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Aranjuez, el punto negro donde la suciedad de Madrid tiñe el cristalino Tajo

El río Jarama es el principal receptor de aguas residuales de la región de Madrid y la mayor parte de su caudal, en torno al 90%, según la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss, tiene su origen en las estaciones depuradoras

«A algunos políticos se les debería caer la cara de vergüenza por el estado del río Tajo»

La confluecia entre el río Tajo y el Jarama a su paso por Aranjuez da muestra del estado del río ARBA

Lorena Gamarra

Llegando a Aranjuez, en Madrid, unas aguas azules recorren el estrecho cauce del río Tajo hasta mezclarse con otras mucho más turbias en un ancho canal, el del Jarama. La imagen del contraste de estos dos importantes ríos en su confluencia no es nueva, al contrario, lleva denunciándose años, pero ha vuelto a aflorar recientemente en las redes y también su indignación por la información que da la foto: un exceso de contaminación de las aguas del río que sigue sin controlarse.

El río Jarama es el principal receptor de aguas residuales de la región de Madrid y la mayor parte de su caudal, en torno al 90%, según la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss, tiene su origen en las estaciones depuradoras del que vierten en su curso y en sus principales afluentes. Así, las aguas de más de 5 millones de personas acaban en el río Tajo cuando el Jarama desemboca en Aranjuez.

Estas aguas, según los investigadores, transportan una concentración de nitratos cinco veces superior a la del Tajo, pero también de fosfatos, cuya cantidad es siete veces superior, y de amonio, por encima de 100 veces más.

A esto, además, hay que añadirle el trasvase al Segura, que hace que el caudal del Tajo sea ínfimo y no consiga autodepurarse correctamente. De este problema tiene constancia la Confederación Hidrográfica del Tajo, que advierte de que este río es uno de los que tiene mayores problemas para alcanzar los objetivos medioambientales por la cantidad de vertidos que soporta.

«La notable regulación de caudales unida a la enorme presión producida por los vertidos de aguas residuales urbanas e industriales, provoca que el volumen de vertido residual sea superior a los caudales circulantes, lo que impide que se den procesos de autodepuración en el cauce, y por consiguiente que se cumplan las normas de calidad», reza el esquema provisional de Temas Importantes del ciclo de planificación correspondiente a 2015-2021, que reconoce que «aunque los vertidos cumplen con la normativa de tratamiento de aguas residuales urbanas (Directiva 91/271/CEE), el nivel de calidad no es suficiente para alcanzar los objetivos medioambientales».

Si bien hasta el momento las autoridades competentes en la materia han realizado inversiones en la mejora del tratamiento en depuración de las aguas residuales, éstas no han sido suficientes para paliar el problema que, aunque se hace más perceptible en el Jarama por su color intenso, tiene su origen antes de llegar a él, ya que los distintos efluentes que reciben aguas mal depuradas contribuyen a la suma total que llega al Jarama y, por ende, al Tajo después. Es por ello que la Cátedra del Tajo, creada por la Fundación Soliss y e investigadores de la UCLM, hacen un requerimiento para toda la cuenca.

«Para que el río Tajo pueda alcanzar el buen estado debe extenderse a todas las depuradoras de la cuenca. Tanto si el vertido se produce antes como si se produce después del río Jarama, cualquier efluente al Tajo o que acabe desembocando en el Tajo contribuye a incrementar su grado de contaminación. Aunque las aguas del Jarama sean las principales responsables, no son las únicas», explican.

Las previsiones del Plan Hidrológico del Tajo prevén una leve mejora no muy sustancial. Los caudales mínimos quedan pospuestos hasta 2027 y se fijarán en 7,2 m³/s, una cifra insuficiente para las organizaciones medioambientales, teniendo en cuenta que ahora están en 6 m³/s por el trasvase.

Como explicó en ABC Nuria Hernández-Mora , investigadora y socia fundadora de la Fundación Nueva Cultura del Agua, este caudal es prácticamente un «estanque permanente» porque no existe dinámica fluvial y «sin dinámica fluvial los ecosistemas que depende de ellos, las especies, no pueden mantenerse».

«Si tienes un caudal mínimo de agua limpia y el 80% de lo que te está circulando aguas abajo de la entrada del Jarama son aguas residuales de Madrid, pues evidentemente lo que tienes en Toledo es una cloaca a cielo abierto: espumas, tonos marrones, esos olores...». La activista denunció que en ningún otro país de la Unión Europea, un río de la entidad del Tajo tenía un estado tan «deplorable» como este, pero es un problema que se puede revertir si hay voluntad.

Marchas por los ríos

El pasado 7 de mayo, numerosos colectivos madrileños organizaron una serie de marchas por los ríos para dar visibilidad a las condiciones en las que se encuentran y comenzaron precisamente por la junta del Tajo y Jarama en Aranjuez. «Lo que antaño fue un lugar de biodiversidad natural y riqueza agrícola, hoy es uno de los puntos por los que la Comunidad de Madrid desagua su suciedad», denuncian.

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