en sí mismo.

Cristina P. es madrileña, tiene 24 años y lleva dos años en casa. Estudió Creatividad Publicitaria y tiene un máster en «visual merchandising». Salió de casa por primerz vez con 18 años. Volvió a casa a los 20 porque los gastos no le permitían solventarse . Aunque al tiempo, los vientos cambiaron de dirección: «Encontré un curro en el que me pagaban bien y me pude ir a vivir sola nuevamente». La emancipación se prolongó hasta los 22. «Mi madre, se quedó en el paro y en ese momento me pidió que regresara».

Actualmente vive en Vallecas con su madre y su hermano del que dependen económicamente.«Regresé para ayudarla pero ahora, que quiero irme nuevamente no puedo hacerlo», comenta. Cristina trabaja en una tienda de cosmética natural haciendo «lo suyo». «El problema es que no se me paga como tal sino como dependienta». Cristina asume la realidad de su país y la propia. Al preguntársele por el futuro, dice: «Me voy a Canadá», como si de una obviedad se tratara. Lo extraño, parece ser, es quedarse en el país.

Los jóvenes no ocultan su indignación. Reconocen que la vuelta a casa es positiva para las relaciones familiarespero ninguno de ellos quiere quedarse. Han vivido la emancipación y saben que ahora es su oportunidad , como antaño lo hicieron sus padres, para partir. definitivamente.

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