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Coronavirus

ABC acompaña al cuerpo de bomberos en el traslado de cadáveres de una residencia al Palacio del Hielo

«No cabe decir que no, es nuestro trabajo; lo que más me gusta de él es salvar vidas, pero esto alguien tiene que hacerlo; nosotros estamos siempre dispuestos», dice Ángel Sevillano, jefe del Parque de Las Rozas

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Rubén Serrano Somolinos, a punto de colocarse el traje de protección para evitar ser contagiado de coronavirus De San Bernardo
Josefina G. Stegmann

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El campo se vistió aquel día de un verde intenso; por los fuertes troncos de los árboles parecía subir, frenética, la savia y sobre ellos se alzaban decenas, cientos, miles de dientes de león, tan amarillos que cegaban la vista. El cielo azul, a veces ... gris por las cortas pero intensas tormentas, se alzaba sobre el terreno. La naturaleza se abría camino al paso del convoy. «Te juro que no he visto la primavera así en mi vida, está tan llena de vida... Y nosotros yendo a buscar a la muerte», lamentaba Rubén Serrano Somolinos , mando intermedio del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid con destino en el parque de Las Rozas. «La naturaleza sigue su curso, no entiende lo que nos pasa», le respondía Javier López , conductor del vehículo, en el que viajaba ABC, y que formaba parte del tren de salida para una operación encargada solo a este parque de bomberos y que, pese a que jamás pensaron que asumirían ellos, aceptaron sin dudar por su vocación de servicio: el traslado de cadáveres desde las residencias de mayores donde se ha cebado el coronavirus hasta las morgues. «No cabe decir que no, es nuestro trabajo; lo que más me gusta de él es salvar vidas, pero esto alguien tiene que hacerlo; nosotros estamos siempre dispuestos», asegura Ángel Sevillano , jefe del parque. De hecho, cuando se convocó a todos los miembros de la jefatura del Cuerpo de Bomberos a una reunión urgente por una situación «casi bélica» para una labor que iba a ser, en principio, voluntaria, se presentaron casi todos. «Conoces la situación que atraviesa el país y tienes que hacer algo, piden voluntarios y no me cabe otra cosa en la cabeza que ayudar», contó este bombero con 39 años de carrera, que confiesa no haber vivido nunca una situación similar. Algo en lo que coincidía Iñaki Jiménez , que relataba a ABC en el parque de bomberos, con la sudadera y los pantalones de trabajo, llenos de manchas blancas por la lejía, como todos los que hacen traslados: «Para vivir algo así, tienes que irte a los momentos de guerra que vivieron nuestros abuelos; la gran diferencia de lo que he hecho hasta ahora con esto es la magnitud», confesó.

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