Alemania cierra el año desbordada por la pandemia

Se refería a la reunión que el próximo 5 de enero mantendrá la canciller Merkel con los presidentes de los Bundesländer para evaluar si es posible levantar las restricciones impuestas el pasado 16 de diciembre, un cierre comercial al que solo escapan supermercados y farmacias que, a la luz del desarrollo de muertes y contagios, ha cosechado un severo fracaso. Tampoco le pareció muy probable al ministro Sphan que los colegios reabran tras el 10 de enero más allá de las clases on line y su mensaje rozó por momentos la desesperación cuando llamó a la población a vacunarse. «Los profesionales que se dedican al cuidado de ancianos y enfermos, ¡vacúnense!», llamó, consciente de que estos datos no sirven para convencer a un preocupante sector de la población alemana, incluido personal sanitario y de residencias, que mantiene su escepticismo ante la vacuna, que por otra parte, está llegando a cuenta gotas y con retraso. A falta de una reserva suficiente de dosis, el mayor centro de vacunación de Berlín cerró sus puertas el martes, tan solo dos días después de su apertura

A primera hora de ayer y antes de hacer públicos los trágicos datos, Spahn había informado a los Bundesländer alemanes que la siguiente entrega de dosis procedentes de la factoría de Pfizer-Bionthech prevista para el 4 de enero ha sido cancelada sin reemplazo , de manera que la próxima entrega será la del 11 de enero. Ante los medios de comunicación, sin embargo, mencionó el día 8 de enero como fecha de llegada de la siguiente remesa de vacunas, lo causó confusión, extrañeza y sospechas de que la empresa está sirviendo a Estados Unidos antes que a Alemania y otros países europeos. «Hemos hecho planes y concertado citas de vacunación contando con esas dosis y ahora se viene todo abajo», se quejó, por ejemplo, el senador de Sanidad de Berlín, Dilek Kalayci, que no ocultó su decepción. Spahn señaló que, tras la aprobación del suero de Moderna, que se espera para principios de enero, se está asumiendo un «procesamiento rápido» de la solicitud de aprobación de Astra Zeneca. «Si todo esto funciona, podremos vacunar más rápido de lo esperado», confió, además de informar que en los primeros tres días de la campaña, más de 78.000 personas en Alemania recibieron la inmunización.

A la espera de la vacuna, en este mes de diciembre, Alemania ha pasado de ser un país modelo por su gestión de la pandemia a convertirse en el país europeo con peores datos en tiempo real . El director del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, que flanqueaba al ministro en la rueda de prensa de ayer junto con varios otros expertos que asesoran al gobierno, explicó que la cifra de 1.129 era engrosada por muertes producidas en los festivos navideños y comunicadas con retraso, pero admitió que ese sesgo no resta gravedad a la situación, especialmente seria en los Bundesländer que más se han resistido a las restricciones, como Sajonia, cuya tasa de incidencia es de 330 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días. Baviera, Berlín o Brandeburgo, la región que rodea la capital, tampoco logran controlar las infecciones. La prensa alemana critica al gobierno por haber «contado demasiado con Europa» para la compra y aprobación de las vacunas, un proceso que habría sido resuelto con mayor celeridad a escala nacional, al igual que la distribución de las dosis.

«No podemos convertir nuestra impaciencia en la medida de todas las cosas y arrebatarle la vacuna a los habitantes de las regiones más pobres del mundo », salió ayer al paso de las críticas el presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, partidario de la vía europea y de la responsabilidad personal que, sin embargo, parece haber pinchado en los últimos dos meses. Dado que la primera ola no golpeó a Alemania como a otros países europeos, la población se ha relajado y ha dejado de reducir contactos con la misma disciplina que hasta octubre. El haber entrado en año electoral ha tenido como consecuencia que los gobiernos regionales se hayan resistido a tomar medidas impopulares o caras en términos de empleo. El déficit democrático de las restricciones ha dado con ellas en el suelo en varios tribunales y herramientas de tecnología puntera, como la aplicación de alarma, han fracasado por el escepticismo de los alemanes, de manera que al gobierno solo le quedan como opción los cierres.

Y a esto se suma que muchos ancianos alemanes no viven en residencias, sino en sus domicilios con el apoyo de cuidadores, una situación que ha demostrado no ser lo suficientemente solvente en términos sanitarios. «Esta será posiblemente la cena de Nochevieja más tranquila que recuerde Alemania», ironizó Spahn, en referencia a que el centro de las grandes ciudades está ya tomado por la policía, cuya emisión es evitar en las próximas horas las concentraciones y los petardos y fuegos artificiales. Obvió, sin embargo, mencionar, que será también la Nochevieja más trágica. La alcaldesa de Dresde, Eva Jähnige n, ha reconocido la acumulación de ataúdes en los crematorios, que no dan abasto: «Tenemos un atasco de cientos de muertos. Porque además de la excesiva tasa de mortalidad en Dresde, recibimos cadáveres de círculos vecinos y la ciudad solo puede realizar entre 40 y 50 cremaciones al día».