La concertada, maltratada en España y reconocida en Europa y Estados Unidos
Aunque los modelos son muy variados, estos centros con financiación estatal gozan de respeto y estabilidad en los países de nuestro entorno

En los últimos diez años la concertada no ha dejado de crecer en España. Actualmente el sector escolariza a 2.102.403, según los últimos datos del Ministerio de Educación (curso 18-19). La concertada nació en los años 80 con dos objetivos: complementar ... al Estado en la oferta de plazas gratuitas y atender las necesidades de escolarización y, por otro lado, hacer realidad el derecho de elección de centro.
Amparada por el PSOE en 1985, este mismo partido decidió castigarla al aprobar la «ley Celaá». Empezaron eliminado la demanda social y cuando llegaron los socios del Gobierno se le quitó el carácter de garante de la educación y se instó a la creación de plazas públicas en detrimento de la concertada.
La situación es completamente diferente más allá de nuestras fronteras donde este sector convive pacíficamente con la escuela pública y la privada.
«El tratamiento a la concertada de un país a otro en el ámbito europeo cambia mucho pero, en líneas generales, cabe resaltar la resolución del Parlamento Europeo de 2018, que señala que para alcanzar la inclusión en la educación hay que incrementar la financiación de igual forma a las escuelas públicas y a las no gubernamentales sin ánimo de lucro», recuerda Ignasi Grau , director de OIDEL, organización cuyo objetivo es la promover el derecho a la educación como derecho humano fundamental que exige una prestación de los poderes públicos y la protección de las libertades.
Grau también destaca un estudio de 2017 de la Comisión Europea, que apuntaba que las diferencias de resultados académicos entre los alumnos de la pública y la privada eran menores en los países donde el estado financiaba a esta última».
Noticias relacionadas
1
Países Bajos: misma financiación para las escuelas católicas y públicas
Por Enrique Serbeto
En Holanda, la financiación de las escuelas católicas es la misma que la de las escuelas públicas.
El Gobierno central paga directamente al administrador de la escuela una suma global que incluye lo suficiente para cubrir todos los costos de la escuela que decide cómo se distribuye entre los salarios, costes de operación y mantenimiento del edificio. Los trabajos extraordinarios en el edificio los financian los ayuntamientos.
En Holanda la enseñanza pública es gratuita hasta los 16 años. A partir de esa edad todos los alumnos (pública y privada) deben pagar una cantidad que se considera que cubre el 20% del coste de la enseñanza.
Los colegios privados pueden pedir aportaciones específicas para actividades extraescolares y también acordar el patrocinio de una empresa, aunque en este caso la empresa no puede pedir nada a cambio a la escuela.
2
Estados Unidos: tumbar la concertada no es una opción para Biden
Por Javier Ansorena
En EE.UU., la educación concertada es un fenómeno reciente, pero que tiene un peso cada vez mayor en el sistema educativo estadounidense. Y, en el debate sobre la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos, ha caído también en la guerra ideológica que vive un país con una polarización política disparada.
Las primeras «charter schools» se crearon en 1991 en Minnesota, pero ahora son ya más de 7.000 centros en casi todos los estados del país . Se trata de colegios con financiación pública, donde los estudiantes reciben educación gratuita, regidos por los curriculums de cada distrito escolar, con exámenes estandarizados como en el resto de los colegios y donde no se puede negar la entrada a ningún niño. Igual que en la educación pública. La diferencia es que los gestionan entidades independientes.
El espíritu de su creación era dar opciones a los padres: que pudieran tener alternativas educativas más allá del colegio público local. Es algo que sí tienen las familias con dinero, que pueden optar por mandar a sus hijos a colegios privados.
Esa es una de las claves de la batalla en EE.UU. sobre la educación concertada. Aunque los votantes demócratas son quienes están más en contra ( 47%, según una encuesta de «Education Next», frente al 27% de los republicanos ) es revelador que quienes más la defienden son las familias de las minorías negra e hispana: 55% de los negros que se declaran demócratas están a favor de las «charter schools» , además del 47% de los hispanos que votan a ese mismo partido. La razón es que ellos son quienes peores colegios públicos tienen en sus distritos y quienes más se benefician de poder elegir una alternativa.
Esa puede ser una de las razones por la que Donald Trump -defensor de la libertad de elección y de la concertada- mejoró su posición en el electorado negro e hispano en las últimas elecciones. El ganador, el demócrata Joe Biden, ha defendido una postura más combativa con las « chárter schools ». En campaña, aseguró que impondría controles de calidad más estrictos a estos centros -que se nutren en parte de financiación federal- y abogó por eliminar aquellos gestionados por entidades con ánimo de lucro.
