Los obispos abandonan a España
Si no afrontan cuestiones tan graves como los indultos no es porque no tengan magisterio precedente, sino porque hay una voluntad de mirar para otro lado

Cuando Juan Pablo II tomó las riendas de la correcta interpretación del Vaticano II, se decía que los obispos españoles tenían tortícolis de mirar a Roma.
¿Sabemos hacia dónde miran ahora? Esta semana, en la que se ha producido uno de ... los actos más graves de la reciente historia política y jurídica de España, los obispos miembros de la Comisión Permanente- órgano de seguimiento- de la Conferencia Episcopal estaban reunidos en Madrid. Después de un intenso debate sobre los indultos, la conclusión fue que el obispo Secretario para todos los incendios, monseñor Luis Argüello, saliera a 'lidiar' con el tema en la rueda de prensa cuando le preguntaran los periodistas, con la indicación de hacer piruetas argumentales para no dejar en evidencia a los obispos catalanes y para dar un paso más que pudiera contentar a los constitucionalistas. Algo que no ocurrió.
Salvadas las excepciones, la sensación de que los obispos, en esta cuestión, han abandonado España, por no decir que han abandonado a España, es desalentadora. En determinados medios católicos en los que crece la desafección hacia algunas actuaciones episcopales circulaba un erróneo tuit que decía: « Es forzoso reconocer que la Iglesia católica en este país tiene un largo historial de deslealtad nacional. A esto se debe en parte la dificultad para construir el Estado nación en el XIX».
Al margen de que este comentario se equivoca en sus implícitos históricos y conceptuales, si los obispos no afrontan, de forma clara, cuestiones tan graves para el presente y el futuro, no es porque no tengan magisterio precedente, sino porque hay una voluntad, consentida o no, mayoritaria o no, de mirar para otro lado. Esto implica que la sociedad española, no solo los católicos, pierde una referencia de juicio moral que hasta ahora era factor determinante del 'ethos' público, que no es solo político. Si los obispos no hablan claro, que no se quejen después. Si una de las cuestiones capitales, de los siglos XIX, XX, y por desgracia XXI, es articular España como un verdadero Estado nacional en el contexto de su historia, ¿no tienen nada que decir los obispos?
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