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Bieito Rubido pide a los gobiernos «defender la democracia de las noticias falsas»

El director de ABC participa en un curso sobre la mentira y la desinformación en las redes sociales

El director de ABC, Bieito Rubido ABC

ABC

La mentira y la desinformación son «letales», un «arma de destrucción» de la democracia, y los medios de comunicación empiezan a ser conscientes de esta realidad a la que empiezan a tratar de hacerle frente .

La conjunción de la sobreinformación y la mentira campando a sus anchas por las redes sociales ha sido un asunto que se ha analizado hoy en dos cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid celebrados: «Filosofía, tecnología y medios de comunicación. La información política en la era de la comunicación global » y «Lo prohibido y permitido en la cultura y la comunicación».

En ellos, directivos de medios de comunicación, políticos y periodistas han alertado de que la sombra de la mentira es alargada y va a tener, o ya tiene, un impacto negativo en el sistema democrático y los derechos de los ciudadanos. En ese contexto, el periodismo debe «resurgir y revalorizarse».

Al director de ABC , Bieito Rubido , le preocupa que la abundancia de información de mala calidad genere «ambientes de opinión pública muy negativos» y haga desaparecer «el pensamiento elaborado y complejo»: «La gente se vuelve más sectaria y radical», ha subrayado.

Rubido, que ha reconocido que los periodistas tienen «una cuota de responsabilidad importante» en lo que ha pasado y han de «corregir una serie de prácticas», ha abogado por que los gobiernos legislen «para defender la democracia de los abusos de noticias falsas» y por «trocear a las grandes tecnológicas que ocupan posiciones de dominio».

«No se penaliza la mentira»

«Vivimos en un país en el que no se penaliza la mentira, ni en la política ni en el periodismo», ha lamentado la presidenta del PSOE, Cristina Narbona , quien considera que la mentira es «un arma de destrucción de la democracia».

En esa línea, el periodista Carmelo Encinas ha afirmado que la mentira es «una grave amenaza para la convivencia a la que no se le da demasiada importancia»: « Inundar de mentiras el imaginario público puede tener consecuencias brutales. (...) Con la capacidad de difusión de las redes sociales, la mentira puede resultar letal», ha advertido.

El rigor, la honestidad y la autonomía económica de los medios de comunicación son, a juicio de Narbona, el camino para abordar esa un mundo cada vez más complejo. Sin embargo, es responsabilidad tanto de políticos como de informadores contribuir a «rebajar la tensión social, hacer un esfuerzo por que la verdad se conozca y promover el respeto entre quienes tienen opiniones diferentes".

Tanto la directora de «Público», Ana Pardo de Vera , como la analista política Lucía Méndez han sido muy críticas con las dinámicas del periodismo en los tiempos de las redes sociales .

«El periodismo tiene un problema de credibilidad porque se han desarrollado dinámicas que van como misiles al corazón del periodismo, y ahí entran las redes sociales y la inmediatez. Muchos sectores consideran a las redes sociales fuentes de información y son una contaminación permanente . Llega un momento en el que el grano no se distingue de la paja», ha destacado la responsable de Público.

«Intereses espurios»

«Las redes sociales condicionan la política y a los medios de comunicación, condicionan y dirigen casi todo nuestro mundo», ha coincidido Méndez, que ha criticado la «saturación» del activismo que se disfraza de periodismo y «sobre todo» que haya informadores que puedan falsear datos, faltar a la verdad o manipular los hechos.

Para Pardo de Vera «el peor enemigo de los periodistas es el periodismo ejercido con intereses espurios», por eso echa en falta «mecanismos de control» de los periodistas.

El secretario general del PSOE en el Congreso de los Diputados, Rafael Simancas , ha hecho hincapié en que una información con problemas de libertad, veracidad y calidad «genera dificultades» a la democracia, incluso puede subyacer a la «degradación democrática que sufrimos».

A pesar del escenario adverso, el director de El Mundo, Francisco Rosell, está convencido de que la profesión periodística está cambiando de era para entrar en el tiempo de la fiabilidad y la credibilidad: «Nuestra tarea es la revalorización del periodismo, que después de momentos delicados puede resurgir»

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