La cena de Nochebuena reunirá a un máximo de entre seis y diez personas a la mesa
La pandemia obligará a limitar los actos en espacios cerrados y masivos, sacrificando parte del espíritu festivo
Las Navidades no van a ser normales. Y aunque parezca un mensaje pesimista, lo que deslizan epidemiólogos como José Miguel Carrasco , vocal de la Junta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) a este diario es que, a menos que la incidencia del ... coronavirus remitiese, los encuentros familiares y sociales tampoco deberían plantearse en espacios cerrados ni con muchas personas a la mesa. Parte del espíritu navideño se verá trastocado y habrá que sacrificar una fracción de vida social, consensúan los expertos.
Cenas familiares, comidas de empresa, actos multitudinarios como las cabalgatas o las funciones escolares de los niños van a sufrir modificaciones, toda vez que son, como afirma Salvador Macip , profesor de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), eventos que multiplican las interacciones sociales y, en consonsancia, el riesgo de transmisión del virus. La limitación más lógica, al decir de Macip, investigador de la Universidad británica de Leicester, es que como ha adelantado el premier Boris Johnson las navidades vayan a reducir al máximo las personas que se sientan en la mesa y cantan juntos villancicos.
Todos los planes autonómicos y nacionales limitan ese tope máximo a entre seis y diez personas. «Dependerá de la evolución epidémica. Los ciudadanos tenemos dos meses cruciales para no relajarnos como hemos hecho desde el final de la desescalada y evitar, recogiéndonos ahora, que tengamos que encerrarnos después», asevera Carrasco, investigador en la cooperativa científica Aplica. El doctor Macip presagia, no obstante, que «nadie, ningún gobernante como se ha dicho en España, debería enterrar la posibilidad de volver a sufrir un confinamiento total», más si cabe cuando «los datos van tan mal». Para evitar unas navidades sin nuestros seres queridos compartiendo el 25 de diciembre, entonces «hay que hacer los deberes ahora», convienen ambos.
Los expertos consultados por ABC coinciden en que «las navidades son peligrosas porque junto a más actos sociales, también se producen contextos con alcohol y distensión», un caldo de cultivo propicio para saltarse las normas de distancia de seguridad y uso de la mascarilla que continuarán vigentes. «Los lugares que se conciben como espacios seguros, como los hogares, son ahora mismo los de mayor riesgo» precisamente, como se ha demostrado con los brotes que se han sucedido en los últimos meses, matiza Carrasco.
Illa: «Habrá restricciones»
Preguntado por primera vez por esta cuestión el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una entrevista a la Cadena SER, aseveró que hay que prepararse para «unas Navidades con restricciones» si la pandemia continúa su curso como hasta ahora en España. «Si la incidencia no baja, las normas serán las mismas que en la actualidad, pero el llamamiento será claro: rebajar el acto multitudinario al máximo», resume el epidemiólogo de la SEE.
Juan José Gestal, profesor emérito de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Santiago de Compostela, va más allá al señalar que habría que empezar a usar mascarillas FFP2 en el interior de los domicilios, que ya son el principal vector de contagio del coronavirus este otoño. También las terrazas de invierno se preparan con estufas para sacar sus eventos fuera de los locales.
Para Gestal, hay que mentalizarse de que «tendremos que limitar las navidades: las cenas de empresa este año no deberían celebrarse y en las familiares habrá que tomar medidas muy en serio, evitando grandes reuniones y extremando las medidas de prevención. Algo muy difícil» alimentado por la cultura de encuentro de esas fechas. Según el catedrático, «es pronto para hablar de ello, pero los anuncios navideños ya comienzan» y no sabemos cuánto de inusuales serán las navidades de 2020.
