La India se suma a la carrera espacial con su primera sonda a la Luna
Con la inolvidable música de «La guerra de las galaxias» como banda sonora de la cuenta atrás, las televisiones indias emitieron ayer en directo el lanzamiento de la primera misión espacial de este país a la Luna. A pesar de que podía parecerlo, no se ... trataba de una película de ciencia-ficción salida de la factoría «Bollywood», sino de la entrada por la puerta grande de la India en la carrera por la conquista del cosmos que se libra en Asia.
A las 6.22 horas de la mañana (01.52 de la madrugada, hora española) despegaba del centro espacial de Satish Dhawan, situado al sureste del país, en Sriharikota, la nave Chandrayaan-1, propulsada por un cohete de fabricación india. Su objetivo: alcanzar la órbita lunar dentro de 15 días para efectuar durante los próximos dos años un mapa detallado de su composición mineral, química y topográfica.
Con dicho propósito, el vehículo Chandrayaan-1, que precisamente significa «Nave lunar» en sanscrito antiguo, enviará una sonda de 29 kilos a la superficie del satélite terrestre. Está equipada con once instrumentos científicos dotados de la tecnología más puntera -algunos compartidos con la NASA- para actualizar con imágenes de alta definición los ya obsoletos mapas que existen de la Luna, que tienen unos 40 años de antigüedad y que datan de las misiones Apolo estadounidenses.
Más de 62 millones de euros
«Nuestro país vive hoy un momento histórico por su primera expedición no tripulada a la Luna para desentrañar los misterios del cuerpo celeste más próximo a la Tierra», se congratuló Madhavan Nair, director de la Organización India para la Investigación Espacial, que se ha gastado más de 62 millones de euros en este proyecto. Aunque esta inversión ha sido muy criticada por algunos sectores en la India, donde la mayoría de sus 1.129 millones de habitantes viven en la más absoluta miseria, este programa espacial refleja el auge de un país que, gracias a su crecimiento económico anual cercano al 10%, es el otro gigante emergente de Asia junto a China. Y es que a la tradicional hegemonía de las estrellas que mantenían Estados Unidos y la extinta Unión Soviética se han sumado ahora las potencias asiáticas. China se convirtió en 2003 en el tercer país capaz de lanzar un hombre al espacio y el mes pasado llevó a cabo su tercera misión tripulada, que incluyó un paseo espacial.
Colaboración rusa A largo plazo, la India se ha propuesto también poner un hombre en órbita, pero deberá seguir contando con la actual colaboración rusa, que cristalizará en el segundo trimestre del próximo año con el lanzamiento del satélite Youthsat. En juego no sólo está el prestigio nacional de estas potencias emergentes, sino un lucrativo negocio de satélites de telecomunicaciones y una pugna geoestratégica más allá de la órbita terrestre, con satélites espía y militares.
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