Un informe revela que el 31% de los adolescentes valencianos conduce sin permiso
Los adolescentes de la Comunitat Valenciana conocen en términos generales la normativa de tráfico, pero un alto porcentaje de ellos considera poco probable ser "pillado" si infringe esas normas. De hecho, un 31 por ciento de jóvenes de esa franja de edad reconoce haber conducido ... sin permiso, ya que sólo el 20% dispone de un carné de conducir, normalmente motocicleta.
Así se desprende de un estudio-encuesta realizado entre alumnos de cuarto de ESO y segundo de Bachillerato por los investigadores en psicología clínica y jurídica Enrique Carbonell y Marisol Lila y el experto en estadística e investigación operativa Francisco Montes.
El informe ha sido realizado en el marco de un proyecto multidisciplinar del Instituto Universitario de Criminología y será presentado durante unas jornadas que comienzan mañana en el salón de actos del Departamento de Derecho Penal de la Universitat de Valencia, informaron hoy fuentes de la institución académica en un comunicado.
Los profesores han evaluado el grado de conocimiento de la normativa, la aceptación de las consecuencias de la infracción -multa, reducción de puntos y penas privativas o sustituciones de pena-, el nivel de riesgo de accidente percibido y riesgo de ser detenido por la policía en conductas transgresoras centrales, como los excesos de velocidad, saltarse stop o semáforo en rojo, conducir bajo los efectos del alcohol, en dirección contraria, sin casco, o sin cinturón de seguridad y hacerlo sin permiso vigente.
Finalmente se estudió si estas conductas trasgresoras ya se habían realizado por parte de los encuestados, y sus consecuencias reales.
La muestra evaluada corresponde a 1.173 jóvenes distribuidos por toda la Comunitat Valenciana. En las jornadas que mañana comienzan participan, entre otros expertos Bartolomé Vargas, fiscal del Supremo coordinador de Seguridad Vial, o Anna Ferrer Jiménez, directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial.
Según el estudio, los adolescentes, futuros conductores, conocen en términos generales la normativa. Los menores tienen un nivel de aciertos promedio equivalente a un notable.
Se aprecian carencias en especial en los excesos de velocidad y pruebas de alcoholemia. Los menores aprueban, pero tienen un mejor conocimiento de las consecuencias de infracciones como la no utilización del casco o el cinturón de seguridad o el uso del móvil en la conducción -menos de un 10% de errores en estas preguntas- que sobre las consecuencias de exceder los límites de velocidad en zona urbana o interurbana, conducir sin permiso o cuando este ha sido retirado o las pruebas de alcoholemia (entre un 22% de errores para el permiso y un 45% de errores para las pruebas de alcoholemia). Se prefieren consecuencias administrativas, como la retirada de puntos o multas, para todo tipo de conductas y se tiende a rechazar consecuencias penales, incluso para las infracciones peor consideradas. Por ejemplo, sólo un 21% estaría a favor de aplicar acciones penales sobre un conductor que circula por área urbana a 110km/h o un 29% sobre un conductor que conduce sin permiso.
El informe constata que existe una relación consistente y directa entre riesgo percibido y aceptación de las consecuencias (costes y pérdidas). Se ha obtenido relaciones estables y significativas entre estas dos variables lo que significa que los menores con menor percepción de riesgo -perciben menos probabilidad de accidente y/o de ser detenido por la policía al realizar las conductas transgresoras- son más tolerantes con las conductas inadecuadas y aceptan, no obstante, las consecuencias: multas, retirada de puntos y menos aún las de tipo penal.
Transgresión
La experiencia real de conducción con permiso es baja, si bien la mayor parte espera conducir en breve tiempo. Sólo el 20% de los encuestados tienen permiso de conducir, normalmente motocicleta, pero el 93% de los alumnos de 2 de Bachiller esperan obtenerlo en el próximo año, por lo que el acceso al permiso de conducir se convierte en un referente para los adolescentes de lo que significa la mayoría de edad legal.
Los porcentajes de conducta transgresora superan a los de permisos vigentes. Preguntados los adolescentes sobre si habían realizado conductas transgresoras se observa que un 31% ha conducido sin permiso, y que superan el 20% (permisos vigentes) los excesos de velocidad en ciudad, saltarse un stop, saltarse semáforo en rojo y conducir sin casco.
La experiencia de consecuencias (ser pillados realizando la conducta incorrecta) es notablemente reducida. Los adolescentes que han sido pillados cometiendo las infracciones que ellos mismos dicen haber cometido es notablemente bajo.
Apenas un 12% han sido detenidos mientras conducían sin casco, 305 dicen haber realizado esa conducta y sólo 37 han sido detenidos y sancionados. El problema es más notable si se considera que las conductas de mayor riesgo de accidente tienen valores aún menores (exceder los límites de velocidad en área urbana 5, 93%, saltarse un stop 6, 25% o saltarse un semáforo rojo 7, 64%).
De esto se deduce que se puede esperar un aumento de la transgresión con el acceso al permiso pues, las consecuencias reales y posibles como ser pillados, se convierten en consecuencias de baja probabilidad real y por tanto, el beneficio de la conducta transgresora en consecuencias negativas fortalece el hábito de la transgresión. Indirectamente esto aumenta la probabilidad de accidente.
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