Comienza la «prueba de fuego» para Notre Dame

Tras la gran canícula del pasado mes de julio, el gobierno y la alcaldía de París decidieron paralizar temporalmente los trabajos de limpieza y lenta reconstrucción, todavía provisionales, desde el trágico incendio del 15 de abril pasado.

Siguieron dos meses cortos de alarmas y descontaminación, que culminaron con el reinicio de los trabajos de la reconstrucción , empantanada, desde el 19 de agosto. Desde entonces, se han sucedidos señales de alarma y mensajes de tranquilidad, atizando una incertidumbre cierta entre los habitantes de varios barrios próximos a Notre Dame, comenzando por las familias de los niños y adolescentes que este lunes vuelven a medio centenar de guarderías, escuelas e institutos que se encuentran en un kilómetro a la redonda de una catedral emblemática de Francia y la civilización europea.

Citando varios estudios oficiales de la ARS (Agencia regional de Sanidad Pública), la alcaldía de París y el ministerio de Cultura se dicen «convencidos» de la «calidad» de los trabajos de descontaminación , limpieza y desinfección de Notre Dame, insistiendo en su «confianza» en la eficacia de los trabajos realizados, que han permitido reabrir guarderías, escuelas e institutos con toda normalidad, este lunes.

Sin embargo, la organización «Robis des bois» (Robín de los bosques) sigue insistiendo en que la alcaldía y el gobierno están «minimizando» los riesgos que siguen existiendo, a su modo de ver.

Prudente, la dirección general de la enseñanza católica, muy presente en varios colegios próximos a Notre Dame, subraya que los trabajos de descontaminación «continuarán» las próximas semanas, con el fin de confirmar todas las garantías a las familias.

En vísperas del comienzo del curso escolar se detectó un tercer caso de contaminación de un niño que frecuenta una escuela del barrio, aunque vive lejos de Notre Dame. Según las primeras informaciones oficiales, se trataría de una intoxicación «leve» que no está «forzosamente» relacionada con la contaminación presumida o real entre los escombros de la catedral.

En ese clima de ansiedad contenida, el inicio del nuevo curso escolar, a partir de este lunes, está llamado a ser algo así como una «prueba de fuego», a la espera que avancen los trabajos de reconstrucción. Mientras tanto, las inmediaciones de Notre Dame sufren y se «benefician» de la crisis, permanente.

Unidades militares, armadas, realizan rondas con fines disuasivos y tranquilizantes. Soldados y gendarmes se mueven con calma, tranquilidad, intentando que su presencia aporte alguna forma de serenidad a las decenas de millares de turistas de varios continentes que se pasen por los alrededores a toda hora.

Los restaurantes y cafés que se encuentran en las calles próximas a Notre Dame se benefician de un crecimiento significativo de la clientela más peregrina , fascinada por el espectáculo sombrío de una catedral rodeada de grúas, andamios, camiones de escombros, ballas metálicas, muros cubiertos de alambres de espino, idas y venidas de un personal que debe someterse a varias pruebas anti contaminación antes de poder entrar en el interior de la catedral.