El Papa llama a los líderes musulmanes a condenar el terrorismo

“Sentí la necesidad de rezar por Turquía, por la paz, por el muftí y por mí, porque lo necesito”, reveló el Papa a los periodistas, añadiendo “he dicho: Señor, ¡acabemos con estas guerras! Fue un momento de plegaria sincera”.

El Papa seguía profundamente impresionado por su visita a la mezquita: “He visto aquella maravilla, y el muftí que lo explicaba con tanta modestia…”, incluidas “las referencias del Corán a Santa María” en los hermosos mosaicos situados justo encima del mihrab orientado a La Meca ante el que rezaron el Santo Padre y el muftí.

Respecto a los comentarios del presidente Erdogan sobre el aumento de la “islamofobia” en Occidente, Francisco afirmó que ante las atrocidades es lógico pensar: “!Si esto es el Islam, yo me enfado! Y muchos musulmanes se sienten ofendidos: ‘Nosotros no somos eso. El Corán es un libro profético de paz. Eso no es islamismo’”.

Francisco añadió que “no se puede decir que todos los islámicos son terroristas, como tampoco todos los cristianos son fundamentalistas, aunque los tenemos”.

Una forma moderada es la de los cristianos a los que no les gusta el acercamiento amistoso del Papa a los musulmanes y a los ortodoxos. El Santo Padre insistió en que “tenemos que ser respetuosos con ellos. No cansarnos de explicarles las cosas, sin insultar y sin hablar mal. No se puede decir ‘es un conservador…’. No, es un hijo de Dios. Yo lo respeto, no lo despellejo”.

En cuanto a la ‘cristianofobia’, Francisco advirtió que ‘no quiero utilizar palabras un poco edulcoradas. ¡A los cristianos nos están expulsando del Medio Oriente! En Irak, en la llanura de Mosul, han tenido que dejarlo todo… Otras veces lo hacen con guante blanco”, con trabas administrativas que equivalen a la expulsión.

En todo caso, el Papa está convencido de la necesidad de continuar el diálogo interreligioso, quizá incorporando una sugerencia que le hizo el presidente del Diyanet, la oficina gubernamental que controla la religión en Turquía: en lugar de diálogo de líderes religiosos tiene que ser “diálogo de personas religiosas que pertenecen a confesiones distintas”.

En cuanto al objetivo de la unidad con los ortodoxos, “el camino es el marcado por san Juan Pablo II: ‘ayudadme a encontrar un punto de acuerdo cobre el primado sobre la base del primer milenio’”. Un obstáculo a ese proceso es la autorreferencialidad de las dos partes, y advirtió que “cuando una Iglesia se mira demasiado a sí misma se convierte en una ONG teológica”.

El Papa se esfuerza por favorecer el contacto personal, incluso con los más reacios como el Patriarca de Moscú: “A Kiril le he hecho saber: ‘Voy a donde tú quieras. Tú me llamas y yo voy’. Pero está el problema de la guerra (en Ucrania), y el encuentro con el Papa ha pasado a segundo plano”.

En todo caso, el restablecimiento de la unidad no depende de las personas: “Lo que siento más profundo sobre esto que dije en la homilía del sábado sobre el Espíritu Santo: Él es la sorpresa, Él nos hará ver, Él es creativo”. La unidad se logrará.