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¿Por qué las personas que se han divorciado no pueden comulgar?

Para poder recibir el sacramento de la Eucaristía los católicos deben vivir una vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio

¿Por qué las personas que se han divorciado no pueden comulgar? efe

ángeles conde

Las personas divorciadas y que se han vuelto a casar no pueden participar del sacramento de la Eucaristía por hallarse en una situación irregular y, por tanto, no están en las condiciones que se requieren para acceder a la sagrada Comunión. Es decir, lo que se llama «estado de gracia», que es el que alcanza un católico que se ha confesado , se arrepiente de sus pecados y tiene propósito de enmienda.

Las personas divorciadas vueltas a casar, –sin decreto de nulidad de por medio–, se hallan en una nueva unión que la Iglesia no puede reconocer como válida si era válido en anterior matrimonio.

Se encontrarían, por tanto, en una situación de pecado. Sólo podrían comulgar tras confesarse. Pero para poder confesarse y recibir el perdón de los pecados deben estar dispuestos a llevar «una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio ». Es decir, que la nueva pareja viva «en plena continencia» y «evitando el escándalo». No obstante, los hijos de la nueva unión pueden acceder a todos los sacramentos.

Las personas casadas y divorciadas civilmente también siempre y cuando observen las mismas normas que cualquier otro católico antes de acudir al sacramento de la Eucaristía. Para la Iglesia, el divorcio civil no es un problema para recibir la Comunión.

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