El segundo grifo: la ciudad del futuro lavará con agua regenerada

La muy noble y leal villa de Madrid estuvo a punto de dejar de ser quien era por calmar con agua sucia la sed de sus vecinos. Su capitalidad se tambaleó hace 170 años por falta de agua potable. La vida no era la que se esperaba en la capital del Reino y el madrileño raso bebía un líquido negruzco contenido en cubas que los aguadores llevaban a hombros. Pero la necesidad agudizó el ingenio y se creó el Canal de Isabel II, una obra de ingeniería no menor que permitió abastecer a cinco veces la población existente en aquel momento. Entonces eran 220.000 bocas. «¡Es como un río puesto en pie!», dijeron los presentes el día de la inauguración del canal en la calle San Bernardo, donde se instaló una fuente con un surtidor a gran altura por deseo expreso de la Reina, que quiso impresionar al personal. Un chorro de agua clara del Lozoya. Hoy, Madrid consume al año unos 500 hectómetros cúbicos de agua potable y los embalses del canal almacenan en torno a 1.000. Una capacidad que, contabilizando las lluvias, permite cubrir el gasto 1,2 años. Pero este ‘stock’ podría no ser suficiente en una década. Según el INE, hasta 2033 la población española crecerá en 2,4 millones de personas, concentrándose este incremento en las dos principales ciudades del país: Madrid y Barcelona. Aunque es cierto que el consumo de agua en las ciudades supone solo el 20 por ciento del total –la agricultura se lleva el 67 por ciento–, en términos de valor económico y número de consumidores, el urbano es el segmento más relevante. ¿De dónde saldrá el agua de los grifos del futuro en un país en el que la sequía es un mal endémico? No la beberemosSegún varios estudios que analizan el ciclo urbano del agua, en las casas españolas de dentro de 20 años es probable que se instale un segundo caño, el conocido como ‘grifo morado’. No beberemos de ese agua, pero servirá para lavar la ropa o la vajilla. «Es una tendencia cada vez más generalizada, aunque el nivel de implementación es aún bastante bajo», apunta Santiago Otero, socio de estrategia de PwC. Con una infraestructura cada vez más obsoleta, el proceso de llevar el agua a domicilio se va a complicar progresivamente. «Será más caro, porque los cauces de las fuentes tradicionales son cada vez más irregulares».El Ministerio para la Transición Ecológica presentó el mes pasado un plan de inversión para el periodo 2022-2027, en el que de los 8.000 millones de euros totales, la desalinización y reutilización del agua se llevarán una partida de 730 millones. Serán las Confederaciones Hidrológicas las que tengan que ejecutar un plan, por lo pronto, poco concreto. El equipo de Teresa Ribera augura que en los seis próximos años, se produzca una reducción de recursos hídricos que rondará los 1.700 hectómetros cúbicos anuales. Un escenario que refuerza la idea de la regeneración. De media, en España el metro cúbico de agua se paga a 1,74 euros. La gota se encarece en el Levante, en algunos puntos de Andalucía y, en los últimos años, su precio ha aumentado sustancialmente en Cataluña. Pero la tarifa nacional del agua acusa una particularidad: es el país de Europa donde más dispersión y variabilidad hay en el precio y, en ocasiones, estas diferencias pueden darse entre municipios con condiciones hídricas similares. Este es el caso de Segovia, donde el metro cúbico de agua se paga a 2,35 cuando, por ejemplo, a un soriano le cuesta un euro. Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), la anomalía hídrica en la ciudad del acueducto –que ya es casualidad– se explica porque invierte más dinero en depuración y el agua se devuelve «cristalina»al Duero. Segovia es una de esas ciudades en las que la instalación del segundo grifo podría dilatarse en el tiempo más de lo esperado. Otero destaca cuatro «puntos morados» en los que el consumo doméstico de agua regenerada será más sencillo de implantar: Madrid, Barcelona, Murcia y Valencia. Estas dos últimas han hecho desde hace años un gran esfuerzo por mejorar la tecnología de la regeneración por el estrés hídrico que soportan. No es baladí que Murcia sea la ciudad con el agua más cara de España, a 3,16 euros el metro cúbico. El caso de Madrid es distinto. El Canal de Isabel II da una cobertura a la práctica totalidad de los municipios de la comunidad, una centralización de los recursos que facilitaría la llegada del grifo de agua regenerada. Otero apunta otro factor a tener en cuenta: este sistema está pensado para obras de nueva construcción, que se prevé sean más abundantes en las dos ciudades españolas más pobladas. Solo el proyecto de Madrid Nuevo Norte supondrá añadir 10.500 viviendas a la capital en las que lavar los platos con agua de segundo uso no parece a priori una idea tan descabellada. El conocido como segundo grifo o 'grifo morado', una de las tendencias del futuro hídrico - JOSÉ MARÍA BARROSOEn cualquier caso, la pelota está en los tejados municipales. Los ayuntamientos son los que, en última instancia, determinarán de dónde venga el agua que llegue a nuestros domicilios. Pero el camino será largo y con la sinuosidad pronunciada de un meandro. «Habrá que limar el marco regulatorio y el competencial. La ley aún no contempla la instalación del segundo grifo y también habrá que explicar al consumidor que va a lavar su ropa con agua que ya ha sido utilizada», explica Otero. El coste de desalinizarEl grueso del agua de las ciudades procede de los ríos y le sigue la almacenada en acuíferos. La desalinizada o regenerada es prácticamente