Un cráneo único
Durante la excavación del verano de 2001, tuvimos una de esas campañas maravillosas a las que la Sima de los Huesos nos tiene «mal acostumbrados». Cerca de donde habíamos encontrado, en 1992, los célebres cráneos 4 y 5 («Agamenón» y «Miguelón»), apareció un nuevo cráneo. ... Estaba muy fracturado, pero parecía muy completo. Al final de la campaña, volvimos al laboratorio con una bóveda craneal en multitud de fragmentos, que comenzamos a encajar una vez estuvieron limpios, consolidados y siglados. A primera vista, era un cráneo desconcertante. Tenía la frente aparentemente muy vertical, era más corto que otros hallados con anterioridad y, sobre todo, parecía deformado. ¿Podía ser el resultado de su estado de conservación? No. Estaba perfecto, los encajes entre los fragmentos eran exactos, lo que descartaba la deformación post-mortem. Descubrimos que tenía una sutura craneal que se había fusionado prematuramente. La investigación de esta patología nos llevó a adentrarnos en el mundo de las enfermedades congénitas y raras.
Finalmente, hemos concluido que el caso del Cráneo 14 es excepcional. En la actualidad, la craniosinostosis unilambdoidea que presenta tiene una incidencia de menos de 6 individuos cada 200.000 nacimientos. La niña/niño al que perteneció el Cráneo 14 se suma a la gran cantidad de evidencias excepcionales de Atapuerca, donde parece que lo corriente es la excepcionalidad.
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