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El Papa defiende a Junípero Serra como defensor de la dignidad de los indígenas

El Papa pronuncia su homilía en español y elogia las virtudes del fraile mallorquín que durante su labor evangelizadora busco defender la dignidad de la comunidad nativa

El Papa defiende a Junípero Serra como defensor de la dignidad de los indígenas afp

juan vicente boo

El jesuita que quería ser misionero pero no le dejaron por la falta de medio pulmón, ha canonizado en Washington al franciscano mallorquín Junípero Serra (1713-1784), evangelizador y civilizador de California, un héroe americano, cuya estatua figura desde 1931 en la Rotonda del Capitolio .

En su homilía, pronunciada en español, el Papa Francisco le presentó como «uno de esos testigos de Jesús, que supo testimoniar en estas tierras la alegría del Evangelio». Fue un hombre que «supo dejar su tierra y sus costumbres. Se animó a abrir caminos, supo salir al encuentro de tantos, aprendiendo a respetar sus costumbres y peculiaridades».

Los caminos de Junípero, las misiones que fundó, se han convertido en algunas de las ciudades más emblemáticas de California como San Juan de Capistrano, San Francisco o Los Ángeles .

Serra contagiaba la chispa de «la vida de Dios en los rostros de los que iba encontrando, haciéndolos sus hermanos». Respondiendo a las protestas oportunistas de algunos líderes indígenas de California, el Papa ha reafirmado que « Junípero busco defender la dignidad de la comunidad nativa , protegiéndola de cuantos la habían abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos».

Toda conquista es una invasión militar, y en América no faltaron abusos, mitigados muchas veces precisamente por los misioneros, como no faltó una gigantesca tarea civilizadora y evangelizadora , financiada por la Corona española.

La conquista del Oeste

En la realidad, los colonos españoles y franceses trataban muy bien a los nativos comparados con lo que hacían en otros lugares los ingleses y después los Estados Unidos: expulsar continuamente a los indios y convertir un genocidio en una épica de «la conquista del Oeste».

El golpe de gracia a las misiones californianas emprendidas por los jesuitas hasta su expulsión y continuadas después por los franciscanos fue la «fiebre del oro» de 1849: el avance de los «Forty niners», convertida también en otra épica por la misma cultura anglosajona que creó tópicos difamatorios sobre la colonización española .

El punto central de la homilía

Pero el punto central de la homilía no era Junípero Serra sino la persona que impulsaba sus caminatas de miles de kilómetros y que se reflejaba cada vez más en su vida.

Francisco ha ido al punto de origen, hace dos mil años, recordando que «Jesús no da una lista de quienes son dignos o no de recibir su mensaje, su presencia». Jesús envió sus apóstoles «a todos» incluso a quien lleva «una vida que se presenta derrotada, sucia, destruida».

Les envió «a anunciar el Evangelio sin miedo, sin prejuicios, sin superioridad, sin purismos a todo aquel que haya perdido la alegría de vivir».

Según Francisco, «el Pueblo santo de Dios no le teme al error; le teme al encierro, a la cristalización en elites, al aferrarse a las propias seguridades ». Por eso Junípero caminaba con valor por los confines del Nuevo Mundo.

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