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39 parejas españolas piden acogerse a la ley portuguesa de vientres de alquiler

El Consejo Nacional de Procreación Médicamente Asistida confirma a ABC el ‘efecto llamada’ de la normativa lusa, ya que no existe una legislación similar a este lado de la frontera

PUEBLA

FRANCISCO CHACÓN

na mujer portuguesa de 50 años, que ya es abuela, alumbrará a su futuro nieto. Acogerá el embrión gestado por su hija porque carece de útero. Es el primer caso de gestación subrogada con el que Portugal estrena su ley de «vientres de alquiler», una norma que permite gestación subrogada. El próximo podría ser español porque ya hay 39 parejas de nuestro país que han solicitado en el país vecino someterse a tratamiento para ser padres, según ha confirmado a ABC el Consejo Nacional de Procreación Médicamente Asistida (CNPMA).

El Gobierno luso quería evitar a toda costa que la gestación subrogada se convirtiese en un negocio. Por eso, solo se permiten «vientres de alquiler» altruistas: las madres gestantes no pueden cobrar por llevar el embarazo a cabo, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, India o Ucrania, por ejemplo. Lo que quizá no se pensó es el «efecto llamada» de la ley portuguesa de maternidad subrogada es una realidad: 39 parejas españolas han solicitado de manera oficial acogerse a la normativa, según ha confirmado a ABC el Consejo Nacional de Procreación Médicamente Asistida (CNPMA).

La ausencia de una legislación similar en España y la cercanía de Portugal, con unos costes mucho más bajos que acudir a otro país, ha disparado las expectativas de unos ciudadanos que cada vez demandan más este tipo de servicios.

Desde el 1 de agosto

La normativa portuguesa entró en vigor el pasado 1 de agosto, con la decisiva supervisión del CPNMA, un organismo público integrado dentro de la estructura de la Asamblea de la República. En esta institución ya han recibido 99 peticiones, 58 de ellas proceden del mismo Portugal y 41 de otros países, lo que se traduce en una abrumadora mayoría de solicitudes españolas: el 98%, gracias a los 39 aspirantes, que recurrieron a los formularios disponibles en la web del citado Consejo Nacional.

La recepción no ha hecho más que dispararse desde que la ley está vigente, como también han precisado a este periódico fuentes del organismo que regula los tratamientos. Tanto es así que únicamente se habían registrado ocho aspirantes de fuera de Portugal en el año y dos meses transcurridos desde el 1 de mayo de 2016 hasta el 31 de julio de este 2017, es decir, cuando aún no se había aprobado la normativa pero ya se atisbaba que se materializaría. Sin embargo, hasta 33 se apuntaron desde la puesta en marcha de los mecanismos legales… y eso que las restricciones vienen incorporadas de raíz.

Por ejemplo, pueden acogerse ciudadanos de otros países, siempre que se acrediten todos los requerimientos, entre los cuales destacan: el hecho de disponer de un domicilio en Portugal o, como mínimo, garantizar que todo el proceso se va a realizar en ese territorio, aunque la vivienda habitual se ubique en dominio español.

Parejas, pero no de hombres

Tampoco se admiten peticiones realizadas por mujeres solas, porque solo se ha diseñado este plan para las parejas cuyo componente femenino acredite dificultades médicas a la hora de la gestación. Están excluidas las parejas homosexuales, no las de lesbianas.

El Consejo Nacional de Procreación Médicamente Asistida autoriza, caso por caso. El Colegio de Médicos de Portugal también informa cada proceso. Su dictamen no resulta vinculante, pero se considera clave para la aprobación definitiva, que tendrá que ser autorizada por el Consejo Nacional de Procreación Médicamente Asistida.

La polémica no ha dejado de crecer alrededor, debido a la elección de la a primera madre de alquiler portuguesa: Isabel, de 50 años, una abuela que traerá al mundo al bebé de su hija . Ella perdió el útero por complicaciones de una endometriosis, así que cumple totalmente los requisitos exigidos por la normativa.

Un acto de amor

«Tiemblo de emoción. Esto que voy a hacer es un acto de amor. Quiero dar a mi hija la oportunidad de tener hijos. Si yo puedo, ¿por qué no he de brindarle esa ocasión?», ha manifestado la propia Isabel, visiblemente emocionada. La ley solo se aplicará en situaciones «absolutamente excepcionales y con requisitos estrictos», advierte la legislación. Además, queda claro que recurrir a un vientre de alquiler «solo será posible de manera gratuita y en los casos en que la ausencia de útero y una lesión o enfermedad de este órgano impidan de forma absoluta el embarazo de una mujer».

Queda completamente descartada la posibilidad de que ser madre de alquiler se convierta en un negocio en el país vecino. Todo lo contrario: se apela solo a los motivos humanos para facilitar el alumbramiento.

La Asociación Portuguesa de Fertilidad tiene sobre la mesa varias propuestas en este sentido, como la de Ángela Monteiro, una mujer que ya se ha ofrecido como «vientre de alquiler» para ayudar a otras personas.

tiene sobre la mesa varias propuestas en este sentido, como la de Ángela Monteiro, quien aclaró en la radio lisboeta que se ofrece como «barriga de alquiler» por razones meramente altruistas: para ayudar a otras personas a ser tan felices como ella con sus tres hijos.

Si se demuestra que media una compensación económica, entonces la afectada se arriesgará a quedar excluida, según especifica el documento oficial de manera rotunda.

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