marginal y su uso está destinado a regar campos de golf y jardines públicos, principalmente. La razón vuelve a ser económica: retirar la sal de un metro cúbico de agua cuesta casi un euro, mientras que el coste de llevar el agua desde las fuentes tradicionales a la ciudad es prácticamente nulo. Las inversiones en infraestructuras que se hagan hoy son esenciales para abastecer a ese crecimiento de la población urbana que prevé el INE. «Lo razonable no es incrementar el consumo con el aumento de la población, sino la regeneración de los recursos. Muchas operadoras ya tienen estos planes sobre la mesa». En 2005, el consumo anual en Madrid estaba en los 610 hectómetros cúbicos y en 15 años se redujo a 500. La bajada fue el resultado de una eficiente promoción del ahorro promovida por el Canal de Isabel II. Pero este experto de PwC insiste es que habría que invertir en torno a 4.900 millones de euros al año en nuevas estructuras hidráulicas (casi doblar la inversión actual) para que la transición al nuevo modelo no se les atragante a los ayuntamientos. En este sentido, también apunta a la creación de un órgano regulador del consumo urbano de agua a nivel estatal, para evitar que las diferencias en el precio sean tan flagrantes. «No tiene sentido plantear la alternativa entre agua regenerada o desabastecimiento. Desde 2008 la inversión en infraestructuras dio un frenazo en seco, pero estamos lejos de padecer en el futuro próximo un ‘Día Cero’», tranquiliza Otero. España es ‘experta en sequías’ y en marzo de 2018 firmó un acuerdo de cooperación con Sudáfrica para compartir su experiencia ante una situación de alarma por la escasez de lluvias. Un mes más tarde, los habitantes de Ciudad del Cabo estuvieron a punto de ver cómo de sus caños no salía ni una gota de agua. Las autoridades pusieron fecha al desastre e instalaron contadores en las casas amenazando con multas de 700 euros a los que se negaban a tenerlos. Pero la reducción en el consumo fue drástica y el ‘Día Cero’ nunca llegó.En la imagen, uno de las numerosas infraestructuras para llevar el agua hasta Madrid, en este caso el puente acueducto de Cabeza - CHARLES CLIFFORDLa creación del Canal de Isabel II supuso la extinción del oficio de aguador, limpió las calles de Madrid y las llenó de fuentes y parques públicos. Pero, sobre todo, trajo un descenso considerable de las epidemias y enfermedades que aquejaban a los madrileños. El proyecto estrella de la Reina fue tildado de «fantástico», como puede parecer la idea de que las lavadoras utilicen agua de segundo uso. El reto de entonces fue la limpieza de las aguas, hoy es su escasez. ¿Firmará el grifo morado la sentencia de muerte de la amenaza hídrica en las ciudades?La sala de bombas de la Presa de Manises, inaugurada en 1906 - Archivo exposición 125 aniversario Aguas de ValenciaLa Presa de Manises, pionera del siglo XIX en potabilizaciónPor Irene Medina(Manises, Valencia)Cerca de quince kilómetros separan la ciudad de Valencia de la Presa de Manises, donde se ubica la planta potabilizadora pionera en la europa del siglo XIX que aún permanece en funcionamiento. Valencia era una ciudad marcada por las epidemias mortales de cólera, tifus y otras enfermedades de origen hídrico. Para acabar con la insalubridad, los pensadores del higienismo ilustrado comenzaron a imaginar un abastecimiento de agua potable para la ciudad, que se materializó en 1850 en la Presa de Manises.«Hubo una evolución brutal en la salud de la ciudad. Conforme se fue extendiendo el suministro de agua potable, fueron desapareciendo enfermedades de origen hídrico», destaca Antonio Llopis, jefe de Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento de Valencia.Con la reina Isabel II se inició la redacción del proyecto, que tenía los ojos puestos en París, una de las ciudades más modernas de la época. «Se valoraron distintas alternativas para aprovechar el recurso del río Turia aguas arriba, en lugares donde no se había llegado a contaminar y el agua era de calidad aceptable. Por eso, se desplazó la captación a Manises», explica Llopis sobre por qué la potabilizadora no se encuentra dentro de la ciudad, sino en una localidad cercana.«Valencia está muy cerca del mar y, tradicionalmente, no llega tanta agua. Donde hay más cantidad es un poco más arriba, no en la desembocadura del río. Se consideró que era un sitio óptimo, no demasiado lejano a la ciudad, pero donde el río tenía buena salud para tener suficiente agua», subraya Elisa Valía. En sus inicios, el abastecimiento estaba basado en unos filtros para tratar el agua, que bajaba por gravedad hasta un depósito que se encontraba en la localidad de Mislata, colindante con la ciudad de Valencia. De esta forma, el 19 de noviembre de 1850 se inauguró el suministro de agua tratada a través de fuentes públicas en la capital del Turia. De hecho, algunas de ellas se han mantenido hasta la actualidad, como la de la plaza Negrito, que fue la primera fuente de agua potable.Desde aquel 19 de noviembre y hasta la actualidad, la Presa de Manises nunca se ha parado, pero sí se han llevado a cabo modificaciones, implementando las mejoras tecnológicas necesarias, hasta convertirla en una de las plantas con más automatismos del sector.

El segundo grifo: la ciudad del futuro lavará con agua regenerada

La instalación de un caño doméstico con agua regenerada será más viable en grandes ciudades como Madrid, con un sistema centralizado que surgió para evitar que la villa perdiera su capitalidad

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