Esperanza contra el cáncer de mama: «He visto como las metástasis desaparecían en dos meses»

El medicamento funcionó con los enfermos más difíciles para poner a prueba un tratamiento. Cortés, que ha coordinado el estudio recuerda alguno de los casos del estudio y los define como «impactantes»: pacientes a las que el cáncer de mama les había producido metástasis en hígado, pulmón, piel.. y en las que dos meses después del tratamiento «no había ni rastro del cáncer, había desaparecido». Y todas habían sido tratadas antes con otros tratamientos alternativos. Por eso, afirma sin dudar, que «estamos ante el fármaco más activo en la historia del cáncer de mama», contaba a ABC por teléfono desde Suiza.

Las buenas noticias llegan de una colaboración entre dos grandes compañías farmacéuticas: Daiichi Sankyo y AstraZeneca que son las que han desarrollado este fármaco esperanzador. El tratamiento combina un anticuerpo con un fármaco de quimioterapia (trastuzumab+ deruxtecan) para actuar como «un caballo de Troya dentro del tumor», explica Cortés. «El anticuerpo se une con las células tumorales y así introduce la quimioterapia de manera que actúa de forma más selectiva, dañando menos a los tejidos sanos».

El cáncer de mama es, en general, un tumor de buen pronóstico , pero algunos subtipos tienen una mayor agresividad. Una de las variantes con la tasa más alta de mortalidad es el HER2 positivo, ya que la alteración de este gen hace que se transmitan señales a las células tumorales para que crezcan más rápido de lo normal, acelerando la progresión de la enfermedad. Eso implica un mayor riesgo de metástasis y de que se extienda el cáncer a otros órganos diferentes.

El nuevo tratamiento proporciona una nueva oportunidad para muchas mujeres en las que ya habían fracasado otras opciones. Es un paso más hacia la cronificación del cáncer de mama , una de las metas que persiguen los oncólogos desde hace años.

La investigación abre la puerta también a utilizar el medicamento en otros tumores diferentes al de mama. El próximo paso es comprobar si pudiera ser un tratamiento con potencial para el cáncer de colon o de pulmón, asegura el investigador.

Cortés, que es director de l International Breast Cancer Center (IBCC) , advierte que pese a las buenas noticias aún no se debe cantar victoria. Le preocupan tres cosas: el precio elevado del nuevo medicamento y pide un esfuerzo «para que tenga un coste razonable», su toxicidad (inflamación pulmonar, vómitos, diarrea...) y el riesgo de recaída.

Los pacientes responden con rapidez, pero aún no está clara la respuesta a largo plazo de las pacientes. Con el tratamiento convencional, en el mejor de los casos se ganaban siete meses de supervivencia y hasta ahora se han logrado 25 meses. Los resultados de supervivencia general aún no se tienen porque las pacientes que han participado en el ensayo clínico, afortunadamente, siguen vivas.