Las empleadas de ayuda a domicilio acampan frente al Ministerio de Trabajo: «De aquí salimos con un compromiso formal o para el hospital»

Tras un primer encuentro con el Ministerio de Trabajo, las auxiliares de ayuda a domicilio han decidido continuar su protesta

Hay trabajadoras para las que romperse un músculo o sufrir una hernia discal a causa del trabajo no se considera accidente ni enfermedad laboral . Aunque el trabajo consista en levantar más de 300 kilos diarios. Aunque las lesiones provoquen que no lleguen a ... la edad de jubilación.

Esta es la situación que denuncian las trabajadoras de ayuda a domicilio, que desde hace 14 días duermen a las puertas del Ministerio de Trabajo . Piden «ser como el resto de trabajadores»: que se reconozcan sus enfermedades profesionales, se evalúen los riesgos laborales que corren y se les permita jubilarse a los 60 años.

En una fábrica -«como es una fábrica, no es un domicilio»- se hace una evaluación de los riesgos y se identifican los accidentes o enfermedades profesionales que pueden sufrir los trabajadores, explica Carmen Diego, portavoz de la Plataforma Unitaria de Sociosanitarias de Atención a Domicilio.

Ellas no tienen este derecho. Solo una evaluación genérica que un técnico realiza desde una oficina. «Es algo que solo nos pasa a nosotras , por estar en un entorno privado», añade Alejandra, que lleva 24 años trabajando en el sector. El artículo 18 de la Constitución española determina la inviolabilidad del domicilio : nadie puede entrar a una casa privada para identificar los riesgos que corren estas trabajadoras durante su jornada.

«Nosotras movilizamos personas que no pueden colaborar en nada, son totalmente dependientes », explica Alejandra. Personas que pesan como mínimo 75 kilos, y a las que hay que desplazar varias veces. De la cama a la ducha. De la ducha al sofá. Del sofá a la cama. Trescientos kilos en un solo servicio. Y después otro domicilio. Y otro más. Hasta 900 kilos en una jornada laboral: «Nosotras solas, con nuestro cuerpo».

Depués de 32 años realizando este trabajo, con movimientos repetitivos, levantando mucho peso, «es imposible no terminar con lesiones» , explica Eva, otra de las mujeres acampadas. Hace unos años se rompió un músculo de la espalda y está diagnosticada de dos hernias discales. «Todas estas lesiones son consecuencia de mi trabajo, pero no se consideran enfermedades profesionales », denuncia.

Bajo los soportales del Ministerio de Trabajo, con más de 60 años, una rotura de vértebra y una tendinitis crónica, Carmen se muestra rotunda: «De aquí, o con un compromiso formal, o para el hospital. De aquí no nos vamos ».

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