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El hombre que tiene un pueblo para él solo

Al final de una carretera estrecha de un valle nevado y despoblado de Soria, hay alguien que se atreve a desafiar a las convenciones y al abandono rural

El pueblo de Félix tiene diez casas, cuatro y la iglesia están derruidas E. DELGADO SANZ
Enrique Delgado Sanz

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—¿En qué piensa?

—En que anochezca, para que luego amanezca y volver a salir a la calle.

—¿Y en los políticos?

—Eso es en lo último en lo que pensaría.

Félix del Prado es como un fantasma. No es fácil dar ... con él. Vive en el pueblo más escondido de una de las zonas más despobladas de Soria, provincia castellana que está considerada un desierto poblacional. Toño Arroyo, el arcipreste de Tierras Altas -como se llama la comarca donde vive Félix-, marca el camino: «Si subes el puerto de Oncala y te metes por la carretera del valle del río Cidacos hay pueblos con muy poquita gente». Allí, pese a que ya hace varias semanas de la nevada, todo es blanco menos la carretera marrón, por la que apenas pueden pasar dos coches a la vez. No es un gran problema porque, realmente, casi no pasan coches. «Por ahí están Los Campos, Vizmanos, Valloria, donde viven dos hermanos que son ganaderos, y también Verguizas, donde creo que sólo vive un señor », enumera el arcipreste, antes de volver a sus labores.

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