Isaac Claver, alcalde de Monzón: «Debería haber una coordinación fluida para atajar los rebrotes»

Y eso es, precisamente, lo que afea en declaraciones a ABC Claver: enterarse por otros medios y fuentes que no sea una llamada directa del Gobierno aragonés, o en su caso, del propio ministro Illa. Pero Claver no ha recibido ninguna de esas llamadas y, en su lugar, ha tenido que dar la cara ante los vecinos por un rebrote que los ha colocado en primera línea de fuego frente al virus. «Me niego a pensar que sea por ideología y que por ser de una u otra, la salud no sea lo primero en lo que pensemos todos», dice.

De hecho, confirma a este diario, se están llevando a cabo una serie de acciones de limpieza, desinfección y test que costarán, en el conjunto de todas las medidas puestas en marcha y que se van a seguir desarrollando frente al Covid-19, unos 200.000 euros a las arcas municipales. Es mucho dinero para un municipio de unos 17.000 habitantes que asegura «tener controlado ya el virus».

Claver huye de las polémicas, aunque bien es cierto que «no tenían ni idea» de que estaban sufriendo el «rebrote más preocupante» (en palabras del ministro del ramo) de los más de 40 que se han sucedido esta semana, desde que se levantase el estado de alarma el pasado 21 de junio, por lo que sí demanda una «coordinación más fluida» que permita una comunicación más eficaz y una gestión más eficiente de los recursos frente al patógeno.

Monzón había driblado al virus con cero contagios y había mantenido inmunes sus residencias de ancianos, hasta que el foco en una empresa frutera de la vecina localidad de Zaidín (Huesca) provocó que tres familias acudiesen con síntomas propios de la enfermedad al centro de salud de Monzón. Esta información es de la que disponía el alcalde, que señala que se hizo una labor de investigación para encontrar a unos 30 trabajadores de Zaidín residentes en Monzón en total. «No tenemos cifras del impacto total», asume el alcalde popular. Se ha procedido a rastrear con test todos los contactos estrechos de estos empleados y se está prestando asistencia familiar.

Para Claver, los «temporeros», reservorio de la enfermedad en estas comarcas oscenses, no son un problema. Tanto los alcaldes de la zona, como las autoridades sanitarias y aragonesas, rubrican que no hay que demonizar a estos trabajadores aunque el Covid-19 esté poniendo en apuros al campo en plena temporada hortofrutícola .