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Un viaje a ciegas por el circuito del Jarama

Sesenta personas con discapacidad visual conducen un coche en una actividad organizada por la ONCE, SEAT y RACE

Un viaje a ciegas por el circuito del Jarama ONCE

maolis castro

La primera sensación es el miedo . Conducir un coche prescindiendo de la vista es tentar a la suerte. Solo queda aferrarse a la capacidad auditiva, al sentido común y a las instrucciones de un experto en monitoreo para no perder el control ... del volante. Tras el arranque del automóvil –algo despacio al principio– se comienza a recobrar con lentitud la seguridad en una misma: los músculos del cuerpo se relajan y prácticamente de forma automática, como si se pudiera ver la pista, continúa un viaje a ciegas por el circuito del Jarama, al norte de Madrid.

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