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A juicio

La «cuenta B» de fieles que presuntamente hizo la Iglesia católica noruega

Elevó sus datos entre 2008 y 2016 de 46.640 a 140.109 miembros en un país de mayoría protestante

El prelado noruego Bernt Eidsvig REUTERS

J. P-JOFRÉ

La Iglesia católica de Noruega ya había sido advertida acerca de su método para contabilizar fieles en 2012 . Al parecer, no hizo cambios: el pasado lunes comenzó en el juzgado de Oslo un juicio formal de fraude contra el obispado de la capital noruega. La Fiscalía acusa al obispado — la mayor de las tres diócesis católicas noruegas y responsable del registro de miembros en todo el país— de inflar la lista de fieles para acceder a subvenciones estatales entre 2011 y 2014. Según la Fiscalía, el obispado habría recurrido a la guía telefónica para encontrar nombres que podían «sonar católicos» y luego buscar su fecha de nacimiento e incluirlos como miembros de forma automática.

El caso estalló en febrero del año pasado por una denuncia de las autoridades regionales, que provocó que agentes de la unidad de delitos financieros de la policía registraran la sede del obispado. De acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadística (Statistisk sentralbyrå), la Iglesia católica pasó entre 2008 y 2016 de 46.640 a 140.109 miembros en Noruega, un país de mayoría protestante. Con el delito descubierto, Oslo ordena al obispado pagar un millón de coronas (110.000 euros) hace un año tras considerar probado que se había cometido fraude, pero al rechazar este la sanción, la fiscalía ha decidido llevar el caso a los tribunales.

Unos 49 millones de coronas

El obispado, por su parte, presentó una demanda civil contra la decisión de las autoridades de ordenar la devolución de unos 40 millones de coronas (4,1 millones de euros) como subvenciones, un litigio que perdió en primera instancia, aunque la sentencia ha sido recurrida.

El actual proceso penal va dirigido contra el responsable de la administración del obispado y no contra el obispo, Bernt Eidsvig , ya que no se ha probado que estuviera al corriente de esa práctica. En 2012, cuando el obispado recibió la advertencia, la institución católica pidió disculpas asegurando que no hubo mala intención y prometió cambiar el método para contabilizar fieles.

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