El Papa denunciará en Turquía la violencia religiosa islámica

Al margen de los discursos, el momento más intenso de su viaje será la visita a la Mezquita Azul de Estambul, donde Benedicto XVI sorprendió en 2006 a musulmanes y católicos rezando en silencio codo a codo junto al gran muftí.

También el Papa Francisco se descalzará para entrar en ese lugar de culto, pero en un ambiente mucho más amistoso que el de 2006, cuando Benedicto XVI había tenido que emplearse a fondo para superar la irritación provocada meses antes por su referencia ofensiva a Mahoma en un discurso académico en Regensburg.

Las atrocidades televisadas del Estado Islámico han creado un clima de vergüenza y ha provocado condenas de autoridades islámicas en varios países. Turquía, en cambio, mantiene una postura ambigua.

Nada más aterrizar en Ankara, el Papa viajará 45 kilómetros hasta el enorme mausoleo de Mustafá Kemal «Ataturk» («Padre de los turcos») para cumplir con las exigencias protocolarias a todo jefe de Estado visitante. Aunque el gobierno turco no le permitirá utilizar un vehículo pequeño -como hace en Roma y en todos sus viajes-, al menos respetará su exigencia de que no sea blindado.

En ese vehículo se dirigirá al faraónico « Palacio Blanco » con mil habitaciones e incluso una Oficina Oval que acaba de estrenar el presidente Recep Tayyip Erdogan. Su primer huésped, en cambio, vive en un hotel del Vaticano compartiendo cada día capilla y comedor con personal de la secretaría de Estado y visitantes de todo tipo: obispos, sacerdotes y laicos.

En su discurso a las autoridades, el Papa abordará la compleja situación de Turquía, poco solidaria en hacer frente a los fanáticos del Califato que han asesinado a millares de civiles musulmanes, yasidíes y cristianos en los territorios contiguos de Siria e Irak.

El Papa ha proclamado con fuerza el derecho y el deber de parar al injusto agresor y a los grupos terroristas, siempre que la acción militar esté legitimada por la Comunidad Internacional para no caer en un «terrorismo de estado» que mata a culpables e inocentes imponiendo, de hecho, la ley del más fuerte.

El segundo discurso del Papa tendrá lugar en el Departamento de Asuntos Religiosos (Diyanet) ante su presidente Mehmet Gormez –poco moderado en algunas frases sobre el cristianismo- y los funcionarios del organismo estatal que controla la actividad de los muftíes y los imanes, hasta el punto de enviarles la predicación semanal.

Pero el verdadero destino en el corazón del Papa es Estambul, donde el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, que le quiere como a un hermano, acudirá a recibirle al aeropuerto.

El Papa se dirigirá en primer lugar a la Mezquita Azul, ya visitada por Benedicto XVI, y sólo después a la cercana basílica de Santa Sofía, convertida en museo por Ataturk en 1935 después de haber sido mezquita durante medio milenio desde la conquista otomana de Constantinopla en 1453.

A partir de ese momento, el Santo Padre dedicará su tiempo a los católicos, con una misa en la catedral el sábado por la tarde, pero sobre todo a los ortodoxos. Al atardecer del sábado acudirá a la Iglesia Patriarcal para rezar con Bartolomé I. El domingo, fiesta de San Andrés, patrono de la Iglesia Ortodoxa, volverá a esa iglesia para asistir a la divina liturgia y firmar después una declaración ecuménica conjunta.

Sus últimos minutos en Estambul serán para 50 jóvenes estudiantes que participan en actividades de los salesianos. Les hablará de confiar en el futuro en una tierra donde nada es fácil.