Italia se encamina al toque de queda a partir de la seis de la tarde

Está previsto que el decreto con nuevas medidas restrictivas sea aprobado por el primer ministro, Giuseppe Conte, este lunes. El plan lo ha discutido el Gobierno este domingo con los presidentes de las regiones. El primer ministro se ha resistido a tener que cerrar el país más de lo que, en principio, había estimado. Conte hubiera preferido imponer solo algunos bloqueos parciales, en aquellas regiones o capitales donde el virus se expande con especial rapidez. Pero algunos miembros del comité científico han presionado por imponer medidas más duras. La decisión definitiva se adoptará el lunes.

El toque de queda se acompañará de otras medidas nacionales, entre las que cabe destacar la prohibición de la movilidad entre las regiones , salvo por comprobadas exigencias de salud, trabajo o emergencias. Limitar la movilidad a los confines internos es considerada por el Gobierno como una medida fundamental, para evitar que en las zonas con menos contagiados pueda crecer la curva epidemiológica. Además, los centros comerciales cerrarán al menos en los fines de semana, y se imponen las clases a distancia en forma telemática en las escuelas superiores.

Algunos presidentes han propuesto limitar la movilidad solamente a las personas mayores de 70 años. Sobre esta hipótesis ha llevado la voz cantante el presidente de la región de Liguria, Giovanni Toti, con una explicación que ha recibido muchas críticas: «Nuestros ancianos son los más afectados por el virus y son los que más necesitan ser protegidos: son personas que no son indispensables para el esfuerzo productivo del país. ¿Por qué no se realiza ninguna acción en esta categoría? Sería una locura cerrar en casa a tantos italianos para los que el Covid suele tener leves consecuencias, bloquear la producción del país, frenar la escuela y el futuro de nuestros jóvenes y no plantearse ninguna intervención sobre los que realmente arriesgan», ha dicho el presidente de Liguria, Giovanni Toti.

Los presidentes regionales y alcaldes tienen la posibilidad de imponer medidas restrictivas o declarar zonas rojas en sus territorios. Pero existe un cierto enfrentamiento entre el Gobierno y las regiones sobre quién debe cargar con esa responsabilidad, al tratarse de decisiones impopulares que suelen ser acogidas con desagrado por los ciudadanos. Cabe destacar que al entrar en vigor, desde el pasado lunes, a partir de las seis de la tarde, el cierre de bares, restaurantes y otras actividades no indispensables , se han producido numerosas manifestaciones de protesta. Algunas capitales, del norte al sur del país, han vivido horas de tensión y vandalismo, con acciones de guerrilla urbana por parte de radicales de extrema derecha y extrema izquierda infiltrados en manifestaciones de pacíficos ciudadanos que protestaban legítimamente contra las medidas restrictivas del gobierno.

Para frenar en la medida de lo posible la tensión social que podría aumentar con el toque de queda general a partir de las 18:00 desde este lunes, en el decreto que firme Giuseppe Conte se incluirá también la promesa de nuevas ayudas para los locales obligados a cerrar o en todo caso a limitar el horario abierto hasta las 6 de la tarde. El gobierno cree que al incrementar las ayudas, facilita a los presidentes regionales y alcaldes el que puedan adoptar medidas más restrictivas, que hasta ahora muchos de ellos se han negado a imponer por temor a dañar aún más la economía de sus territorios, con la consiguiente impopularidad personal que eso conlleva para los administradores locales.

En definitiva, el Gobierno endurece aún más las medidas restrictivas que anunció hace tan solo una semana. Se ha visto obligado a ello por la rapidez con que se difunde el virus: El pasado día 25 hubo 21.273 nuevos positivos, mientras una semana después, este domingo, se registraron 29.905 (el sábado, 31.756). El índice de transmisión del virus (Rt) supera el 1,7 de promedio nacional, lo que significa que dos personas son capaces de contagiar casi a cuatro. El ministerio de Sanidad y el Instituto Superior de Sanidad consideran que al menos en 11 de las 20 regiones italianas la situación es grave, con «alto riesgo de transmisión incontrolada del virus».