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Arranca el juicio a la madre que asesinó a ocho recién nacidos

Los ocho parricidios salieron a la luz tras el descubrimiento de los cuerpos en su antigua vivienda por parte del nuevo inquilino

Los cuerpos fueron encontrados en una casa en la región de Baviera DW

ROSALÍA SÁNCHEZ

La acusada, Andrea G., ha admitido en su primera declaración ante el tribunal haber asesinado a varios de sus hijos recién nacidos, aunque asegura no recordar cuántos exactamente.

La primera sesión del juicio por ocho parricidios , celebrado en la Audiencia de Coburg, en el sur de Alemania, ha comenzado con la lectura de la acusación, en la que, según la fiscalía, la pareja se fue deshaciendo de los hijos que nacían de su relación, porque "no quería verse limitada por más hijos".

En una declaración leída por su abogado, la mujer de 45 años de edad ha reconocido que, después de cada parto, envolvía la cabeza del bebé en una toalla y “seguía apretando hasta dejar de sentir señales de vida”. También ha relatado que tanto su madre como su pareja habían recomendado que se sometiese a una esterilización, pero que ella se había negado. En 2003, cuando quedó de nuevo embarazada, el hombre la instó a abortar por lo que, a partir de entonces, ocultó sus embarazos y se mostró sorprendida con la llegada de cada uno de los partos.

El fiscal considera cómplice al padre de los niños, de 55 años, que bien habría colaborado activamente en los asesinatos o no los habría impedido. El hombre ha preferido guardar silencio ante la acusación y espera solamente a escuchar la sentencia a finales de este mes.

Además de los tres hijos vivos en común, cada miembro de la pareja tenía dos hijos más de anteriores relaciones. Ya se habían separado y habían abandonado la casa cuando, en noviembre de 2015, un nuevo inquilino descubrió el cadáver de uno de los bebés oculto en la vivienda situada en la localidad de Wallenfels, un pueblo de menos de 3.000 habitantes, situado en la región bávara de Alta Franconia. Se disponía a realizar unos trabajos de renovación en una sauna que era utilizada como trastero y donde tuvo lugar el macabro hallazgo.

La madre, que se había mudado hacía solo unos meses, fue detenida junto a su nueva pareja en una pensión de un pueblo cercano. Un exhaustivo registro permitió encontrar en total ocho cuerpos escondidos, todos ellos de bebés en edad de lactancia y que aparecían dentro de varias cajas, envueltos en toallas y forrados con bolsas de plástico de supermercado. Los restos se encontraban muy deteriorados debido al paso del tiempo y en varios de los cuerpos ni siquiera fue posible diferenciar el sexo del niño.

Se trataba de una pareja bien integrada en la pequeña localidad y que ha permanecido casada durante 18 años. Andrea G. trabajaba como quiosquera y, durante los veranos, en la piscina municipal. Siempre según los vecinos, se mostraba amorosa con los niños y varios clientes del quiosco han declarado que frecuentemente la habían visto embarazada y que en varias ocasiones había comentado abiertamente que había sufrido un aborto , “pero que no le daba demasiada importancia recordando que tenía otros hijos vivos y con eso se conformaba”.

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