«Cuidé a mi tamagotchi durante años hasta que un día se me murió»
En 1997 la juguetera Bandai causó el furor de los niños por esta mascota. Este juguete virtual unisex importado de Japón costaba cerca de 2.000 pesetas e iba dirigido a los niños mayores de seis años
«Cuidé a mi tamagotchi durante años hasta que un día se me murió»
Cada noche dormía a su lado. Desayunaban juntos e iban, también juntos, al colegio. Le daba de comer, lo bañaba y lo curaba cuando estaba enfermo. También le regañaba si hacía alguna cosa mal y le premiaba cuando se portaba bien. En poco tiempo se ... habían convertido en grandes amigos. Un pacto sellaba su lealtad infinita. «Luisito, siempre estaremos juntos», le dijo. Pero Luisito permanecía en silencio, como si la frase que acababa de pronunciar la pequeña Isabel no fuera con él. «Cuidé durante años a mi tamagotchi, hasta que un día se murió», recuerda apesadumbrada la joven ahora veinteañera.
Como Isabel, muchos niños y niñas españoles pidieron en 1997 un tamagotchi , bien en su carta a los Reyes Magos de Oriente o bien como regalo al tomar la primera comunión. De pequeñas dimensiones y con forma de huevo, esta mascota virtual importada de Japón y comercializada por Bandai se ganó el cariño de los niños mayores de 6 años y se convirtió a finales de la década de los 90 en el juguete más solicitado de las jugueterías de toda España. Cerca de 30.000 unidades se vendieron durante los cinco primeros días de venta.
«Le cogí mucho cariño porque tenía juegos y lo cuidaba para que no le pasara nada», declara Isabel Ribes. «Incluso me lo llevaba al colegio en el bolsillo o colgado en el cuello y en el patio nos los intercambiábamos entre los amigos de clase. Era la moda».
Unos dos años duró el furor por este 'adorable huevo' - traducción literal de tamagotchi- que costaba alrededor de 2.000 de las antiguas pesetas - 12 euros - y al que le salieron numerosos imitadores. Un juguete unisex que evolucionó con los años de una pantalla en blanco y negro a otras con más colores y más nitidez , según ha explicado el responsable del departamento de Comunicación de la cadena juguetera Diverdrack, Rafael Medina.
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