Dar a luz con coronavirus: «Fue como una película de mil sustos y todo podía ir a peor»
Núria, que dio positivo en marzo, casi acaba en la UCI en su semana 27 de gestación
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Iniciar sesiónAunque muchas imaginan durante meses cómo será, un parto no se puede predecir. Y menos ahora, en que el coronavirus ha trastocado todo, también las consultas ginecológicas y los paritorios. Que se lo digan a Núria Rivera, vecina de Palau-Solità i Plegamans (Barcelona) ... que arrancaba la recta final de su tercer embarazo en marzo, cuando el Covid-19 empezaba a asomarse en España. Si era inesperado el revuelo de este virus, a ella todavía parecía más improbable que se llegara a contagiar, sufrir complicaciones y ver su embarazo en peligro, aunque todo quedó con un inmenso susto.
«El embarazo iba perfecto, incluso me notaba mejor que en los otros dos», rememora la joven de 38 años en conversación con ABC. A principios de marzo, en su semana 27 de gestación, estuvo medicándose por lo que le vieron como una bronquitis , pero la fiebre que difícilmente bajaba de 38º y viendo que perdía incluso el apetito, volvió a Urgencias. Entonces le hicieron la prueba y llegó la fatal noticia. «Estaba en casa aislada y notaba que me ahogaba al andar y un día vi que ir de una habitación a otra ya era como hacer una maratón», ejemplifica.
«Suerte del móvil»
Ese día saltaron de nuevo las alarmas: un TAC confirmó neumonía en los dos pulmones y el 17 de marzo acabó derivada al Hospital Vall d’Hebron. «Fue muy duro. Mi marido se quedó en casa con los dos niños, de 6 años y 14 meses. El mayor lo pasó fatal», detalla. Con la cabeza fría, aún sin saber qué le depararía el Covid ni cuándo volvería a casa, Núria pidió que le llevaran ropa y poco más. «Quería a todo el mundo lejos, pensaba que solo faltaría que alguien más de la familia se contagiara. Y suerte tuve del móvil, no sé cómo lo habría pasado sin las videoconferencias ni Netflix», añade.
Pasó una semana ingresada y hubo malos momentos. El más aterrador llegó cuando le dijeron que, a pesar del oxígeno que llevaba, seguía con la saturación pulmonar muy baja: si no mejoraba iría a la UCI y entonces posiblemente habría que provocar el parto porque sus pulmones no podían con el sobreesfuerzo que le causaba su bebé. «Allí sola, mi mente no paraba de pensar. Era como una película de mil sustos y veía que todo podía ir todavía a peor y no me lo creía», narra con la calma ya de tener a Emma dando guerra por casa.
Afortunadamente, el reposo, su fortaleza y la energía de las videollamadas hicieron su efecto. La mejora fue evidente, el PCR negativo, una alegría, y en una semana pudo volver a casa, eso sí, con lo difícil que es para una madre tener que ver a sus dos retoños con distancias de por medio.
Un «segundo gran susto»
Su pesadilla no acabó aquí. Al salir, los controles en el embarazo confirmaron que el bebé era muy pequeño. Su «segundo gran susto» fue cuando en la semana 30 le dijeron que había que hacer una amniocentesis, para descartar una enfermedad genética o por su posible vínculo con el Covid. Los resultados, afortunadamente, no desvelaron ningún problema, y los médicos no han llegado a concluir el por qué del tamaño.
Emma acabó naciendo el 4 de junio, en la semana 38 y con un parto normal, 2,630 kilos de dulzura y una salud de hierro, que durante un año le controlarán de forma especial para descartar secuelas por el Covid. «El parto no fue muy diferente a mis otros dos, pero sí fue algo agobiante ir en todo momento con la mascarilla. Además, fue triste que sus hermanos no la conocieran hasta llegar a casa, pero por el contrario nos dieron antes el alta», recuerda.
Ahora, con perspectiva, da un consejo a las futuras mamás que afronten esta bonita etapa con el Covid de por medio: «es muy duro pasarlo pero confiando en los médicos y siendo fuerte todo se pasa. Al final, incluso tomando medidas puedes contagiarte y si pasa esto no tienen por qué haber complicaciones».
Afectaciones respiratorias
Esta teoría, de hecho, es la defendida por la mayoría de expertos en maternidad, que recuerdan a ABC que, por lo visto hasta ahora, queda claro que las embarazadas se contagian igual que el resto de ciudadanos y no tienen más complicaciones. Algunas, como fue Núria, tienen más afectaciones en la recta final, derivadas sobre todo de complicaciones respiratorias por el cambio del cuerpo por el espacio que ocupa el bebé y pueden necesitar ventilación mecánica y requerir ingresos. Además, el Vall d’Hebron describió recientemente un edema temporal en fetos de madres con coronavirus.
Sobre la afectación del feto se sabe poco más: algunos estudios confirman que el Covid puede pasar a la placenta y puede dar algunas alteraciones pero de momento no se conocen secuelas graves. La juventud del virus, que lleva más poco tiempo en España que lo que dura un embarazo, no ha permitido ver más casos y determinar más posibles riesgos.
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