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La «hormona del ejercicio», la última esperanza para frenar la progresión del alzhéimer

El aumento de la irisina reduce el déficit de memoria y aprendizaje, al menos en roedores

La liberación de irisina aumenta al realizar actividad física ABC

RAFAEL IBARRA/N.RAMÍREZ DE CASTRO

Si necesita un motivo más para apuntarse al gimnasio y cumplir con uno de los propósitos más clásicos de Año Nuevo, hágalo por su cerebro . Ya se sabe que el ejercicio físico reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, fortalece los huesos, reduce ... el estrés y también parece proteger el cerebro del alzhéimer. Investigaciones previas habían sugerido que el deporte mejora las habilidades cognitivas e incluso ralentiza la progresión de la demencia. Lo que aún no se conocía era el vínculo entre la actividad física y la enfermedad de Alzhéimer . La clave está en la hormona irisina y no solo en los beneficios cardiovasculares del ejercicio físico, según una investigación que se publica en la revista «Nature Medicine».

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