Uno de cada tres violadores droga a su víctima para anular su voluntad
La sumisión química se ha disparado en el último año, dicen cuerpos policiales, que acreditan la dificultad de la víctimas para probar los hechos. Gloria fue agredida con 70 años por sus vecinos: «Podrían haberme matado»
Qué hay que hacer para evitar que te metan droga en la bebida
Gloria Martínez lanzó la campaña 'Stop Sumisión Química' tras ser agredida y drogada en mayo del año pasado por unos vecinos
«Algún día, un ‘bestiajo’ de estos se pasa de la dosis y mata a alguna niña. Vamos a poner todo de nuestra parte para que esto no le suceda a nadie más». Lo presagia Gloria Martínez, de 71 años, que fue violada ... en mayo pasado por unos vecinos de un piso nuevo en el que se había instalado en Estepona (Málaga) y que la invitaron a comer a su casa. Le introdujeron escopolamina –burundanga–, además de cocaína y barbitúricos en sus dos copas de vino y «desapareció durante tres horas». Hasta pasado un mes y pagando ella dos análisis privados de cabello no lo pudo demostrar.
No es la primera vez que Gloria lo cuenta, pero sigue «teniendo un nudo en el estómago, estoy con terapia para reorganizarme de nuevo». «A mis 70 años, podrían haberme matado; estoy viva de milagro, pero me costó miles de euros saber que me habían drogado y forzado». Y añade, en conversación con ABC: «Esto no va de edades. El domingo estaba en un partido viendo a mi nieto y hoy [por ayer] estoy en el Ministerio de Igualdad como agredida sexual; mi vida es surrealista».
Gloria se reunió con Irene Montero , ginecólogos y médicos y otras dos víctimas, las impulsoras de la campaña ‘ Stop Sumisión Química ’, que tienen muy distintas edades, Marta Asensio , 48 y veintipocos Ana (nombre ficticio), violadas con droga una por su marido y otra por un varón en un local. Son la prueba de que puede ocurrir en distintos lugares y horas del día y por gente cercana o desconocida. «No se puede destrozar la vida de una persona así. La que no tiene dinero y se paga el proceso tras ser drogada, encima se muere de pena», se duele Gloria antes de tomar el AVE a su Sevilla natal.
Sin forcejeo ni parte de lesiones
‘Stop Sumisión Química’ nació en la plataforma Change.org y en dos meses recopiló más de 100.000 firmas que entregaron al Congreso el pasado enero. Pide modificar los protocolos de detección de estas agresiones porque son muy difíciles de demostrar . En muchos de los casos, no hay forcejeo ni parte de lesiones. Es el testimonio de la mujer contra un posible agresor y se resuelven judicialmente como un delito menos penado, abuso, y no agresión. Es por ello por lo que Igualdad pidió ayer acelerar la ley de Libertad Sexual que tramita y que refunde ambos delitos.
Para el Ministerio del Interior, se trata de un problema que crece , pero los datos aún son incompletos. En los primeros nueve meses de 2021, se notificaron 49 agresiones con sumisión química, frente a las 39 de 2020. Las policías aún no desgranan las agresiones por subtipos como este. Según las fuentes policiales consultadas en Madrid y Barcelona, las violaciones con sumisión química (con sustancias estupefacientes para anular la voluntad de la víctima) se han disparado en el último año.
Aumento de las agresiones sexuales en Madrid y Barcelona
Si el pasado octubre nacía en un bar de Bruselas el movimiento feminista #BalanceTonBar (o ‘Denuncia a tu bar’) a raíz de las 17 denuncias interpuestas en un local donde se producían estos sucesos , en la capital española el mismo impulso afloró en un bar del barrio de Ópera donde un hombre que se hacía pasar por camarero despachaba chupitos para grupos de jóvenes. Colocaba tóxicos en una bebida y seleccionaba a su víctima. Una de ellas lo denunció en comisaría. También en las redes sociales y de ahí emergió un movimiento viral al que se unieron otras mujeres comentando los mismos hechos. Fiscalía y Policía de Madrid constatan un incremento de las agresiones sexuales en 2021 : en los primeros nueve meses crecieron un 21,4%; de ellas, el 33% fueron por sumisión química, aunque centros con protocolos específicos, como el Hospital de La Paz, lo elevan a un 35%. Cuando hay una mínima duda, se pide una revisión ginecológica completa, aunque casos como los de Marta, Ana y Gloria muestran que el sistema tiene vías de agua. Cantabria (2017), Madrid (2018), Andalucía (2020) y Galicia (2021) activaron en sus hospitales medidas para la detección de la sumisión.
Las cifras se repiten en Barcelona . En la Junta de Seguridad se cifró que el 30% de las que se cometen en la ciudad condal ya son por «vulnerabilidad química». Centros como el Clínic subrayan que entre enero y octubre de 2021, del total de 368 víctimas sexuales atendidas, en el 30,2% hubo indicadores de sumisión, informa Elena Burés .
Todo vale para dominar a la víctima. Se usan fármacos, alcohol, drogas de diseño y –residualmente– burundanga. Cuando despierta, la víctima está «desorientada, mareada». « La mayoría no sabemos ni dónde acudir. La culpa te mata », sollozaron ayer Marta y Ana en el ministerio. Los narcóticos producen periodos de amnesia parcial o total, problemas de movilidad, sueño, pérdidas de conocimiento, confusión y alteraciones en el habla. Muchas veces no existen testigos, el testimonio de la víctima es difuso y los jueces pierden una baza fundamental contra el agresor si se tarda horas en denunciar.
Importancia del examen forense
Para mejorar el protocolo, hay tres patas que deben coordinarse: hospital, comisaría y juez. Un cuarto elemento es importantísimo: es necesario el examen de un forense, pues es quien acredita que una persona ha sido incapacitada por las drogas y si hubo o no acceso carnal. Muchas veces la prueba de que ha habido violación solo se detecta en la vagina o el recto , por lo que se requiere un exudado pasadas pocas horas; así como los restos de drogas que un análisis del cabello arrojará en las primeras cuatro semanas de los hechos. Las muestras de sangre contienen trazas de restos biológicos y farmacológicos solo durante un periodo de horas. Hasta cinco días en la muestra de orina.
El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses estima que un 33% de las agresiones sexuales son de este tipo , una de cada tres. En su último estudio realizado, en 2020, ese dato fue de uno de cada cuatro casos: en 685 de las 2.054 agresiones evaluadas se analizó si hubo sumisión química. El resultado dio positivo en el 76% de los casos: 520.