Las corrientes izquierdistas de EE.UU., los sindicatos de profesores y algunos entornos académicos siempre han combatido la apertura de centros concertados. Los retratan como una forma de quitar recursos a la educación pública. Bernie Sanders , el candidato izquierdista a la presidencia de EE.UU., abogó por establecer una moratoria para la creación de nuevos centros, además de la prohibición de los que pertenecen a entidades con ánimo de lucro. Biden, que tuvo que incluir parte del programa izquierdista para conseguir la unidad del partido ante Trump, aceptó parte del mensaje anti-concertada. Ello a pesar de que Barack Obama, con quien fue vicepresidente entre 2008 y 2016, las « chárter schools » tuvieron el favor del presidente.
Pese a que Biden tiene una relación cercana con los sindicatos de profesores de la educación pública -se ha comprometido a poner a una profesora al frente del Departamento de Educación-, no parece que, una vez en la Casa Blanca, busque un ataque frontal contra las « chárter schools ». En ellas hay tres millones de niños estadounidenses (un incremento del 600% respecto a 200, según datos de 2017), y un millón más en lista de espera. Han conseguido que varias generaciones de estudiantes negros e hispanos mejoren sus notas y tengan más oportunidades. Tumbar la concertada no será una opción para el próximo presidente de EE.UU.
3
Italia: las escuelas «paritarias» suponen ahorro para el Estado
Por Ángel Gómez Fuentes
En Italia la enseñanza se imparte en las escuelas estatales y en las privadas, que cuentan con ayuda pública. Estas últimas son denominadas «paritarias» (iguales): se trata de escuelas o institutos privados (laicos o religiosos), no gestionados por el Estado, pero que deben someterse a un sistema de controles para ser equiparados en sus títulos a los estatales . En total, hay 12.564 escuelas «paritarias» (40.000 estatales), que tienen a 866.805 estudiantes (en comparación con los 7,5 millones matriculados en las públicas).
Esto significa que por cada nueve estudiantes que eligen escuelas públicas, hay uno que opta por la «paritaria». El segmento principal, 524.031 alumnos, se encuentra en la escuela infantil. Las escuelas «paritarias» tienen 160.000 empleados , entre docentes (90.000) y personal técnico-administrativo (70.000). Conellas, el Estado ahorra, porque buena parte de los gastos corren a cargo de las familias.
En los presupuestos del Estado se asigna una cantidad para las escuelas paritarias –casi 550 millones de euros en los del año próximo–, lo que representa 635 euros por estudiante. Las tarifas a pagar por las familias oscilan entre 2.000 y 4.500 euros, divididos en 10 mensualidades, según el nivel escolar; pero hay una deducción en los gatos en el IRPF, como en las escuelas públicas, del 19%, hasta 800 euros.
4
Alemania: currículo específico e igual trato que a los públicos
Por Rosalía Sánchez
La competencia de Educación está transferida en Alemania a los Bundesländer, pero con criterios unitarios según los cuales, además de los colegios públicos, hay colegios «reconocidos», con curriculum específico y que garantizan la mista titulación que los públicos, y « aprobados », como modelos pedagógicos alternativos (Montesori o Waldorf), especializados en alto rendimiento en, por ejemplo, música o deporte, o que educan de acuerdo a los principios de una religión o que imparten el «Bachillerato Europeo», colegios bilingües que permiten optar a universidades en toda la UE. En todos ellos los alumnos realizan pruebas externas en la clase 10, a los 15 años, para homologar su título al de los públicos, y las pruebas de Abirtur, la selectividad alemana, para pasar a la Universidad.
Estos centros reciben igualmente financiación estatal y el pago de los costes escolares puede ser desgravado por los padres hasta en su totalidad en la declaración de impuestos, dependiendo de sus ingresos. La educación, sea pública o privada, ha de ser gratuita. Los precios son bastante inferiores a los concertados y privados en España. El colegio de los Jesuitas de Berlín, seguramente el más prestigioso de la capital alemana, cuesta poco más de cien euros al mes , suministra en su totalidad los libros a los alumnos de forma gratuita y dispone de un fondo para financiar la escolarización de los alumnos que no puedan pagarlo. La selección de admisión de alumnos en ningún caso depende de los ingresos. El Colegio Europeo Friedensburg Oberschule, bilingüe español-alemán, es gratuito y suministra los libros a los alumnos a través de un fondo por el que cada uno paga 50 euros al año.
En cuanto a los alumnos con dificultades, siguen un « itinerario educativo individualizado ». En el momento de la escolarización obligatoria, a los seis años, los niños pasar por una prueba de madurez según la cual se puede retrasar su ingreso o derivar a centros específicos si hay algún nivel de autismo, déficits motóricos, ceguera o sordera, o alguna enfermedad mental. Muchos de ellos ingresan en Förderschule, con apoyo específico hasta la selectividad o la formación profesional. Dependiendo de las recomendaciones pedagógicas, a lo largo de la vida escolar de estos niños puede estar indicado optar a una plaza de integración en un colegio normal, que todos los centros están obligados a tener.
Para reforzar el rendimiento académico, hay clases gratuitas por las tardes, después del horario lectivo en los denominados Ganztagschule, con horario de 8:00 a 16:00 y comedor subvencionado . Los padres pagan por el servicio de comida, si lo desean, unos 40 euros al mes.
