La actividad del volcán está lejos de acabar a «corto y medio plazo»
Los vulcanólogos que trabajan sobre el terreno no encuentran «ninguna señal» que permita pensar en su fin
Laura Bautista y Nieves Mira
El volcán de La Palma lleva 25 días en erupción y no tiene visos de acabar, según apuntan -y temen- los expertos que trabajan sobre el terreno. La emisión de gases que permiten determinar si el agotamiento está próximo, como es el caso del ... dióxido de azufre del penacho (o nube volcánica), debería de bajar de cien toneladas diarias y actualmente se encuentra en 17.774 , una cifra que ha ido creciendo en las últimas jornadas.
Como indicó ayer la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco , el «principio del fin» de la actividad volcánica podría preverse si se cumplen tres variables . Estas tienen que tienen que ver, además de la emisión de gases antes mencionada, con la disminución de la sismicidad y con la propia deformación del edificio volcánico.
En cuanto a la sismicidad, las últimas jornadas se ha mantenido una estabilidad de los terremotos volcánicos de entre 10 y 15 kilómetros de profundidad y con epicentros más profundos, a más de 20 kilómetros, en la zona ligeramente más al sur y este de las poblaciones de Mazo y Fuencaliente.
En cuanto a la deformación , las estaciones cercanas al cono eruptivo no muestran un patrón de cambio significativo, una evolución que se ha mantenido constante en las últimas semanas. Pese a ello, el dióxido de azufre arrojado a la atmósfera, en cambio, «no apunta a un final de la erupción ni a corto ni a medio plazo», señaló Blanco.
Este dióxido de azufre que se ha medido en 17.774 toneladas es el que está a tres kilómetros de altura en la columna que emite el cono volcánico, con nivel alto, mientras que al nivel de suelo -y por tanto con afección a la salud de las personas- se mantiene en umbrales bajos, con repuntes puntuales que podrían, no obstante, obligar a realizar nuevos confinamientos.
« Nada apunta a que vaya a extinguirse el volcán en los próximos días; no hay ninguna señal que indique que el proceso esté llegando a su fin», cuenta a ABC Rubén López, vulcanólogo del IGN. Sin embargo, sí que está siguiendo un patrón «más o menos constante», pero «es complicado hablar de estabilidad cuando hablamos de una erupción», señala. La sismicidad, por su parte, se concentra en dos zonas principalmente y la deformación se encuentra «bastante estable, no está subiendo significativamente», informa. En cuanto al cráter, «registra momentos más explosivos», apunta el experto.
Nuevos confinamientos
En este sentido, el dióxido de azufre del penacho «debería bajar enormemente» para apuntar a un posible fin de la erupción, tal y como remarcó el director del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende . En este sentido, la previsión meteorológica es que a partir del viernes entre una masa de aire continental y seca que desplomará la altura de la base de la inversión térmica y la hará más acusada, por lo que las condiciones serían desfavorables desde el punto de vista de la calidad del aire.
Esta situación provocará problemas en cuanto a la dispersión de gases, por lo que el Pevolca monitorizará y vigilará esta concentración y en el caso de que fuera necesario aplicará medidas de confinamiento de la población como ya se ha hecho en dos ocasiones anteriormente.
Por otra parte, la entrada del viento del este dirigirá toda la ceniza del volcán hacia el oeste de la isla, lo que permitirá tener, al menos durante los próximos cuatro días, una buena operatividad en el aeropuerto de La Palma, dado que la ceniza irá hacia el mar, añadió Morcuende.
Con respecto a la colada que avanza hacia el noroeste y que obligó el martes a la evacuación preventiva en nuevas zonas de La Laguna, en el municipio de Los Llanos, los técnicos que vigilan la emergencia informaron de que está avanzando «muy lentamente» y ahora mismo está «perdiendo fuelle» en relación a la colada que está situada ligeramente más al sur, que se está moviendo a más velocidad -unos 50 metros por hora- y está acumulando el máximo de energía y empuje desde el centro de emisor.
Miguel Ángel Morcuende precisó que la lengua de lava que avanza hacia el noroeste no se encuentra todavía cerca de la zona evacuada y destacó que si todo continúa como hasta ahora, es posible que «aborte» y «no vuelva a caminar». «La evolución de la colada es bastante complicada de pronosticar porque depende de la orografía y de la lejanía al cono. Es decir: cuanto más lejos esté, menor temperatura albergará y se solidificará antes», añade el vulcanólogo Rubén López.
La superficie afectada por la lava hasta ayer se situó en 640,27 hectáreas, lo que supone 28 más que el día anterior , y la anchura máxima de la colada es de 1.770 metros, 250 más que al jornada anterior, debido al ensanchamiento causado por la colada que procede del noroeste. Según datos del satélite Copernicus, un total de 1.541 edificaciones o construcciones han resultado afectadas por la lava, de las cuales 1.408 han sido destruidas y 83 están en riesgo.
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