Lo que la ciencia sabe (por ahora) de Ómicron

La nueva variante es una constelación de mutaciones. Acumula un centenar y más de 30 están en la proteína de la espícula, la llave del virus para abrir la cerradura de la célula humana. Algunas de estas mutaciones ya se habían observado en dos de las variantes que habían dado más quebraderos de cabeza: la Alfa británica y la Delta india. Los cambios observados en el genoma se asocian con una mayor transmisibilidad y cierta capacidad para escapar de las defensas del cuerpo humano, tanto las naturales como las generadas por las vacunas. «También afecta a una región que le proporciona al virus una mayor eficacia para adentrarse en las células. Eso le permitiría no solo ser más transmisible sino más infeccioso», explica a ABC, José Manuel Bautista, biólogo molecular y catedrático de la Universidad Complutense. «Da miedo ver el crecimiento exponencial que se ha visto en Sudáfrica, pero aún son pocos casos de estudio. Tengamos calma. No hay que preocuparse en exceso sino estar prevenidos». Los cambios en el genoma son indicativos, pero no bastan, advierte Darío Gil de Biedma, responsable de la Unidad Genómica Microbiana del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. «Necesitamos más tiempo y más observación epidemiológica para comprobar si la variante se extiende por una geografía mayor y aumentan los casos. Es tiempo ahora para el análisis y la cautela», pide.

El biólogo José Manuel Bautista utiliza un símil policíaco para explicarlo con claridad: «Es como si la Policía estuviera buscando a un asesino en base a un retrato robot y el delincuente se hubiera hecho una cirugía plástica. Es imposible reconocerle y eso le ocurre a los anticuerpos neutralizantes que generan las vacunas. Con esa constelación de mutaciones y cambios que ha experimentado sería difícil que los anticuerpos identifiquen al enemigo para neutralizarlo. Pero esto es solo una predicción que aún no está demostrada».

La Organización Mundial de la Salud ha calificado a Ómicron como «variante de preocupación». Esto significa que la infección podría transmitirse con más rapidez de lo que lo hace ahora, ser más agresiva y reducir la eficacia de los tratamientos y los diagnósticos actuales. Pero, por ahora, es solo un «podría». La farmacéutica Biontech que diseñó con Pfizer una de las vacunas más eficaces ha pedido también tiempo. Cree que en dos semanas sabrá si su fármaco es eficaz también con esta nueva variante. En el caso de que necesitaran reformular su producto, han garantizado que tendrían nuevos viales adaptados cien días. A José Antonio López Guerrero, virólogo de la Universidad Autónoma de Madrid le cuesta creer que esta nueva versión anule por completo a las vacunas actuales.

La Organización Mundial de la Salud ha informado de que varios laboratorios han indicado que para una prueba de PCR ampliamente utilizada, solo uno de los tres genes diana no se detectan (llamado abandono del gen S o fallo de la diana del gen S) y, por lo tanto, esta prueba puede usarse como marcador para esta variante, a la espera de la confirmación de la secuenciación.

Sí lo parece, aunque aún no hay suficientes casos para determinar cuánto. Al principio de la pandemia, un infectado podría transmitir la enfermedad a dos-tres personas más. Con Delta, la cifra se duplica hasta 6. No se sabe aún para Ómicron y si podrá compararse con el virus del sarampión, el agente infeccioso más contagioso del planeta.

Si fuera tan contagiosa como el sarampión se necesitaría que el 95% de la población estuviera protegida con la vacuna para limitar su capacidad de infección.

No. El Instituto Nacional para las Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica asegura que, por el momento, produce los mismos síntomas que las otras versiones. No se han detectado síntomas inusuales por lo que no se puede distinguir al contagiarse. También hay infectados asintomáticos, como ocurre con el resto de tipos.

De la misma manera que hacemos ahora, aunque más que nunca se hace necesario llevar la mascarilla y evitar los sitios cerrados y las aglomeraciones, como recordó ayer el ECDC, el Centro Europeo para el Control de Enfermedades. El virólogo José Antonio López Guerrero va más lejos y reclama medidas más restrictivas en España, tal y como acaba de hacer Portugal: «Más teletrabajo, pasaporte Covid y más test de autodiagnóstico baratos y de venta en supermercados como tiene Alemania. Yo me sentiría más seguro en un sitio donde tengo la tranquilidad de que los que están a mi alrededor están inmunizados».

La biología es fruto del azar y es muy posible que siga mutando. Existe una creciente presión evolutiva que favorece la aparición de mutantes de escape. Es decir, variaciones del virus lo suficientemente astutas como para burlar las defensas inmunitarias creadas. Tener muchas personas parcialmente vacunadas, puede ejercer una presión selectiva sobre el virus, eliminando de la competencia las variantes contra las que las vacunas funcionan mejor. Eso explicaría por qué Ómicron ha surgido en Sudáfrica, un país donde solo está vacunado el 25 por ciento de la población. ¿Podría haber ocurrido en España donde rozamos el 90% de la inmunización de la población? Igual sí, no lo sabemos. Cuánto más circule el virus más riesgo hay, recuerda Bautista.

La experiencia pandémica nos ha enseñado que es dificíl aislarse de un virus que se transmite con eficiencia por el aire y, más aún, cuando a veces lo hace de forma asintomática. Ni siquiera cerrando vuelos con los países más afectados. En Europa, por ahora solo se ha detectado en Bélgica. "Nosotros hemos revisado hoy (por este viernes) la nueva variante en nuestro sistema bioinformático y de las 6.000 muestras que tenemos no hay rastro de ella. No hay descrita su presencia en España, por ahora", asegura Gil de Biedma.