EE.UU. aprueba la vacuna de Pfizer/BioNTech entre presiones políticas a la FDA

La decisión de la agencia federal se produce en medio de un fuerte repunte de casos y entre presiones políticas para aprobar la vacuna lo antes posible. Con el invierno todavía por delante, la vacuna de Pfizer/BioNTech y otras que están en camino -la aprobación de la de Moderna es inminente- son la gran esperanza para contener una pandemia que está cerca de dejar 300.000 muertos en EE.UU. y que ha provocado una grave crisis económica.

La autorización de la FDA bate todos los récords de velocidad en EE.UU. para el desarrollo de vacunas. Es un proceso para el que normalmente se necesitan años y que ha concluido en menos de uno.

La vacunación podría comenzar este mismo fin de semana con las 2,9 millones de dosis que están listas . Hay otras tantas ya fabricadas, que se reservan para la segunda dosis que se debe poner tres o cuatro semanas después a cada vacunado (la de Moderna también requiere de dos dosis). Los primeros en recibirla, según las indicaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, serán las personas en residencias de cuidados de largo periodo y los sanitarios en la primera línea contra el Covid.

En la víspera, el comité independiente de expertos de la FDA votó a favor de la autorización para uso urgente de la vacuna. La FDA sigue de forma habitual esta recomendación y se esperaba que diera la luz verde definitiva en pocos días. Pero la Casa Blanca quería una aprobación expedita. En la mañana del viernes, Donald Trump reclamó desde Twitter, al comisionado de la FDA, Stephen Hahn, que « se deje de juegos y empiece a salvar vidas » y calificó a la agencia de «tortuga grande, vieja y lenta». «Saca las malditas vacunas ya», exigió.

Varios medios estadounidenses aseguraron después que el jefe de Gabinete de Trump, Mike Meadows , había exigido a Hahn que la FDA diera su autorización este mismo viernes. Si lo hacía más tarde, debería presentar su dimisión.

La FDA ha tenido que hacer frente a presiones de la Administración Trump para conseguir la vacuna en el menor tiempo posible y en un momento de gran sensibilidad política. La esperanza del presidente de EE.UU. era tener buenas noticias antes de la cita electoral del pasado 3 de noviembre, en la que cayó derrotado ante Joe Biden .

Una vez conseguida la autorización, a última hora del viernes, Trump salió a celebrarlo con un mensaje pregrabado. « Es un milagro médico », dijo sobre la consecución de la vacuna y anunció que la primera dosis se administraría «en menos de 24 horas» y que será «gratis» para todos los estadounidenses.

El presidente de EE.UU., que poco antes se había llevado un chasco con la decisión del Tribunal Supremo de no aceptar una demanda del fiscal general de Texas para dar la vuelta a los resultados electorales, lanzó un mensaje patriótico sobre el hito: «La pandemia habrá comenzado en China, pero acaba aquí en América », dijo y añadió que el programa para la consecución de la vacuna -Operation Warp Speed- es «el mayor proyecto de producción médica de la historia de EE.UU.».

La vacuna de Pfizer, sin embargo, no contó con financiación de la Administración Trump para su desarrollo -sí que lo hizo la de Moderna-, sino que la hizo con sus propios recursos y firmó después un contrato para la producción de cien millones de dosis . La vacuna, además, se desarrolló en colaboración con el laboratorio alemán BioNTech.

Otras vacunas en desarrollo, como las de , AstraZeneca o Sanofi/GlaxoSmithKline, sí han recibido miles de millones de dólares para el desarrollo de sus vacunas.