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La Iglesia beatifica hoy a don Justo Takayama, el «samurái de Cristo»

Este señor feudal renunció a sus posesiones y murió en el exilio por la persecución religiosa de hace cuatro siglos en Japón

Pablo M. Díez

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Que un samurái llegue a los altares es, además de un milagro, una rareza histórica . Pero es que la vida de Justo Takayama Ukon fue tan excepcional que supone un caso único en la Iglesia japonesa. Apodado el «samurái de Cristo» ... , este noble nipón del siglo XVI es beatificado este martes en Osaka por el martirio que sufrió durante la persecución del cristianismo desatada en su país en esa época. Al contrario que los otros 42 santos y 393 beatos de Japón, mártires que entregaron su vida por su fe entre 1603 y 1867 y son venerados en conjunto, Justo Takayama sube a la gloria de forma individual , no en grupo con los demás. Aunque el nuevo beato no fue ejecutado como los otros, sí tuvo que renunciar a su posición social y sus riquezas y falleció pocos días después de exiliarse en Filipinas por el tormento que padeció al no renunciar a sus creencias religiosas.

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