Un duro golpe a los enfermos
España se pone a la cabeza en eutanasia y a la cola en cuidados paliativos
Médicos paliativistas consideran «temerario» que el Gobierno facilite «el derecho a morir» cuando seis de cada diez pacientes no tienen acceso a esta atención al final de la vida

Los cuidados paliativos mejoran la calidad de vida de los pacientes, aumentan su supervivencia y suponen un ahorro para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Así lo demostró hace más de una década el primer y único catedrático en Medicina Paliativa de España ... y el diseñador del modelo catalán de cuidados paliativos, el doctor Xavier Gómez Batiste. Su estudio «Consumo de recursos y coste de los servicios de cuidados paliativos en España» fue pionero en la carrera por demostrar la eficiente relación coste-beneficio de estos servicios en el SNS.
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Su trabajo concluyó que esta atención paliativa especializada consigue ahorrar al sistema el 60 por ciento del gasto que generaría un paciente terminal sin acceso a esta prestación. Solo en Cataluña los ciudados paliativos suponían en 2006 un ahorro de 33,5 millones de euros por año, una suma superior al coste total del gasto de estructura de todos los cuidados paliativos de la región. Una conclusión, que según recuerda el doctor Gómez Batiste, se puede extrapolar hoy a toda España. La razón de este resultado es que «la atención paliativa hospitalaria o domiciliaria bien planificada y bien hecha previene muchos problemas y evita que los pacientes recurran a las urgencias o terminen ingresados en las unidades de agudos porque es la manera más fácil o la única que tienen a mano cuando necesitan atención médica», comenta Gómez Batiste.
Planificación y prevención
«La intervención paliativa no solo mejora la calidad de vida del paciente, además averigua sus valores y preferencias y permite la planificación sistemática de decisiones anticipadas que permite a los equipos identificar situaciones previsibles, prevenirlas y además tomar decisiones sobre cómo, dónde y de qué manera queremos resolver esas cuestiones. Cuando se hace todo esto, cuyo objetivo no es ahorrar dinero al sistema sino atender bien a los enfermos , se obtiene un resultado adicional que es la optimización de los recursos», afirma.
«¿Qué más tenemos que hacer para demostrar la necesidad imperiosa de desarrollar los ciudados paliativos? Esa es la prioridad»
Pese a la eficiencia de estos servicios sanitarios, seis de cada diez pacientes que lo necesitan no tienen acceso hoy a cuidados paliativos. España además es uno de los países de Europa con menos unidades especializadas por cada cien mil habitantes, por detrás incluso de Bulgaria, Estonia, Eslovenia o Hungría. Y todo pese a que en las últimas décadas el número de personas que necesitan esta atención dentro de nuestras fronteras se ha multiplicado por siete.
Con la aprobación de la ley de eutanasia nuestro país se convertirá en el único de Europa con una «prestación de ayuda a morir», pero sin un acceso universal a los cuidados paliativos. Luxemburgo, Bélgica y Holanda -los únicos países europeos que tienen regulada la eutanasia- superan ampliamente a España en la cobertura de esa atención sanitaria.
«Es claramente sorprendente que siendo un servicio tan eficiente cueste tanto implementarlo. Creo que la gran dificultad es que se considera como una inversión adicional cuando en realidad se podría hacer con mucha ordenación del propio SNS», apunta Gómez Batiste, que también llegó a ser director de Cuidados Paliativos de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Uno por ciento
Para el doctor Javier Rocafort, director médico del Hospital-Centro de Cuidados Laguna, «está perfectamente demostrado que en paliativos hay que invertir un uno por ciento del presupuesto sanitario en inversión directa». Además recuerda que por cada euro que se invierte en estos servicios especializados hay un ahorro de dos euros directa o indirectamente, ya que «de cada diez pacientes que entran por la puerta de urgencias hospitalarias, dos o tres son enfermos que están en situación paliativa». «Muchos de esos casos se evitarían haciendo las cosas bien en cuidados a domicilio en atención las 24 horas», asegura.
«Sin un acceso universal a los cuidados paliativos, la eutanasia pone a los pacientes ante una disyuntiva cruel entre seguir sufriendo o acabar con su vida»
Pese a todo, Rocafort recuerda que los cuidados paliativos no son un chollo, ni algo que tengamos que utilizar como cuando vamos a las rebajas». «Esto tiene sentido por sí mismo y hay que gastar dinero en los cuidados paliativos. El problema es que estos servicios se han quedado en el papel. Está reconocido el derecho de los pacientes a recibirlos y la obligación del SNS a prestarlos pero nadie se ha puesto a programar esto en serio» , se lamenta.
«Cifras enormes»
Los datos hablan por sí solos. Del 35 al 45 por ciento de las camas para enfermos agudos de los hospitales están utilizadas hoy por pacientes con necesidades paliativas. Además cada médico de cabecera en España tiene en estos momentos 20 pacientes para atender con este tipo de necesidades. En las residencias geriátricas la situación es mucho más grave, ya que entre el 50 y 70 por ciento de las personas mayores tienen necesidades de atención paliativa. «Son cifras enormes y esto sin contar el sufrimiento porque detrás de estos datos hay personas que sufren muchísimo», comenta Gómez Batiste.
«Con estas cifras los ciudados paliativos son una emergencia del SNS. Sabe muy mal ver que hay sufrimiento evitable que no se evita»
Entre una de las causas de la falta de desarrollo de los cuidados paliativos en España puede estar también la cultura médica del SNS. «La visión global sigue siendo muy biológica. Eso provoca que todo el sistema sanitario esté centrado en la enfermedad y no en el enfermo. Eso hace que muchas de las necesidades que tienen estos pacientes al final de la vida desde el punto de vista social, psicológico o incluso espiritual no se atienda porque se mira la enfermedad más que al paciente. Por eso en estas situaciones hay un sufrimiento terrible», precisa el vicepresidente de Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Alberto Meléndez. Otro de los obstáculos es la falta de reconocimiento de los cuidados paliativos como especialidad médica y la nula formación de los alumnos en la mitad de las facultades de Medicina de España. Además de todo ello, nuestro país tampoco cuenta con una ley estatal de cuidados paliativos. Su regulación ha quedado en manos de las comunidades autónomas que han desarrollado estos servicios «como han podido y con una gran variabilidad». «En España podemos decir que los cuidados paliativos estamos tolerados pero no estamos legalizados», asevera el vicepresidente de Secpal.
No es la prioridad
Toda esta realidad incrementa la preocupación de los profesionales sanitarios ante la inminente regulación de la eutanasia. Más allá de planteamientos éticos, deontológicos o morales, la mayoría considera «temerario» facilitar la eutanasia cuando el 60 por ciento de los pacientes que los necesitan no pueden acceder a los cuidados paliativos. «Con estas cifras los ciudados paliativos son una emergencia del SNS. Sabe muy mal ver que hay sufrimiento evitable que no se evita. ¿Qué más tenemos que hacer para demostrar la necesidad imperiosa de desarrollar los ciudados paliativos? Esa es la prioridad no una ley de eutanasia», asegura Gómez Batiste.
Para el vicepresidente de Secpal, la nueva normativa pone a los pacientes ante «una disyuntiva un poco cruel entre seguir sufriendo o acabar con su vida» debido al desconocimiento general de la población sobre los cuidados paliativos o directamente la falta de acceso a ellos. Después de dieciocho años en la atención de enfermos terminales este médico admite haber descubierto que «cuando los pacientes dicen ‘no quiero seguir viviendo así’ y se trabaja el ‘así’, el deseo de morir disminuye».
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