China blinda Pekín ante la expansión de la variante delta

La capital debe ser «protegida a cualquier precio» , afirmó el secretario del Partido Comunista de Pekín, Cai Qi, durante una reunión celebrada este domingo. Por este motivo, en las últimas horas las autoridades han cancelado vuelos, trenes y autobuses para cortar toda comunicación entre la ciudad y zonas consideradas de medio y alto riesgo. Aquellas personas que se encuentren en estos lugares deberán cumplir dos semanas de cuarentena y presentar una prueba negativa antes de poder regresar. Pekín ha registrado hasta ahora cuatro casos, procedentes de Zhangjiajie, enclave turístico en la provincia de Hunan, y vinculados a su vez al origen del rebrote en Nanjing.

Allí, el 20 de julio, nueve limpiadoras del aeropuerto de Lukou dieron positivo en un control rutinario. Todas ellas habían trabajado juntas en el interior de un avión procedente de Rusia diez días antes. El virus logró colarse, saltando las cuidadosas barreras de protección , pues el aeropuerto no establecía distinción entre el personal que operaba en vuelos nacionales e internacionales. Nanjing ya ha testado a sus nueve millones de habitantes hasta en dos ocasiones y ha comenzado una cuarta ronda en determinados barrios de la ciudad.

La variante delta, descubierta en octubre del año pasado en India, es hasta un 60% más contagiosa que la original. Estudios recientes apuntan que podría provocar en los enfermos una carga viral 1.000 veces superior, lo que explicaría su alta transmisibilidad. Este nuevo foco supone un examen para China, que vive instalada en una relativa normalidad desde hace más de un año gracias a un exhaustivo protocolo basado en cierre de fronteras, cuarentenas obligatorias, rastreo digital y testeos masivos. Hasta la fecha, y siempre según datos oficiales, el país solo ha registrado 120.000 casos.

China logró doblegar en mayo un rebrote de la variante delta en Cantón , la primera transmisión comunitaria en su territorio, que dejó 167 casos. La estrategia de tolerancia cero con el virus ha generado una enorme presión política alrededor de esta última oleada. El pasado viernes el Gobierno suspendió temporalmente varias rutas aéreas con el extranjero, redoblando su aislamiento internacional.

Esta nueva mutación recorre ahora el país a toda velocidad. Yangzhou, por ejemplo, ha reportado hoy 56 nuevos casos. La mayoría de ellos han sido causados por una anciana que, tras visitar la vecina ciudad de Nanjing, acudió a varios salones de juego antes de dar positivo. En Zhengzhou, la capital de la provincia de Henan que hace dos semanas padeció unas devastadoras inundaciones saldadas con al menos 99 fallecidos y más de 11 millones de afectados, sufre también nuevas infecciones. Las autoridades registraron el sábado 32 nuevos casos y preparan ahora un testeo masivo entre sus residentes.

La peligrosa variante delta se ha extendido hasta regresar, incluso, al punto de partida de su versión primitiva. La ciudad de Wuhan, foco original de la pandemia allá por diciembre de 2019 , ha identificado siete nuevos casos hoy lunes. Se trata de la primera transmisión local allí desde hace más de un año: la anterior se remonta a junio de 2020. Por todo China se prepara para lo peor, empezando por su capital.