Varias comunidades autónomas ya tienen planes definidos para anular la celebración de desfiles y actos lúdicos. La mayoría mira la curva epidémica con ojos desafiantes antes de poner sobre la mesa unas directrices claras :
Cataluña: Reinventa las cabalgatas y no juntará familias
Las autoridades catalanas se plantean un nuevo reto de cara a la esperada noche de Reyes, que deberá reformularse debido al nuevo envite de la pandemia. Apenas empiezan a circular los virus respiratorios y la cifra de infecciones y la tasa de riesgo de rebrote se ha disparado en la mayoría de territorios, también en Cataluña, por lo que la concurrida cabalgata de Reyes , uno de los actos más masivos, ya se ha descartado; al menos en el planteamiento tradicional, por decisión de la Generalitat. A falta de concretar qué actos se realizarán en cada localidad en la noche del 5 de enero, las autoridades sanitarias advierten que no se cruzará «la línea roja de las aglomeraciones». El desafío será reinvertar esa fiesta para ajustarla a las medidas de prevención. Los actos con mucha gente estarán contraindicados.
En Barcelona se está estudiando qué formato dar a la tradicional noche, aunque dan por sentado que no se celebrará el tradicional desfile de carrruajes. Las pasadas fiestas de la Mercè, que incluyeron festejos muy limitados de público, dan pistas. Las restricciones imperantes en la comunidad, entre las que se encuentra limitar a seis el número de personas en eventos privados o espacios públicos, se mantendrán en las Navidades. «Deberemos hacer un ejercicio para idear cómo nos vemos, cómo nos espaciamos en las fiestas navideñas para no juntar a distintas familias en una misma casa», avanzó la consejera de Salud Alba Vergés . «No habrá que juntar familias, habrá que espaciar los actos con cada una. Intentemos hacer un ejercicio muy personal e íntimo de cómo hacerlo, porque eso nos permitirá tener fiestas», advirtió Vergés.
Castilla y León: límite de diez comensales
Castilla y León no ha tomado por el momento medidas de restricción específicas para las navidades, pero se insiste es en que a día de hoy en la comunidad ya hay recomendación de limitar las reuniones a un máximo de diez personas, obligatorio en los municipios confinados. «Nosotros estamos recomendando precaución y en Navidad, si todo sigue igual, la limitación del contacto social será clave», aseguró ayer la consejera de Sanidad, Verónica Casado, que añadió que «lo que nos protege, por desgracia, es disminuir ese contacto social».
País Vasco: sin Reyes ni Olentzero
País Vasco mira de reojo la escalada de contagios de comunidades vecinas como la navarra. El Gobierno de Iñigo Urkullu no bajará la guardia en las fiestas, y salvo que la situación dé un giro drástico se mantendrán ciertas «recomendaciones» para la ciudadanía. La segunda ola no remitirá al menos hasta diciembre, así que mantendrá restricciones en horarios y aforos de bares y restaurantes. Paralelamente, la administración vasca insistirá en la inconveniencia de que se junten grupos de más de diez personas. «Debemos tener muy claro que nos enfrentamos a un escenario en el que la vida normal se va a seguir viendo condicionada», asumió el portavoz del Ejecutivo, Bingen Zupiria .
Tampoco las cabalgatas de los Reyes Magos y del Olentzero, el «Papá Noel» local, serán como las de antaño. Dos de las grandes ciudades del País Vasco, Bilbao, y Vitoria, ya las han cancelado oficialmente, y todo apunta a que San Sebastián seguirá el mismo camino.
Baleares: no habrá bailes nocturnos
La Consejería de Transición Energética y Sectores Productivos del Gobierno balear anunció su decisión de suspender la celebración de partidas de bingo durante las fiestas patronales y las celebraciones de Navidad, como medida excepcional de prevención ante la crisis sanitaria. Por su parte, la directora general de Salud Pública, Maria Antònia Font, avanzó que durante las próximas fiestas navideñas no estará permitido bailar en los locales de ocio nocturno de Baleares, lo que modifica hábitos como la celebración de Nochevieja. Seguirá vigente la restricción que ya implantó el Govern el pasado junio, cuando prohibió el baile en el interior de las discotecas y salas. Los locales, indicó Font, van a tener que «reconvertirse».