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Escabechina en los exámenes de catalán en Baleares

La tasa de suspensos es alarmante: casi el 70% ‘catea’ mientras las inscripciones aumentan un 30% ante la obligatoriedad del requisito lingüístico y la inminencia de las oposiciones

Mayte Amorós

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«¡Que estudien!». Todavía retumba el desafortunado comentario de la diputada por Formentera Silvia Tur cuando a finales de 2017 se dirigió con desprecio al colectivo médico para instarles a que aprendieran catalán. Poco después y entre una gran polémica, el Govern balear ... liderado por la socialista Francina Armengol aprobó un decreto para imponer la lengua catalana como requisito para trabajar en la sanidad pública, pese a la acuciante falta de personal sanitario en las Islas. Antes, en 2016, el Gobierno de Pacto cambió la Ley de Función Pública para que la lengua autóctona fuera un requisito (obligatorio) y no un mérito para acceder a la Administración pública. Desde entonces, sanitarios y otros colectivos que aspiran a ser funcionarios se apuntan año tras año a los cursos y exámenes de catalán. Las matrículas se han disparado, pero no los aprobados. La escabechina se repite con frecuencia en cada convocatoria, al igual que las críticas por la dificultad de estas pruebas. En la última, apenas tres de cada diez aprobaron estos exámenes.

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