China y Estados Unidos reviven la carrera espacial y pugnan por conseguir la primera vacuna

En EE.UU., la financiación de la investigación de estas vacunas corre a cargo en parte del Instituto Nacional de Sanidad (NIH, por sus siglas en inglés), un grupo de laboratorios del Gobierno para la investigación médica que en el pasado ha sido fundamentar en diagnóstico y tratamiento de la gripe aviar o el virus del Zika. Para la vacuna del Covid-19, el INS está colaborando con el laboratorio Moderna.

Ya en febrero, durante su primera rueda de prensa sobre la crisis del coronavirus, el presidente Donald Trump dijo que su prioridad era desarrollar una vacuna, algo a lo que ha dedicado parte de los 8.300 millones de dólares que pidió en el primer paquete de ayudas para frenar el contagio. «Estamos desarrollando rápidamente una vacuna, y es algo que está saliendo muy bien», dijo entonces el presidente.

Los 45 pacientes en la primera prueba de la vacuna, de entre 18 y 55 años, recibirán dos dosis en un periodo de 28 días. Se les ha dividido en tres grupos, según explica la Casa Blanca, cada uno de ellos con una dosis diferente, para poder medir el efecto. Durante 14 meses, los pacientes tendrán 11 visitas de seguimiento, algo por lo que cobran 1.100 dólares cada uno.

En cualquier caso, y si la prueba tuviera éxito, esa vacuna aun tardaría como mínimo un año. Lo que es cierto, según el máximo responsable del NIH para enfermedades infecciosas, Anthony Fauci , es que se ha pasado a la fase de pruebas en un tiempo absolutamente récord: «En total, del inicio de la investigación a la primera inoculación han pasado 65 días, algo que es, a mi entender, un récord».

En China , donde estalló la enfermedad por el Covid-19 en la ciudad de Wuhan en enero, el Ejército asegura haber desarrollado ya con éxito una vacuna que va a probarse en seres humanos. Con 108 voluntarios sanos de entre 18 y 60 años, los ensayos clínicos durarán hasta finales de año. Eso significa que, en caso de que funcione, no estará disponible hasta mediados del próximo año, como ya ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Desarrollada por la farmacéutica CanSino Biologics , con sede en la ciudad de Tianjin, y la Academia de Ciencias Médicas Militares, esta vacuna ha sido creada genéticamente por el virólogo Chen Wei y es la más avanzada de las nueve que está probando China. Según informa el periódico «South China Morning Post» , casi mil científicos están buscando en este país el antídoto para el coronavirus con distintos métodos, incluyendo una vacuna inactivada, una viral y una genética. Todas ellas ultiman sus estudios antes de lanzarse a los ensayos clínicos el próximo mes.

La desarrollada por CanSino y el Ejército, denominada Ad5-nCov , ya ha enviado su solicitud de revisión a las autoridades chinas y está buscando voluntarios para empezar las pruebas. «La vacuna no contiene sustancias infecciosas, es altamente segura y estable, y solo requiere una inyección», anunció el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de la provincia de Hubei, que sigue en cuarentena y concentra la mayoría de 80.000 contagiados y más de 3.200 fallecidos que la epidemia ha dejado en China. Tal y como recoge la agencia Reuters, el comunicado emitido por el Ministerio de Defensa chino anunciaba que «la vacuna ha sido aprobada por su seguridad, eficacia y calidad por parte de terceros y ha completado su preparación preliminar para la producción en masa».

Por su parte, otra vacuna similar a la que ya se ha empezado a probar en EE.UU. está terminando sus ensayos con animales en China. Desarrollada por el CDC nacional, la Universidad de Tongji y la firma Stermina de Shanghái, empezará sus ensayos clínicos a mediados de abril.

«La investigación de China en el desarrollo de una vacuna para el coronavirus está, hablando en general, entre las más avanzadas del mundo. No seremos más lentos que otros países», prometió el martes en una rueda de prensa en Pekín Wang Junzhi, miembro de la Academia de Ciencias encargado del control de calidad de productos biológicos.

Debido a la rápida propagación de la enfermedad, todas las esperanzas están depositadas en la obtención de una vacuna que pare la pandemia o, al menos, proteja a los grupos más vulnerables, como los ancianos y enfermos. Pero el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus , ya ha advertido en sus comparecencias públicas de que una vacuna podría tardar todavía 18 meses. A su juicio, «el desarrollo de vacunas y terapias es una parte importante de la agenda de la investigación. Pero no es la única. Llevará tiempo desarrollar una vacuna. Mientras tanto, no estamos indefensos. Hay muchas intervenciones básicas públicas que están disponibles ahora y pueden impedir los contagios».

En sus últimos ensayos con monos, los científicos chinos han descubierto que eran capaces de generar anticuerpos que les proporcionaban inmunidad tras ser infectados con el coronavirus, lo que alienta la esperanza de encontrar un remedio. Pero también han comprobado que estos animales podrían contagiarse a través de los ojos, lo que dificulta aún más la lucha contra la enfermedad Covid-19. Aunque las principales vías de transmisión son las gotitas que al estornudar o toser flotan en el aire o se quedan en las superficies, algunas hasta nueve días, el coronavirus podría colarse también por los ojos en lugares cerrados y muy cargados durante una larga exposición, por ejemplo en los hospitales.

Además de China, Estados Unidos ha empezado a probar otra vacuna y los investigadores en Europa tratan de conseguir un remedio para contener al coronavirus, que amenaza con ser la mayor catástrofe sanitaria y económica de nuestra generación.