En Alemania hay, además, internados de carácter más exclusivo y con un alumnado más internacional que pueden costar entre 25.000 y 40.000 euros por curso .
5
Francia: fin a la guerra escolar desde hace casi 40 años
En las escuelas e institutos privados franceses, el Estado paga, bajo contrato, los salarios y cargas sociales de maestros y profesores. El ministerio de Educación, las alcaldías, regiones y departamentos corren a cargo, igualmente, de buena parte de los gastos de funcionamiento de los centros: electricidad, mobiliario, calefacción... Existe, igualmente, un fondo de solidaridad económica consagrado a la inversión inmobiliaria. Las donaciones concedidas a ese fondo pueden desgravarse para facilitar los trabajos de extensión de las actividades escolares .
Las escuelas e institutos privados, con contrato con el Estado, tenían en 2017 unos 2,13 millones de alumnos, representando el 20% de la enseñanza pública y el 16,6% de los alumnos escolarizados en Francia. En Francia no existe « guerra escolar » desde 1984. Ese año, François Mitterrrand, presidente socialista, había proyectado una reforma que debía «suprimir» la identidad de la escuela privada, con contrato, desde la Ley Debré de 1959, que puso fin a los enfrentamientos entre enseñanza pública y privada .
El 22 de enero de 1984, representantes de la escuela privada, asociaciones de padres de familia y partidos políticos, protagonizaron una de las manifestaciones más grandes de la historia nacional: millones de personas y familias protestaron pacíficamente contra el proyecto de ley socialista . Mitterrand tomó nota del pacífico rechazo nacional a su proyecto, e intervino personalmente en todas las cadenas de radio y televisión para anunciar la retirada pura y simple del proyecto. Hasta hoy.
6
Bélgica: los docentes de Religión también son funcionarios
La enseñanza en Bélgica se considera un servicio público por lo que el estado paga los salarios de todos los profesores, ya sean colegios públicos o concertados. Además, todos los profesores (pública y concertada) son funcionarios. Eso incluye a los profesores de religión en los colegios donde los haya. El Estado también paga dos tercios de los costes de funcionamiento y una cuarta parte del coste de los edificios de los colegios concertados, no solo los religiosos sino los que dependen de otras organizaciones filosóficas laicas.
El resto de la financiación lo aporta la propia organización que lo promueve, en el caso de la enseñanza católica, la Iglesia, que a su vez decide si lo repercute a los padres o no y en qué proporción.
7
Reino Unido: crecen las «Free Schools» y las «Academies»
Por Ivannia Salazar
En Reino Unido conviven modelos educativos muy variados, cuya comparación con España es difícil. Hay colegios públicos financiados por las autoridades locales, colegios privados, centros gestionados por entidades religiosas e incluso asociaciones locales. Algunos siguen el currículo oficial y otros no, y algunos hacen pruebas de admisión. Lo más parecido a la concertada, aunque no es igual, serían las «Academies» y las «Free schools», dirigidas por un órgano propio independiente de las autoridades nacionales y pueden seguir un programa diferente al del Estado.
Las «Academies» reciben fondos privados, muchas veces de donaciones, y también del gobierno central; mientras que las «free schools» son subvencionadas por el Estado. Este año, el 35% de los colegios de Primaria son Academies o Free schools, y representan el 37% de la población de escuelas primarias. En secundaria son el 77%, y a ellas asiste el 77% de los alumnos de secundaria.
8
Portugal, 40.000 alumnos y en declive
Por Francisco Chacón
Poco más de 40.000 alumnos cursan en Portugal sus estudios en los programas de enseñanza concertada , que se iniciaron a comienzos de la década de los 80 y muestran una evidente regresión en los últimos años. Es un tipo de educación que va a menos al otro lado de la frontera y que solo se reconoce para zonas con escasa o nula oferta pública y para candidatos residentes en un área geográfica próxima.
Así las cosas, se trata de un modelo más implantado en la franja central del país y en el radio de acción de Lisboa, mientras que en el norte apenas está contemplado… y todavía menos en el Alentejo y en el Algarve, donde sencillamente no existe.
El mecanismo de funcionamiento toma como punto de partida la financiación de la actividad en las aulas por turnos y año lectivo en los colegios, a razón de 81.000 euros cada uno, correspondan al curso que sea.
Y ahí es donde las cifras hablan por sí mismas porque de los 1.684 turnos (lógicamente, un aula alberga varios turnos, según el horario) amparados bajo este paraguas en 2015 se ha pasado a 532 en 2019 y a 196 en este 2020 .
La razón no es otra que la negativa del Gobierno socialista de Antonio Costa a potenciar la concertada. Más bien al contrario, su estrategia pasa por ir reduciendo el número de plazas y, claro está, la financiación, objetivo último para ahorrar en las arcas públicas.
El 82,5 % de los niños portugueses acude a colegios públicos y el 13% a la escuela privada, mientras que la opción intermedia resulta claramente minoritaria: solo el 4%.
9
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete