Desarrollan una técnica para rastrear el origen de la vida en la Tierra
Científicos de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, han desarrollado un método informático para comprender cómo empezó la vida en la Tierra. La técnica, descrita en el próximo número de PNAS, se basa en el análisis comparativo de la evolución genética de las proteínas. ... De este modo el equipo investigador puede rastrear el historial evolutivo de cualquier organismo hasta sus inicios, ya sea como célula o como virus. Precisamente éste es uno de los viejos debates que Randen Patterson, director del proyecto, quiere zanjar con su estudio: «Creemos que está en nuestra mano determinar finalmente si los virus evolucionaron de las células o viceversa».
Los responsables están centrados en un grupo de proteínas, llamadas retroelementos, que suponen la mitad del genoma humano y son cruciales en el desarrollo de diversas enfermedades, entre ellas el SIDA. A partir de estas moléculas los investigadores quieren trazar un mapa evolutivo de los organismos comparando sus secuencias protéicas. El método utiliza un algoritmo matemático para cotejar las semejanzas en los retroelementos para así generar unos perfiles filogenéticos entre las distintas especies. De esta manera se perfila un árbol evolutivo que, en opinión de Patterson, servirá para «aclarar muchas teorías sobre la evolución de los retroelementos».
Un sistema estandarizado
El sistema convencional, conocido como «secuenciación múltiple alineada», también es capaz de elaborar árboles evolutivos, aunque muestra escasa sensibilidad en las relaciones protéicas más distantes. Ello es debido a que establece sólo una comparación simultánea entre las secuencias genéticas, y para obtener resultados más precisos necesita de la labor de un experto genetista que busque las relaciones manualmente. Para Patterson, este paso enturbia los resultados de la investigación: «Aunque el conocimiento humano es la herramienta más poderosa para reconocer patrones genéticos, las mediciones que establece no son fáciles de reproducir», explica. Por este motivo el biólogo ha apostado por crear un «sistema estandarizado» para establecer los contrastes protéicos, de modo que estos puedan ser corroborados o refutados por cualquier científico del mundo. «Los mejores resultados -indica el investigador implicado en el proyecto Damian Van Rossum-, provendrán del uso conjunto de nuestro sistema con el método clásico», ya que «cuantas más mediciones independientes manejemos, mejor visión de la evolución del mundo se nos presentará». Además de la investigación sobre los orígenes de la vida, el equipo de Patterson está empleando la técnica para recopilar datos acerca de la forma de las proteínas y sus funciones en el cuerpo humano. «Es otra de las ventajas de nuestro sistema; puede medir la distancia evolutiva, pero también las características estructurales y funcionales de las proteínas», subraya Van Rossum.
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