Las soluciones para evitar el suicidio demográfico de España

Para muchos expertos, que descienda la natalidad a los niveles que ha alcanzado en los últimos años no es que sea grave, es que es el mayor problema que una nación puede afrontar . Ya no porque si muere más gente de la que nace caminamos hacia la extinción como sociedad, sino porque tiene consecuencias socioeconómicas muy importantes.

Según advierten desde organizaciones como la Fundación por la Regeneración Demográfica, no se está haciendo prácticamente nada para evitar el suicidio demográfico hacia el que caminamos. En una sociedad en la que no nacen niños nos encontraríamos con problemas de cada vez más difícil solución. Al margen de que en el futuro tendríamos una fuerza laboral más envejecida (y la innovación siempre va vinculada a la juventud), menos gente implica menos consumo y menos inversión, desvalorización de propiedades por el aumento de casas vacías y aumento de los impuestos porque en una sociedad con mayoría de ancianos (según las previsiones en 2064 la franja de población más numerosa será en España la de los octogenarios) a los políticos no les quedará más remedio que desviar mucha renta a las pensiones y el cuidado de los ancianos, lo que inevitablemente obligará a una subida constante de los impuestos.

La demografía es lenta pero inexorable. Y por tanto no se puede demorar la toma de decisiones. En un reciente debate organizado por la Fundación Valores y Sociedad, presidida por el exministro y ex eurodiputado del PP Jaime mayor-Oreja, a la que acudieron Alejandro Marrón, director general de la Fundación Renacimiento Demográfico; y los expresidentes de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, que es además demógrafo, y Alberto Ruiz-Gallardón, se apuntaron algunas posibles soluciones. Pero como apuntó Leguina, «el problema es que la economía durante las crisis actúa como la dinamita y la demografía como una termita. Por eso, los políticos siempre se preocupan de evitar el estallido de la economía y después se olvidan de combatir la carcoma de una sociedad que envejece»

La inmigración, según Ruiz-Gallardón, «puede ser una solución pero solo sobre la base de la integración»; lo contrario «es resignarse a una ocupación del espacio» mientras el país es atractivo. Cuando deja de serlo, los flujos se invierten y se vuelve al punto de partida. Por lo tanto «debe hacerse aceptando que vienen los mejores y canalizando su voluntad constructiva

Para Alejandro Marrón la primera medida que habría que tomar hoy mismo es «concienciar a la gente de la importancia de los hijos para la sociedad». Según el director general de Regeneración Demográfica el Estado debe explicar a sus ciudadanos que nos encaminamos hacia un suicidio demográfico. Actualmente, la media de edad de la población española es de 43 años, pero en 2060 el 21% de la población tendrá más de 80 años. «Hay que volver a recuperar el valor de la familia y explicar que nuestra civilización exige sacrificios como es tener hijos», dice Marrón.

Los expertos aseguran que es necesario potenciar en los medios el mensaje de que formar una familia es bueno para el país y para quienes deciden tener hijos. Ahora mismo nacen, en números absolutos las mismas personas que en el siglo XVIII. Si descontáramos la aportación de los inmigrantes, tendríamos el mismo número de nacimientos que en el siglo XVI

Otra de las medidas que habría que tomar es la de compensar a través de los impuestos a quienes tiene hijos. No debería cobrar la misma pensión quien no a tenido hijos que quien ha tenido cuatro. Habría que reducir las cotizaciones de las madres trabajadoras y deflactar el IRPF.

Acortar el ciclo educativo para que se acceda antes al mercado laboral es otra de las medidas que habría que acometer. Todos los estudios confirman que las mujeres españolas tienen menos hijos de los que desean, y una de las causas es que se tarda demasiado en acceder a una estabilidad laboral, y cuando esta llega muchas veces es demasiado tarde para tener más de un hijo.